Quito. 10 sep 97. Angel Felicísimo Rojas ganó el premio
Eugenio Espejo. Anteriormente, dicha distinción le fue
concedida a los escritores: Benjamín Carrión, Demetrio
Aguilera Malta, Jorge Carrera Andrade, Raúl Andrade, Alejandro
Carrión, Alfredo Pareja Diezcanseco, Jorge Enrique Adoum,
Pedro Jorge Vera y Adalberto Ortiz.

La última vez que lo entrevistamos fue en 1993, bastante
tiempo ha corrido desde entonces bajo el puente.

Angel F. Rojas (Loja 1909) quien militara activamente en el
partido socialista, actualmente se define como un socialista
contemplativo, es un hombre que tiene fe en el futuro mestizo
del país.

En esta tarde, Rojas ha evocado a los intelectuales más
representativos de Loja, y también a los del Grupo de
Guayaquil.

Es autor de Un idilio bobo (cuentos, 1946); Banca (novela,
1940); El éxodo de Yangana (novela, 1949) y La novela
ecuatoriana (ensayo, 1948). Se desempeña como editorialista de
Diario El Comercio y Diario EL UNIVERSO.

En la actualidad, lucha contra el tiempo escribiendo dos
novelas y en los próximos días presentará su libro de cuentos
El busto de doña Inés.

De abuelas y autores

Nos cuenta de dónde proviene su oficio de escritor.

"Mi abuela y de mi bisabuela que eran buenas contadoras de
cuentos. Era una época en la que no había otros medios de
difusión, en las tardes y en las noches no se podía soñar
siquiera en que iba a existir ni radio ni televisión, entonces
pues los cuentos que las abuelas contaban eran el deleite de
los niños, de allí puede haber surgido mi deseo de contar, de
narrar".

Recuerda también sus primeras lecturas, esas que marcan para
toda la vida.

"Las influencias que ya tuve cuando era lector, y he sido un
lector empedernido, se alimentó con los libros que encontraba
en casa, entre los cuales merece recordarse Las mil y una
noches, en una edición popular de un solo volumen, luego el
Robinson suizo, luego María de Jorge Isaacs, Cumandá de Juan
León Mera, son algunos de los libros que yo devoraba, hasta
que llegué a tener también en mis manos las obras de este gran
narrador de historias y de novelas que fue Alejandro Dumas".

Luego recuerda autores europeos, norteamericanos y
latinoamericanos, una larga lista dada su sana adicción a la
lectura.

Socialismo con libertad

La tarde moribunda tiñe con luz dorada los estantes, repletos
de libros, de su estudio de abogado. En el 1993, conversábamos
sobre su militancia joven en el partido socialista, y usted me
decía que no estaba retirado, sino que era un socialista
contemplativo, ¿entonces ahora qué? "Sigo teniendo el mismo
credo, me parece que el socialismo es la manera más civilizada
de interpretar la realidad de un país. El socialismo aplicado
es la manera más moral y eficiente de gobernar de manera que
esos pensamientos, esa convicción no ha variado en mí, sino
que me he reafirmado, pero me he reafirmado en otra creencia,
la de que el socialismo debe tener forzosamente el ingrediente
de la libertad. Esa fórmula creo que es la que compondría un
país idealmente gobernado por el sistema socialista, en el
cual no se sacrifique la libertad", se reafirma.

Grupo de Guayaquil

Los gritos, los ruidos, las risas y los lamentos de Guayaquil,
invaden su estudio, pese a estar en el noveno piso. Angel F.
Rojas, nostálgico, recuerda:

"Vine a vivir en Guayaquil en el año 1935, cuando conocí esta
ciudad tuve por Guayaquil un amor a primera vista", declara.

¿En esa época usted debió conocer a los del Grupo de
Guayaquil?, preguntamos.

"Sí, ellos tuvieron la amabilidad de recibirme, con mucha
generosidad sin ningún egoísmo, me incorporaron puede decirse
a su grupo, por manera pues que reconocieron la labor que
veníamos haciendo en Loja. Yo inclusive comencé a trabajar
profesionalmente aquí, recién graduado como vine en la oficina
de Pepe de la Cuadra, él tenía una oficina particular de
abogado, con él trabajamos algunos años", recuerda.

¿Era verdad que la mayoría de los clientes era gente del
campo?

"Una parte, tenía amistades, dueños de haciendas en
Samborondón, como él era de la provincia de Los Ríos, él tenía
algunos amigos del campo, de manera que efectivamente su
conocimiento del hombre del campo, su conocimiento del
montubio era un conocimiento de primera mano".

¿Y de los otros miembros del grupo, qué nos puede decir?

"Bueno, Alfredo Pareja siempre presidió la literatura de temas
citadinos, los que eran más bien inspirados en temas tipo
campesino eran Demetrio Aguilera Malta, Enrique Gil y Joaquín
Gallegos, de los cuales, Demetrio se inclinaba por el cholo de
la Costa, mientras que Enrique y Joaquín Gallegos, tenían de
preferencia al montubio. Demetrio creó una figura excepcional
que es Don Goyo. Los que hacen crítica literaria hoy, dicen
que esta obra es precursora de la tendencia que después diera
resultado de lo real maravilloso, o sea del realismo mágico'.

¿Usted seguramente conoció la famosa buhardilla de Joaquín
Gallegos Lara?

"Sí, fui algunas veces, no frecuenté mucho a Joaquín, porque
él era comunista y comunista fanático, yo era socialista".

¿Entonces con Joaquín Gallegos tal vez no se...? (interrumpe
nuestro titubeo y dice) ¿No nos entendíamos bien porque él era
fanático comunista, y yo desde mi punto de vista socialista
estaba en desacuerdo con sus convicciones, entonces no siempre
nuestras discusiones terminaban en forma cordial, y como yo
quería conservar la amistad con él y no resentirme, no lo
frecuentaba mucho por esta razón. De estimarlo en alto grado,
de admirarlo sí. No podíamos ser amigos cordiales porque él
era un comunista fanático y por lo tanto nos atacaba los que
éramos socialistas, diciendo que éramos revolucionarios
amarillos".

¿Con Pablo Palacio sí era amigo entonces?

"Palacio era socialista", define.

¿Palacio murió aquí en Guayaquil?

"Palacio murió loco, padeció una paranoia que fue sumiéndolo
gradualmente, pasó unos cuantos años en una clínica
siquiátrica", recuerda apenado.

El premio Eugenio Espejo

Modestamente no ha comentado tratar en demasía lo del premio
Eugenio Espejo, pero ha dicho: "Yo creo que ha sido para mí un
honor, principalmente porque me permite estar codeándome con
figuras tan ilustres como las de Benjamín Carrión, Alfredo
Pareja Diezcanseco, Demetrio Aguilera Malta, Jorge Enrique
Adoum, Pedro Jorge Vera, y otros autores que tienen un gran
valor intrínseco, de manera que el hecho de considerarme par
de ellos es para mí un gran honor".

La tarde cae, el diálogo termina. Angel F. Rojas se pone su
sombrero y se dispone a partir.

Tributo al mestizaje

Su obra más conocida es El éxodo de Yangana ¿Por qué dice que
es un tributo al mestizaje?

"Porque los personajes que figuran ahí son entrañablemente
ecuatorianos, evidentemente lojanos, del tipo mestizo lojano,
de modo que por esa razón considero que, tanto la problemática
que encierra el libro, como los personajes y sus peripecias
son profundamente lojanos, profundamente ecuatorianos, en
realidad es una especie de homenaje que hago al hombre".

¿Usted estaba escribiendo dos novelas Agricultores de
escritorio y Una tipa llamada Marcela?

"Eso ha quedado todavía a un lado porque lo que hice fue
preparar un libro de cuentos que se llama El busto de doña
Leonor que va a salir en este mes. Porque yo tengo también que
escribir cuatro artículos semanales, dos para EL UNIVERSO y
dos para El Comercio, y tengo que vivir de mi profesión de
abogado, de manera que no me queda mucho tiempo para avanzar
en todos los proyectos. Ojalá, pues tengo 88 años, uno o dos
años más que viva me permitan terminar esas obras que están
inconclusas", comenta. (Texto tomado del Diario El Universo)
EXPLORED
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