Quito (Ecuador). 05 sep 96. Cinco de la mañana. Las madres de familia
ya están en pie para comprar la leche y el pan. Sobre la acera, medio
somnolienta, una de ellas espera la llegada de la camioneta de la leche.
No espera mucho: un pito estridente y el grito del ayudante que viaja en
el balde del vehículo le anuncian la llegada de una de las 60 o
70 camionetas que recorren diariamente el centro-sur de la
capital, vendiendo leche sin el menor cuidado y, lo que es peor,
sin permisos sanitarios.

Más de 140 mil litros de leche sin pasteurizar se comercializan
a diario en la capital, según estimaciones de empresas de
pasteurización de Quito. Esta leche proviene de ganaderías
cercanas a la ciudad, que venden más barato el producto del
ordeño de madrugada a los "lecheros" que viajan en camioneta, y
que nunca se olvidan de agregar agua de dudosa procedencia a la
leche.

Hoy, los lecheros improvisados están circulando, sobre todo, en
las calles del centro y sur de Quito; en el norte, en cambio, ha
disminuido su presencia.

¡Cuidado!

Los quiteños compran la leche que se vende en camioneta por
costumbre: porque es más barato (entre 100 y 200 sucres menos)
o simplemente porque los "lecheros" pasan por enfrente de su casa
y, por lo tanto, resulta más cómodo.

El problema es que esta leche puede provenir de animales
enfermos, que pueden transmitir sus enfermedades a los humanos.

Incluso, la leche que proviene de vacas sanas puede ser
perjudicial, pues pudo haber sido recogida en malas condiciones
higiénicas -como generalmente sucede- y, como consecuencia,
transmitir otro tipo de males.

En efecto, enfermedades graves como la tuberculosis, la
brucelosis y la leucosis pueden adquirirse consumiendo leche en
estado natural. Los habitantes que compran este producto -vendido
en pésimas condiciones, en recipientes poco higiénicos- no
suelen, sin embargo, quejarse, a pesar del grave peligro que
representa para su salud.

¿Y el control?

A pesar de lo peligroso que resulta la leche fantasma, no es
fácil controlar esta actividad clandestina, pues, entre otras
cosas, no se sabe dónde están exactamente las camionetas
distribuidoras de leche, que se han convertido en una costumbre
que pocos quiteños ven con malos ojos.

Según Oscar Gómez, jefe de control sanitario de la Dirección
Municipal de Higiene, por lo pronto, la Dirección no tiene
logística suficiente para desplazarse a todos los sectores de la
ciudad, y controlar esta actividad clandestina.

"Sin embargo -dice Gómez-, hemos organizado operativos sorpresas
en el norte y centro de Quito, para frenar el expendio de leche
cruda".

UNA ALTERNATIVA MAS SANA

Hace pocos meses, los quiteños empezaron a ver en las calles de
la ciudad pequeños tanqueros plateados que venden leche en las
aceras. Se trata de los tanqueros de "Bonaleche", que recorren
la urbe vendiendo leche pasteurizada.

Sí, para combatir la venta de leche cruda, la empresa Lactodan,
apoyada por la Dirección Municipal de Higiene, promueve el
proyecto "Bonaleche", que, con un sistema parecido al que están
acostumbrados muchos quiteños, distribuyen un producto saludable.

Según Bayardo Dávila, gerente de Lactodan, los tanqueros de
"Bonaleche" -provistos de altoparlantes- recorren principalmente
los barrios del norte y centro de Quito. Se trata de 13 tanqueros
térmicos, de acero inoxidable, que mantienen la leche con una
temperatura determinada, y que tienen un dispositivo automático
que entrega la cantidad justa que se compra.

"Por lo menos 17 barrios del sur de Quito han pedido a Lactodan
que el sistema de leche en tanqueros se extienda a su sector",
dice Dávila, y explica que "Bonaleche" se vende a 1.300 sucres
(100 sucres menos que la leche que se vende en funda) en las
calles de Quito, de 7h00 a 18h00.

El gerente de Lactodan cuenta que los tanqueros de leche son
minuciosamente lavados. Dice, también, que la leche proviene de
ganaderías de Cotopaxi, Tungurahua y Pichincha, que envían a
pasteurizar su producción en la planta de Lactodan, en Latacunga.

La Dirección de Higiene Municipal respalda a "Bonaleche" y, según
explican sus funcionarios, realiza periódicos controles de
calidad en muestras de este producto.

ENFERMEDADES

- Si usted consume la leche que se vende en camionetas fantasmas,
que generalmente está sin pasteurizar y contaminada con varios
tipos de bacterias, esté atento a las síntomas de las
enfermedades más comunes que produce este producto.

- Tenga especial cuidado con las fiebres. La fiebre generalizada
puede ser un claro síntoma de brucelosis, una enfermedad que
provoca aborto en el ganado bovino, y que en los humanos se
manifiesta en fiebres y lesiones en distintas partes del cuerpo.

El hígado y el bazo pueden resultar dañados por esta enfermedad.

- Otro mal, que también se manifiesta con fiebres, es la
tuberculosis. Un tipo de virus de tuberculosis bovina puede
transmitirse por medio de la leche sin hervir. Los síntomas de
esta enfermedad son tos, pérdida de peso y espectoración con
sangre.

- Otro estrago de la leche sin hervir: la contaminación provocada
por la insalubridad en que se mantiene la leche y las formas
precarias en las que se la vende, puede ocasionar
gastroenteritis. Los síntomas: diarrea y vómito. (Diario HOY) (5B)
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