Quito. 19 sep 96. Un "salchipapas" callejero tuvo la culpa.
No importa que fuera una anciana, ni que los médicos opinaran
que, a los 96 años, cualquier complicación la iba a matar. A
María Cangoluisa la mató -y sus familiares no terminan de
resignarse- un alimento mal preparado que consumió la noche
del lunes en una venta callejera del sector de Guamaní, al sur
de Quito.
Doña María llegó a la sala de emergencias del Hospital Eugenio
Espejo la madrugada del martes 17, en estado de coma, dos o
tres horas después de haber ingerido el alimento. Presentaba
todos los síntomas de una intoxicación aguda: "tenía los ojos
hundidos, distrés respiratorio, diarrea incontenible", refiere
Freddy Ponce, médico tratante del hospital. La anciana tenía,
además, un cuadro de hipertensión y arterioesclerosis. Cuando
sus familiares la ingresaron en el hospital, en realidad, ya
era muy tarde. La absorción del propio vómito (los médicos
suponen que una mala posición de la mujer en su cama o la
alteración de su estado de conciencia ocasionaron que se
desviara por la traquea y llegara a los pulmones) desencadenó
una neumonía. El resto fue cuestión de horas: los médicos
intentaron reanimarla, la hidrataron, administraron
antiespasmódicos. Lo único que no pudieron hacer -y que según
Ponce, hubiera salvado la vida de la anciana- fue ingresarla a
la sala de cuidados intensivos para colocarle un ventilador
mecánico. "Esa parte del hospital estaba a full y se intentó
trasladarla al Hospital Enrique Garcés". Los trámites se
dilataron por cerca de siete horas, mientras la mujer era
atendida en uno de los pisos del hospital y los familiares
esperaban noticias. El Enrique Garcés no pudo recibirla. La
anciana no tuvo su ventilador mecánico y murió. Esa tarde, la
familia regresó a casa con un miembro menos: la abuela.
SUERO ORAL
- El caso de María Cangoluisa es solo uno de tantos. El
Hospital Eugenio Espejo recibe, aproximadamente, 100 casos de
intoxicación por alimentos en mal estado, cada mes. Los
médicos están acostumbrados.
- "Los pacientes llegan a las pocas horas de haber comido, con
diarreas terribles y completamente deshidratados. Aquí se les
hidrata con suero (cuando hay, porque, según Ponce, es muy
común que sea el mismo paciente o sus familiares los que
tengan que salir a la madrugada en busca de farmacias) y se
les reanima con líquidos, evitando que caigan en shock".
- La mayor "demanda" se produce los fines de semana. "Los
viernes de noche la sala se llena con esos casos". Sábados y
domingos, casi no hay lugar en las camillas.
- Los días ordinarios, hay entre tres y cuatro pacientes en
diferentes horas, especialmente después de almorzar...
CUANTO CUESTA EL ANTOJITO?
Los niños y los extranjeros son las víctimas más frecuentes de
la intoxicación por alimentos. Los ojos hundidos y las caras
contraídas de rubios y pelirrojos -a ellos les ataca lo que
los doctores conocen como "la diarrea del visitante", a los
dos o tres días de estar en el Ecuador- son comunes.
Los síntomas son fáciles de detectar aún antes de llegar al
hospital y especialmente en los niños. Además de lo obvio
(dolores estomacales y diarreas), hay otras pistas: el "llanto
sin lágrimas" o el "signo del pliegue" (si al estirar la piel
de la mano de un niño, ésta no vuelve a su lugar), la falta de
orina, la presión baja o la defecación con sangre.
Son las carnes y enlatados "pasados" o mantenidas a la
intemperie y en ambientes cálidos, durante dos o tres días y
los alimentos expuestos al polvo y las bacterias o los mal
cocidos.
Pero, sobre todo, la carne que ya llega enferma o que, durante
su faenación, ha sido expuesta a condiciones antihigiénicas y
trae, entre sus pliegues, la triquina, el cisticerco, la
brucelosis, la salmonela o el echericahe coli.
NUNCA MAS POLLO FRITO
Una bacteria fue la causa. Hace ocho días, casi un centenar de
empleados de la empresa Empesec, ubicada en el km 12 de la vía
a Daule, luego de servirse un apetitoso menú, compuesto por
ensaladas y pollo frito, debieron ser hospitalizados, debido a
un fuerte cuadro de intoxicación.
Los trabajadores ingirieron alimentos en estado de
descomposición, fue el resultado del análisis respectivo.
Domingo negro
Fue el domingo 8 de septiembre. Los empleados del primer turno
almorzaron como de costumbre. Sin embargo, horas más tarde
sintieron, como primeros síntomas, diarreas continuas y
fuertes dolores estomacales. De inmediato hubo la necesidad de
trasladarlos a varias clínicas particulares, para salvarles
la vida.
Los familiares vivieron momentos de angustia hasta altas de la
noche, incluso hasta el amanecer lunes.
Emergencia
Una vez ingresados, en las casas de salud a los afectados se
les suministraron sueros, antibióticos e hidrataciones. De
esta manera, poco a poco mejoraron sus condiciones. Luego
fueron dados de alta y retornaron a sus labores.
Las muestras de los alimentos fueron sometidas a análisis y
así se confirmó que los alimentos estuvieron contaminados con
una bacteria que originó la intoxicación masiva. (DIARIO HOY)
(1-B)
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Publicado el 19/Septiembre/1996 | 00:00