Quito. 06 feb 97. El desfinanciamiento, que el
año anterior ascendió a 80 mil millones de sucres,
no es el único problema que frena la excelencia.
Varios organismos son corresponsables.

La educación superior aún no logra despegar.
Obstáculos de orden financiero, político,
burocrático y, sobre todo, la falta de apoyo del
Ejecutivo, impiden que el proyecto "Misión de la
universidad ecuatoriana para el siglo XXI" rinda
los resultados esperados.

En efecto, la aplicación del plan marcha a paso
lento. Así lo perciben quienes participaron en
la elaboración. El estudio fue realizado por el
Consejo Nacional de Universidades y Escuelas
Politécnicas (Conuep) entre junio de 1992 y
julio de 1994; y contó con el apoyo del
Ministerio de Educación, a través del proyecto
MEC-BIRF-EB/Prodec.

Para su ejecución, en la que participó una
comisión especial de rectores y académicos de
alto nivel, el Banco Mundial aprobó un monto
de 400 mil dólares.

El estudio se compone de una serie de 10
volúmenes que contiene los diagnósticos y las
propuestas para lograr el mejoramiento y
planificación del sistema educativo a nivel
nacional.

"La consulta era el primer paso para el cambio
cualitativo de las universidades", señala
Susana Araujo de Solís, ex directora de la
unidad técnica MEC-BIRF-EB/Prodec.

El plan que propuso el Conuep a las 21
universidades y escuelas politécnicas oficiales
y 10 particulares, a la comunidad académica, al
Gobierno y otras instancias estatales, y a la
sociedad, tenía dos objetivos: el
fortalecimiento de la educación superior y el
soporte del desarrollo nacional.

Ese fortalecimiento tiene que ver con: la
redefinición de las relaciones de la universidad
con la sociedad y el Estado; el mejoramiento
cualitativo de la educación, que permita lograr
eficiencia y equidad; el estímulo a la
investigación científica y tecnológica; la
consolidación del rol universitario en la
cultura.

Hay otros aspectos como el impulso de los
vínculos entre la universidad y el sector
externo, particularmente los sectores
productivos; la correspondencia con las
demandas de servicios y la producción para el
desarrollo nacional; el incremento y la
diversificación del financiamiento y el mejor
aprovechamiento de los recursos que destina la
sociedad a la educación superior; y la
incorporación de nuevas modalidades de gestión
académica y administrativa.

Araujo de Solís indica que algunas de las
universidades han emprendido cambios en su
estructura académica o han iniciado
procesos de planeamiento. Pero falta mucho
por hacer.

"El camino está trazado y las reformas de la
educación superior y de la básica tienen todo
a su favor: los estudios, las estrategias y,
sobre todo, la concertación. Pero el Gobierno
lo ha empantanado todo". El presidente del
Conuep, Medardo Mora, no piensa igual. Para
él, el proyecto ha registrado avances. Pero no
dice cuáles.

Sin embargo, en la Universidad Central, la
más grande del país, hay un ambiente de
pesimismo por los pocos logros en materia de
educación superior.

Hay ejemplos: desde la culminación del
proyecto hasta la fecha el Gobierno, el
Congreso, el Conuep y las instituciones de
educación superior, no se han reunido para
discutir la reforma legal que regule el
sistema de educación superior. El país se
rige por una Ley -ya caduca- de Universidades
y Escuelas Politécnicas que data de 1982.

Tampoco se han tomado en cuenta otras
acciones como: realizar, por parte del
Conuep, en vinculación con el Conade y con
el apoyo del Inec, un censo de docentes,
estudiantes y trabajadores de las
universidades, a fin de iniciar el Sistema
Nacional de Información Universitaria.
Junto con ello, el Ministerio de Educación
debía realizar un proceso similar en los
institutos postsecundarios que están bajo
su jurisdicción.

Otro de los puntos muertos fue el de
constituir una Comisión Nacional de
Vinculación entre los sectores productivos,
las universidades y escuelas politécnicas
y las instituciones estatales, hasta ahora
nada se concreta.

El país está a la cola

"La formación profesional debe adecuarse a
las demandas del mercado laboral, pero
también a los desarrollos científicos y
tecnológicos". Esta es una de las
propuestas del Conuep para mejorar la
calidad de la educación. También señala
que los procesos de reforma académica
deberían tener como propósito modificar la
actitud de docentes y estudiantes, a fin de
orientar al alumno a que aprenda a resolver
problemas.

No obstante, la aplicación del proyecto
tiene tropiezos aunque las autoridades del
Conuep digan lo contrario. Susana Araujo, que
también asesoró a Bolivia y Nicaragua en la
reforma curricular, cuenta que este momento
el Ecuador ocupa el último lugar en América
Latina. "Tenemos una reforma excelente,
aunque le faltan algunos aspectos. Pero no
existe de parte del Gobierno la decisión
política para apoyarla".

Reconoce que el Conuep se ha demorado en
aplicar, por ejemplo, el sistema de
evaluación y acreditación. Mediante este
mecanismo las universidades establecerían
una práctica permanente de rendición de
cuentas a la sociedad.

Iván Moreno, director de Planeamiento del
Conuep, piensa lo contrario. Para él, el
estudio está en plena ejecución. "Como
resultado se decidió la creación del sistema
nacional de planeamiento, que es un paso al
sistema de evaluación y acreditación
universitaria". (FUENTE EL COMERCIO)
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