Quito. 14.12.94. Son las siete de la mañana. La pequeña antesala
de Emergencias del Hospital Eugenio Espejo está casi llena. Un
joven -casi niño- como todos los días, empieza su jornada. Armado
solo con una escoba y sin más protección que su viejo delantal
celeste, se enfrenta a la basura.

Pero ésta no es una basura cualquiera, no.

Los tarros que empuja y levanta, los montones de desechos que
manipula con la escoba o con sus manos desnudas, los desperdicios
que cotidianamente recoge del suelo o presiona hacia el fondo del
tarro de metal, son una verdadera amenaza mortal. Gasas
ensangrentadas, bisturís, sueros y jeringuillas; agujas, frascos,
prendas sucias y algodones, se mezclan con los desechos de la
cocina, de los baños, de los patios y de las habitaciones del
hospital. Para él no es nada nuevo eso de verlas de cerca,
moverlas, empujarlas con la escoba o recogerlas en un solo montón
hasta que las retire el recolector municipal.

A las nueve, llega el vehículo. Un hombre se baja para -igual de
desprotegido- ayudar al muchacho a descargar los tarros. En pocos
minutos, los desechos del centro hospitalario son tragados por la
boca del enorme camión.

Al otro lado, en el patio, dos container llenos esperan al
vehículo anaranjado, número 39. Más basura de la cocina, los
patios y los baños. Más jeringuillas y objetos peligrosos, más
gasas y apósitos usados... más desechos infectados y peligrosos.
Fundas negras (como las que se usa para la basura doméstica) con
órganos extraídos en intervenciones quirúrgicas y, desde hace
poco, desinfectados químicamente; muestras de laboratorio y a
veces -"como una excepción", según personal del hospital- uno que
otro miembro amputado (podría ser un dedo) que no ha sido
retirado por los familiares del paciente, son recogidos por la
enorme pala que descarga los containers en el fondo del
recolector.

En unos minutos el vehículo ha terminado su labor y se aleja
transportando su carga mortal. El joven de la limpieza también ha
terminado con lo suyo y con la misma indumentaria, continúa su
diario trajín en el interior del centro de salud...

Placentas que acaban en la cancha de voley

A pocos metros -justo al frente- en la Maternidad Isidro Ayora,
sucede algo similar. La basura y los desperdicios inofensivos se
amontonan con todo lo demás y permanecen en el patio, rodeados de
moscas y animales domésticos.

Una rápida mirada sobre los containers (que, por supuesto, no
tienen tapas) permite concluir que tampoco aquí existe
separación, ni cuidado alguno con los restos infecciosos. La
impresión es confirmada por las palabras de varias personas que
prestan sus servicios al interior del centro hospitalario y que
-con la mayor naturalidad- se refieren a lo que sucede. "Siempre
ha sido así -dice una enfermera que prefiere permanecer en el
anonimato- nunca ha habido otro tipo de tratamiento, aunque había
un proyecto para manejar mejor las cosas", señala.

Lo cierto es que ahora, el "manejo" consiste en tirar todo a la
basura, para que se lo lleve el camión. Todo... excepto las
placentas y ocasionalmente órganos como úteros y ovarios que van
a parar en el sifón de la cancha de voley, hasta que haya que
llamar a la Empresa de Aseo, porque "el sifón empieza a
taponarse", según reconoce otro de los empleados.

Puertas adentro

En el Eugenio Espejo existe un incinerador. Su función sería -en
teoría- la de eliminar, dentro del propio centro hospitalario,
todo aquello que pueda ser un foco de infección. El problema es
que el horno nunca funcionó y se lo adquirió -según un viejo
testigo de todos los días- por un "compromiso entre gobiernos".

La sofisticada máquina se encuentra en el mismo lugar que los
tanques de agua del hospital. Allí literalmente descansa, pues a
decir de este trabajador, "ni siquiera sancocha" los desechos,
menos aún los incinera.

Dentro del hospital, las versiones sobre el tema son diversas,
pero nadie sabe nada concreto sobre tratamiento de los desechos.
Todos los consultados "creen" que se hace algo...

Los que trabajan directamente con los desechos (el personal de
limpieza) cuentan que entre la basura pueden encontrarse hasta
piernas, aunque las enfermeras y el personal de quirófano
aseguran que ahora existe un tratamiento especial para órganos
extraídos y miembros amputados. "Los primeros se desinfectan y
solo ahí se los bota -dicen-, y los segundos son entregados para
que los familiares los entierren".

En la maternidad no existen incineradores. Alguna vez se pensó en
adquirirlos o en compartir -en caso de que funcionara- el que hay
en el Eugenio Espejo. Ninguna de las dos opciones fue posible.
Las únicas que quedaron fueron las de vender las placentas a un
laboratorio francés (hasta que, según las enfermeras, empezaron a
ser rechazadas y se recurrió a lo del sifón) y botar el resto a
la basura.

"Todo a un solo tacho"

De todos modos, en la práctica, esto es lo más fácil. Y hasta
cierto punto lo más razonable, si se tiene en cuenta que
cualquier esfuerzo de separación o clasificación de los desechos
se convierte en una pérdida de tiempo si, cuando llega el
recolector de la Empresa de Aseo, todo va a parar a un solo
tacho.

Y en ese tacho se mezclan estos desechos con los desperdicios de
hoteles, universidades y otros hospitales, por los que también
pasa el recolector.

Los minadores de Zámbiza lo saben. Y sin embargo, cuando llega el
39 se lanzan a escarvar entre sus desperdicios, como cuando llega
cualquier otro recolector. Lo hacen porque, entre la montaña de
restos ensangrentados, pus, objetos cortopunzantes, gasas,
toallas, papeles higiénicos, cáscaras, fundas con restos humanos,
botellas, sueros y demás, se encuentran casi siempre cosas de
"valor". Cosas como esa especie de "pirex" de plástico en los que
los médicos de algunas clínicas depositan cuidadosamente los
líquidos infectados que salen de las operaciones...

"FALTA DE PRESUPUESTO"

- ¿Hay un tratamiento especial para los desechos hospitalarios en
el Eugenio Espejo?

- Por supuesto. Actualmente tenemos un grupo que está trabajando
aquí y en otros hospitales para diseñar la mecánica de manejo de
los desechos sólidos con incineración. Lo único que se hace,
desde hace unos cuatro meses, es clasificar los desechos en
contaminantes (los que proceden con infecciones, por ejemplo) y
patológicos (resultados de amputaciones, necropsias o autopsias).
Pero después de haber sido separados, van a los containers y ahí
ya se mezcla absolutamente todo, dice el doctor Ernesto Mantilla,
director de este centro hospitalario.

-Es decir, da exactamente lo mismo...

-Sí, da exactamente lo mismo. Eso sucede porque el hospital tiene
un incinerador que no está funcionando y no se pueden eliminar
los desechos contaminantes, ni patológicos de manera adecuada.

-¿Por qué tienen un incinerador que no funciona?

- Porque nunca funcionó

-¿Por qué? ¿Se lo adquirió sin que funcionara?

-No, no. Está dentro de la contratación realizada en años
anteriores para el nuevo hospital y cuando lo comenzaron a usar
no ha funcionado.

-¿Cómo no supieron esto antes de adquirirlo?

-El contrato fue hecho en 1982, con la modalidad de "llave en
mano", es decir, construcción y equipamiento. Esto demoró como
unos diez años y en el 92 entraron a funcionar esas áreas de
servicios generales; recién ahí se empezaron a probar las cosas.
El incinerador funciona, pero no cumple su finalidad.

-¿Cuánto cuesta la reparación del incinerador?

-Unos seis millones

-No es algo imposible de financiar

-No, no, es mucho. En el hospital por la recaudación que antes
generaban los servicios se podía estar financiando esto. Pero los
presupuestos del hospital siempre están en déficit.

- Entonces ¿si es un problema de presupuesto?

- Claro, porque se necesita tener un personal especial para el
manejo de desechos, una supervisión técnica para que clasifique,
verifique y maneje, vestuario especial y por último que los
desechos sean conducidos a donde deban conducirse y desparezcan
en el hospital. En es punto si estamos trabajando.

-¿Qué están haciendo?

-Hemos dispuesto a una persona para que está trabajando con la
OMS y el Ministerio de Salud en un plan piloto para el manejo de
desechos, desde donde se generan hasta donde se eliminan.

-¿En que estado está este proyecto?

-Ya está en estudio. Pero en este momento no estamos aún
ejecutando.

-¿Cuándo empezarán a ejecutarlo?

-Cuando el plan entre a funcionar, que será en este próximo año.

-¿Cuánto va a costar este proyecto? ¿Cómo lo van a financiar?

No sabría decirle con precisión porque aún no está aprobado el
plan.

"UN PROBLEMA DE DESCUIDO"

-¿Qué tipo de tratamiento que se da a los desechos en este centro
hospitalario?- preguntamos al director de la Maternidad Isidro
Ayora, Marcelo Dávalos.

-Ninguno.... se recoge toda la basura, viene un carro del
Municipio y se lleva los desechos.

-¿Por qué?

- Aquí no tenemos lo que sería lo lógico, es decir, hornos
crematorios, de tal manera que todo va a un recolector común. En
lo único en lo que tenemos un cierto grado de tratamiento es en
lo que respecta a las placentas.

-Según el personal de la maternidad las placentas ni siquiera son
refrigeradas porque el refrigerador no funciona...

- Sí. En este tiempo estamos pasando una crisis de espacio
físico. Como consecuencia de una inundación hemos perdido 110
camas de hospitalización. Pero no todo el tiempo sucede eso,
incluso con la estrechez algunas placentas se han estado
guardando.

-Las otras se botan en un sifón

-Tenemos un sifón en donde se han botado las placentas que no
sirven. Sin embargo ha sido una preocupación mía tratar de
solucionar este problema porque siendo sustancias grandes llegan
a taponar y hemos tenido problemas de rejurgitación de estas
aguas.

-Esto sucede desde hace doce años

-Sí, si eso ha sido así desde hace mucho tiempo...

-¿Cuáles son las consecuencias de este tipo de soluciones?

Primero taponamientos. Segundo, a pesar de que pueden correr las
placentas, dejan aguas contaminadas en las que puede haber
cualquier cantidad de gérmenes... En cualquier momento podemos
tener una invasión de roedores aquí.

- ¿Cómo se tratan las piezas quirúrgicas?

-Generalmente son mandadas a hacer estudios histológicos.

-¿Todas?

-Prácticamente todas las piezas quirúrgicas de ginecolgía son
mandadas a hacer estudios, son tratadas con formol y
desinfectadas. Lo que resta de las láminas también se bota, pero
ya desinfectadas e identificadas en fundas de plástico.

-Según una persona que trabaja aquí, algunas de esas piezas
también van al sifón....

-Hay la posibilidad de que sobre todo fines de semana en que se
hace alguna intervención quirúrgica y no hay laboratorio, esa
pieza se pierda o la encargada de servicio las bote ahí. Es
posible...

-¿No hay un control sobre eso?

No, no hay.

- ¿Por qué no existen los incineradores? ¿Son muy caros?

-Posiblemente. El precio debe ser muy alto, estamos averiguando.

-¿Cuánto del presupuesto se utiliza para el tema de la basura
dentro del hospital?

- Ahora nada, solamente se la saca para que se la lleven.

-¿El problema es de falta de presupuesto? ¿Es muy costoso hacer
un tratamiento racional de los desechos?

-Para serle franco, más que falta de presupuesto pienso que ha
habido un poco de descuido. No creo que sea difícil el hacer una
diferenciación de los tipos de residuos que salen de un hospital
y poner en recolectores distintos... yo me voy a preocupar de que
esto se investigue y se vea porque no se ha estado haciendo.

- ¿No es tema muy complicado para haberlo descuidado?

Desde luego que es delicado y por eso yo me he preocupado y estoy
tratando de solucionarlo. (12B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 14/Diciembre/1994

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el