Quito. 3 abr 99. Sin dinero en efectivo en el bolsillo, y con
certificados de depósitos en mano, ahorristas, empresarios y
comerciantes descubren, mientras esperan que sus cuentas se
descongelen, nuevas formas para efectuar negocios,
transacciones y pagos.

Los certificados de depósitos se han convertido en la nueva
moneda. Sus tenedores buscan canjearlos por otros bienes,
venderlos mediante las Bolsas de Valores o, simplemente,
venderlos a terceros para cubrir urgencias económicas.

Según el último acuerdo ministerial, las deudas con empresas
emisoras de tarjetas de crédito pueden ser cubiertas
parcialmente con los certificados, siempre que el
tarjetahabiente los obtenga de bancos pertenecientes al mismo
grupo financiero.

No obstante, el decreto dejó abierta una opción: que las
distintas empresas financieras, comerciales y hasta bancarias
acepten los títulos valores como forma de pago para créditos
pendientes.

Y al abrirla, permitió también que ahorristas y empresas
planteen sus propias reglas.

General Motors (GM) acepta certificados por la compra de
vehículos; su condición: que los papeles sean emitidos por los
bancos del Pichincha, Produbanco, Previsora y Diners; y,
dependiendo del tipo de certificado, la empresa cobra una
comisión de 13% en sucres y 5% en dólares.

Desde la aplicación del congelamiento, advierte Jorge
Villafuerte, gerente de ventas, el monto negociado bajo este
mecanismo asciende a 20 mil dólares y 55 millones de sucres.

Y ante una inmovilización de cuentas que, según el empresario,
ha reducido las ventas en un 70%, GM utiliza los certificados
para cancelar sus deudas con el sector financiero.

Isidro Ricaurte, gerente de Induauto, indica que la publicidad
será el paso inmediato para informar a la gente sobre este
sistema, "incluso estamos dispuestos a recibir los
certificados por el costo total del vehículo", enfatizó.

Ricaurte indicó, además, que mediante la Asociación
Ecuatoriana Automotriz "estamos creando una red de datos para
determinar con qué bancos tenemos pasivos para intercambiarnos
los certificados de depósitos". Esto, porque las obligaciones
en ciertos bancos no encajan con los CDR de otras entidades
bancarias.

El comportamiento es similar en el sector inmobiliario.
"Aunque los certificados no son, todavía, documentos
demandados -porque existe un desconocimiento de su manejo- en
el caso de departamentos y casas terminadas, el constructor
se hace cargo de las cuentas congeladas del cliente y le
entrega a cambio el bien inmueble; los empresarios aceptan,
también, como parte de pago, certificados. Pero siempre y
cuando los dos hayan operado con el mismo banco, para evitar
pérdidas en la transacción".

A poco más de 15 días del congelamiento de cuentas, la
población prefiere, según los empresarios, negociar los
certificados en el mercado secundario.
En la Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG), los certificados no
se han negociado. "No hay liquidez para comprarlos". La falta
de compradores contrasta con el considerable número de
tenedores de certificados.

En Quito, la situación tiene su matiz. En la última semana se
ha negociado un buen número de estos títulos, y continúan en
su tercera semana de charlas para informar al público sobre
las ventajas de negociarlos en el mercado bursátil.

El trueque de bienes es "otra gran opción", sostiene Enrique
Arosemena, presidente de la BVG, pero "es muy difícil fijar
coincidencias". (MFG/MEV)

Trueque

Un ex empleado del Congreso Nacional, quien recibió una
indemnización de 160 millones de sucres, decidió invertir todo
ese dinero en Fodebasa, filial del Banco Amazonas (BA). Abrió
una póliza que quedó congelada.

Un amigo suyo, que trabaja en el BA, le comentó que la entidad
financiera planeaba rematar un grupo de autos que, como
consecuencia de la subida del dólar, fueron devueltos por
quienes no podían seguir pagando las cuotas.

Acudió al banco y recibió una lista de 50 vehículos devueltos.
Se hizo cargo de una deuda de 5.800 dólares, de un cliente que
había comprado un Hyundai Accent 98.

"El Banco descontó ese monto de los 160 millones de sucres de
mi póliza y me quedó un saldo de 95 millones de sucres".

Decidió comprar, en el mismo BA otro carro: una camioneta
Toyota 1998, por la que debía pagar 120 millones de sucres.

"No lo pensé dos veces porque el mismo carro cuesta por lo
menos 150 millones en el mercado".

Pero, para completar los 120 millones de sucres le faltaban 25
millones: el mismo amigo le aconsejó que los cancelará con
certificados de inversión.

Por medio de Fodebasa compró 5 certificados de inversión, con
un descuento del 20%. Es decir que por recibir los 25 millones
en papeles solo entregó 20 millones en efectivo, y sacó una
utilidad de 5 millones de sucres.

Mercado incipiente

Alfredo Arízaga, analista económico, sostiene que existe una
razón básica para que los certificados de depósitos se
utilicen de forma incipente.

"Al comienzo las transacciones con papeles de inversión son
muy lentas y costosas; pero poco a poco se conoce el
instrumento, se lo utiliza con más frecuencia y baja el costo
que tienen que pagar sus tenedores" debido a las altas tasas
de interés que todavía subsisten.

Según el experto, el descuento (pérdida) que debe asumir quien
entrega un certificado a cambio de liquidez puede bajar en las
próximas semanas.
Arízaga ve difícil que se concrete un gran acuerdo en la banca
para recibir papeles emitidos entre sus instituciones, debido
a que la Ley los obliga a tomarlos a valor nominal.

Considera que lo más probable es que se desarrolle un canje de
papeles entre sus propietarios, es decir, que una persona que
tenga una deuda con un banco y congelado su dinero en otro,
ubique a otra para intercambiarlo.

Los directivos de la banca analizan la posibilidad de
suscribir acuerdos para recibir certificados en pago por
deudas, independientemente de la institución financiera que
los emita, con el fin de ayudar a los clientes.
No obstante, al flexibilizar el congelamiento, "habrá personas
que preferirán esperar y el número de operaciones se
mermará".

Mecanismo en las bolsas de valores

n La persona tenedora de un certificado de depósitos que
quiera conseguir liquidez inmediata puede hacerlo en las
Bolsas de Valores del país.

n Para ello, debe acercarse a una Casa de Valores, donde se le
explicará el mecanismo de negociación en el mercado bursátil.
Esta institución será la encargada de buscar un cliente
interesado en la compra del papel.

Ubicado el comprador, un operador bursátil lleva el papel a la
Bolsa de Valores para ofertarlo y negociarlo.

El valor que recibirá por la venta del certificado deberá
acordarse con la Casa de Valores, previa su negociación con un
precio de mínimo y tomando en cuenta una tasa de descuento y
de interés.

La tasa de interés está fijada ya por la institución bancaria
emisora del papel.

Concluida la transacción el cliente deberá exigir un
comprobante de liquidación de su certificado en la Bolsa de
Valores para que la Casa le entregue su cheque por el monto
acordado.

La negociación en la Bolsa obliga al pago de una comisión a la
Casa de Valores y esta debe pagar a la Bolsa. La comisión que
por la negociación se acreditará a la Bolsa, es de un sucre
por cada 10.000 sucres negociados (0,1% del valor efectivo
transado). (DIARIO HOY) (P. 3-A)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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