Esmeraldas. 02 feb 99. Son 30 hectáreas donde crecen árboles
de hasta 65 metros. Es el hábitat de los cangrejos azules y
rojos y de las conchas. Pero es básico el manejo integral.

La salinidad que producen las camaroneras amenaza a los
mangles más altos del mundo. En la reserva ecológica Majagual,
al noreste de Esmeraldas, las miradas parecen que se pierden
en el cielo porque es imposible divisar las copas de los ocho
árboles más largos del planeta.

Los nativos de La Tola, en el cantón Eloy Alfaro, se
acostumbraron a verlos. En la reserva, que está a la entrada
de la parroquia, existía el doble de ejemplares de mangle
rojo, pero la nobleza de la madera hizo que por muchos años se
utilice para hacer muebles, leña y carbón. Su cáscara también
sirve para curtir pieles.

El Majagual pasó desapercibido por muchos años. La Tola, a 122
kilómetros de Esmeraldas, era el destino de los turistas y de
los buscadores de piezas arqueológicas. Solo hace seis años,
cuando no se encontró más tesoros, la atención se volcó a los
mangles más altos y se empezó aplicar un modelo de manejo
privado.

En 1995 una misión de japoneses, con equipos especiales,
durante dos meses, midió los mangles y comprobó que el más
alto tiene 62 metros y un metro 16 centímetros de diámetro, un
gran porcentaje de árboles de la zona mide entre 40 y 50
metros, tamaño que solo se registra en el Asia.

Sin embargo, es un misterio saber qué los hizo crecer tanto.
La falta de equipos y laboratorios adecuados obligó a la
misión a recoger muestras de tres especies y del suelo para
realizar un análisis en su país, pero en Estados Unidos se
decomisó el material.

La zona con los mangles más altos tiene 30 hectáreas y es
parte de la Reserva Ecológica Cayapas-Mataje. El rojo
(rhizophora) es la especie que predomina pero también se
encuentra, en pequeñas cantidades, negro, blanco y jelí.

Las raíces externas de los rojos forman templos, por donde
tímidamente entran los rayos del sol. Muchos sitios parecen
cavernas de estalactitas pero de madera, que dan sombra a las
especies que crecen junto o en los troncos de los mangles. El
recorrido por el manglar es difícil. Las raíces se entrecruzan
cerrando el paso.

Según Carlos Hurtado, guardia del Majagual, es la defensa que
la naturaleza otorgó a este ecosistama, que alberga a una rica
fauna y flora.

Entre las raíces y el lodo fangoso, por la entrada y salida
del agua de mar, viven los cangrejos, las conchas y los peces.
Estos últimos en este lugar desovan (ponen sus huevos) y luego
salen al mar.

Durante el recorrido, basta unos minutos de silencio para ver
a los cangrejos que perezosamente salen de sus cuevas. El
"guariche", de patas largas y gruesas, por su color rojo y por
la cantidad que habita en la reserva, no pasa inadvertido.

El cangrejo azul es el más apetecido. Se encuentra en las
zonas secas y húmedas, el grosor de sus patas, la exquisitez
de su comida y su caminar lento, lo hacen presa fácil de los
nativos.Entre noviembre y diciembre del 98 se produjeron
enfrentamientos entre el guardián y un grupo de concheros y
cangrejeros, quienes aprovechan la noche para ingresar a la
zona. Por las amenazas, el guardián dejó el lugar.

La riqueza de la reserva es más valiosa que los gigantescos
árboles y la cantidad de crustáceos. También hay loros, las
guacharacas, los cumilinches, los pelícanos, los changos
mareyos y las garzas morenas, forman un coro que se escucha
desde lejos. También hay iguanas, osos hormigueros,
serpientes, tigrillos, ardillas...

El ecoturismo, la salida

Está listo un proyecto en el que la principal fuente de
ingresos es el ecoturismo. La entrada de nacionales cuesta
cinco mil sucres y de extranjeros, diez mil. El 70 por ciento
de las ganancias es para los 15 guías nativos de La Tola y el
resto se invierte en el pago del guardián.

El 1995 llegaron 500 visitantes; en 1996, 3.500. Para 1997 se
esperaban más de 5.000, pero El Niño impidió la llegada.

En plan de manejo incluye una campaña de promoción y
conservación de la reserva, de los cuidados para ingresar. Los
guías dictarán conferencias a los turista y en colegios y
escuelas.

Para Olín Ferrín es vital que el Ministerio de Medio Ambiente
elabore un proyecto de conservación, porque las camaroneras,
de no haber cambios, acabarán con uno de los remanentes de
bosques húmedos que quedan en el país. Este criterio lo
comparte el director de la delegación de esta cartera de
Estado, Fabián Hernández.

TIERRA ADENTRO...

La flora * Posee 18 especies de orquídeas y una gran variedad
de palmas de coco....

La fauna * Cangrejos (tres clases), conchas, ardillas,
guatusos, tigrillos, serpientes...

Las camaroneras * Según los datos del Clirsen, en La Tola hay
969 hectáreas de piscinas camaroneras.

Las empresas * Las más poderosas son Purocongo y El Rosario.

El nombre * Se toma de la majagua, árbol que predominaba en la
zona.

Un bosque rico en especies pero con gente pobre

Una paradoja: la camaronera Purocongo, cuyos dueños compraron
los terrenos a la familia Tambaco, donó la superficie donde
está el Majagual. Según los moradores de La Tola, es la
principal responsable de los cambios ambientales y la sequía.

Anitalina Cevallos, del Proyecto Majagual, no comparte ese
criterio y afirmó que un grupo de expertos, hace algunos años,
realizó un estudio y concluyó que si las camaroneras se ubican
a 50 metros no causan daños al manglar.

No obstante, los efectos de la salinidad son evidentes en la
reserva y en los alrededores, según Olín Ferrín, guía del
Proyecto, la gente, los agricultores se fueron porque las
plantas frutales y de otras especies empezaron a secarse.
Junto a las camaroneras se ve troncos secos y árboles con
síntomas de resequedad.

Los habitantes de La Tola hicieron de la pesca su sustento.
Sin embargo, es una tarea que, según Ferrín, no es segura
porque también las especies se alejaron.

"La pobreza es alarmante las camaroneras no generan empleo.
Sus dueños contratan gente de afuera y solo recurren a los
nativos, en su mayoría negros, para los trabajos fuertes o
para pescar". El Majagual recibe las aguas del río del mismo
nombre, que a su vez tiene como afluentes al Onzole, Santiago
y Cayapas.

El Majagual sobrevive gracias a un plan de manejo de la
Fundación Pedro Vicente Maldonado y un grupo de nativos,
quienes están conscientes de la importancia del manglar. El
Inefan tiene un plan, pero no se sabe el financiamiento.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Esmeraldas

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