Justo cuando más hacía falta una reunión de emergencia de este tipo, Estados Unidos, Canadá y México han tenido que postergar hasta nuevo aviso una propuesta para celebrar una cumbre extraordinaria entre el presidente George W. Bush y 33 líderes del hemisferio para intentar frenar el rápido deterioro económico de América Latina.
¡Qué lastima! Me cuesta recordar algún otro momento de la historia reciente de la región en que hubiera existido una mayor necesidad para una cumbre de emergencia económica con Estados Unidos en la mesa.
Todo empezó hace unas dos semanas, cuando el primer ministro canadiense, Jean Chretien, en su calidad de presidente del proceso de las Cumbres de las Américas, envió una carta confidencial a todos los líderes de todas las democracias del hemisferio proponiendo realizar una cumbre de emergencia en Ciudad de México en mayo del 2003.
Chretien argumentó que la situación de América Latina se ha deteriorado hasta tal punto, que sería peligroso esperar hasta la próxima Cumbre de las Américas, programada para el 2005 en Argentina, antes de realizar una reunión para ver la forma de paliar la crisis y darle un nuevo empujón a los planes apoyados por Estados Unidos de crear un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en el 2005.
Funcionarios de Estados Unidos y México apoyaron la iniciativa canadiense. Pero Brasil, de hecho el país líder de Sudamérica, comunicó a Canadá en días recientes que no apoyará la convocación a la cumbre, porque tendrá sus elecciones presidenciales en octubre, y todos sus principales candidatos son críticos del ALCA.
‘’Vamos a tener un nuevo gobierno en enero, y el presidente Fernando Enrique Cardoso consideró que no era apropiado comprometer al futuro presidente a una cumbre al comienzo de su mandato sin antes consultarlo con quien gane la elección’’, me confirmó el embajador de Brasil en Washington, Rubens Barbosa.
Sin Brasil, no tendría sentido hacer la cumbre, dicen funcionarios canadienses. Marc Lortie, el más alto funcionario de la Cancillería canadiense a cargo de las Américas, me dijo en una entrevista que la propuesta de su país sigue sobre la mesa.
‘’Veamos qué pasa después de las elecciones brasileñas’’, me dijo Lortie. ‘’Considerando lo que está ocurriendo en las Américas, y el hecho de que la confianza externa en la región está cayendo rápidamente, podría ser tiempo de reagruparnos, de sentarnos juntos y de volver a inyectar un nuevo ímpetu político en el proceso de construcción hemisférica’’. Aunque los funcionarios canadienses y norteamericanos dicen que entienden la posición del gobierno saliente de Brasil, está claro que no están felices con la misma.
En círculos diplomáticos existe el temor de que Cardoso haya actuado así por indicación de los candidatos. Y hay temores de que así como los discursos electorales del canciller alemán Gerhard Schroeder en contra de la campaña del presidente Bush contra Irak han enfriado las relaciones de Estados Unidos con Alemania, los apasionados discursos en contra del ALCA de los candidatos brasileños podrían envenenar las relaciones de Estados Unidos con Brasil.
Pocos discuten el derecho de Brasil de criticar las recientes medidas proteccionistas del Gobierno de Bush, especialmente los escandalosos subsidios que el presidente de Estados Unidos concedió recientemente a los granjeros y a la industria del acero de su país. Pero en medio de la acalorada campaña presidencial brasileña, lo que podrían ser críticas valederas ha degenerado en arengas de campaña que bordean en lo delirante.
Luiz Inácio ‘’Lula’’ da Silva, el candidato izquierdista que lidera las encuestas para las elecciones del 6 de octubre, está describiendo al ALCA casi a diario como un diabólico plan de Estados Unidos para lograr ‘’la anexión económica de América Latina’’. Los candidatos que le siguen en las encuestas, José Serra y Ciro Gomes, no se quedan muy atrás en sus críticas al ALCA.
Hace pocos días, la Conferencia de Obispos Católicos de Brasil anunció que su reciente referéndum ‘’contra’’ el plan de libre comercio hemisférico logró reunir casi 10 millones de firmas. Un hombre de empresas brasileño me comentó que asistió a un funeral recientemente en que el sacerdote en medio de su elegía hizo un llamado a los feligreses a votar contra el ALCA.
¿Se embarcará Brasil en un desastroso experimento populista-aislacionista? Según Barbosa, el embajador de Brasil en Estados Unidos, ""lo que estamos viendo es mera retórica para ganar votos. Las posturas de ‘Lula’ y Serra sobre el ALCA son posiciones políticas. Cuando lleguen a la Presidencia, van a tener que familiarizarse con las realidades políticas’’.
Puede ser. Pero Estados Unidos, Canadá y México deberían poner inmediata presión sobre quien gane las elecciones brasileñas para que apoye la celebración de una cumbre de emergencia regional. Sería una desgracia para todos que el futuro presidente de Brasil permitiera que posturas dogmáticas anti-libre comercio frustraran una cumbre más necesaria que nunca para reactivar la agenda de integración hemisférica.

© 2001 El Nuevo Herald Dist. por Los Angeles Times Syndicate International
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en Autor: Andrés Oppenheimer - Ciudad Quito

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