Por Carlos Calderón Chico
Quito. 23.07.95. Hace más de veinte años llegó al Ecuador. Se
metió en él. Leyó todo lo que pudo: economÃa, literatura,
arte, historia... Escribió varios libros sobre el paÃs. Y
llegó a quererlo tanto que terminó casándose con una
ecuatoriana. Hoy tiene dos bellas niñas. Claro está que no
vive aquÃ. Es oriundo de New Jersey, donde nació en 1948; se
desempeña como catedrático de la Universidad de Tennessee,
donde está radicado, y cada vez que vuelve es para traernos
estudios o libros concluidos sobre algún aspecto de nuestra
geografÃa espiritual.
Me refiero a ese "gringo bueno", como llamé alguna vez a
Michael Handelsman. Sus estudios no lo llevan a caer en
estrechos localismos. Tampoco es extremista en sus juicios
cuando ha tenido que valorar, por ejemplo, a BenjamÃn Carrión.
Y eso le ha dado un gran prestigio en el Ecuador. Handelsman,
para decirlo en palabras de MartÃ, hace del "ejercicio del
criterio" una saludable vocación americanista.
-¿Cómo nace esa vinculación con el Ecuador y por qué tantos
libros sobre nuestro paÃs?
Todo comenzó por puro azar. Vine con una beca a estudiar
periodismo en 1970, conocà a la que hoy es mi esposa, me quedé
algunos años, me puse a estudiar el Ecuador y de ello fueron
productos algunos de los libros que tú conoces. Luego en mi
paÃs hice el doctorado, y aquel latinoamericanista que era, se
convirtió en un apasionado ecuatorianista. Resultado de ello
son las innumerables becas que he solicitado para estudiar
algunos aspectos concretos de su cultura en general, y de su
literatura en particular.
- Creo que eres una especie de intelectual contestatario, pues
mientras tu paÃs nos fragmenta, nos invade, nos agrede
culturalmente, tú haces lo contrario. Contribuyes a esa unidad
continental tan soñada por aquellos precursores de "nuestra
emancipación mental"...
Tienes razón en lo que afirmas. Desgraciadamente, la historia
asà lo confirma. Mi interés por Ecuador nace precisamente de
ver que paÃses pequeños, considerados como periféricos, puedan
ser revalorados en toda su grandeza cultural, ya que de esta
manera estamos cuestionando todas aquellas actitudes
balcanizadoras muy en boga en América Latina.
¿Te sientes en la lÃnea de un Noam Chomsky, de un Norman
Mailer?
Bueno, mi trabajo es modesto...
- Michael, dejemos las modestias a un lado... ¿te consideras
un intelectual?
SÃ, en cuanto que no acepto la postura oficial de mi paÃs para
entender la historia pasada y presente de América Latina.
Contestatario en tanto que trato de ser crÃtico en mi
interpretación del fenómeno cultural latinoamericano.
- ¿Qué son para ti los Estados Unidos?
El paÃs que se ha trazado como meta fortalecer el ideal de
democracia, pero que al mismo tiempo es una sociedad
fragmentada por los intereses de los sectores derechistas del
paÃs; vemos también la ofensiva del partido republicano por
limitar los derechos sociales de los sectores medios y pobres
del paÃs; vemos igualmente el aparecimiento y consolidación de
grupos pro-facistas, que tratan de llevar al paÃs a posiciones
extremistas. El repudio a los sectores inmigrantes es otra
manifestación de xenofobia que hay que desterrar. Esto, que
pudo ser el crisol de acciones dignas de imitar, nos está
conduciendo a la pérdida de credibilidad ante el mundo.
- ¿Esto sabe a crÃtica o a una constatación?
Las dos cosas. Las dos cosas. Pues el hecho de que existan
grupos minoritarios que buscan privilegiar el "modelo de vida
americano", que quieren poner de manifiesto valores como aquel
de la superioridad racial, la raza blanca, que se lanzan
contra los negros, los homosexuales, es el sÃntoma preocupante
de que la violencia irracional puede llegar a apoderarse de
nuestro paÃs. Las repercusiones son terribles para otras
partes del mundo.
- ¿Haber publicado cerca de diez libros te ha permitido ver al
Ecuador como un "paÃs en transición", como dirÃa Leopoldo
Benites, o al Ecuador como una "nación en ciernes", como
señalan los esposos Quintero?
Como una mezcla de las dos cosas. Lo que he aprendido es que
no se puede aislar nuestros objetivos de estudio del referente
social. Los problemas de la literatura de este paÃs, y de
cualquier otro, corren paralelos a los problemas de la
historia, de su economÃa, de su idiosincracia. Tratar de
aislarlos solo conduce a una deformación de la literatura y de
los procesos sociales. En ese sentido quiero decir algo: mi
relación con Ecuador me ha dado una mayor capacidad de
reflexión para entender a los Estados Unidos.
- Tu relación con la ginocrÃtica es esnobismo, ¿como actitud o
como una necesidad profesional?
Como una necesidad, pues, según lo entiendo, es cuando las
mujeres, desde su experiencia, tratan de reformular textos que
hemos manejado siempre: valores, instrumentos, que siempre han
sido vistos desde un punto de vista masculino. La mujer no ha
tenido o no le han dejado manejar su propio discurso. Yo, como
hombre que busca una relación más amplia y humana, pienso que
es importantÃsimo escuchar lo que ya existe, con estos nuevos
aportes, todo lo cual darÃa una hermosa simbiosis, que es
buscar una forma más objetiva del desarrollo de la humanidad.
- Entonces, ¿esto nos remitirÃa a que en la crÃtica literaria
han primado ciertos rasgos machistas en la apreciación y
análisis del fenómeno literario?
De eso no hay duda. Pero cuando las mujeres reformulan ese
discurso se da esa apertura para que ellas puedan hablar, dar
las pautas para poder complementar lo que están haciendo.
Entonces, esa tendencia a trivializar el aporte femenino,
porque no se ha acoplado a las tradiciones masculinas o
sociales, ha llevado a desconocer los grandes aportes de esa
literatura escrita por mujeres. Con la búsqueda de espacios
inéditos, esa situación ha cambiado, ya que en los últimos
años ha aparecido una gran cantidad de libros, novelas,
ensayos que se constituyen en el paso definitivo de una
actitud que se consolida. Y que encuentra adeptos.
"BenjamÃn Carrión, para mÃ, cierta fascinación"
- Tus dos grandes pasiones han sido la literatura escrita por
mujeres y BenjamÃn Carrión...
Asà es. Y creo que en cuanto a lo primero, nunca creà que en
Ecuador solamente se haya escrito poesÃa femenina, más bien
creo que en la prosa está su gran aporte. Y eso he tratado de
señalarlo en mi libro "Amazonas y artistas", en la antologÃa
posterior y en múltiples estudios. En cuanto a Carrión, su
figura contradictoria, pero llena de sinceridad, patriotismo,
en el buen sentido del término, fue lo que me llevó hacia él.
Carrión tiene, para mÃ, cierta fascinación, precisamente por
ser un intelectual de transición, es decir, que viene de una
tradición aristocrática pero con una formación de matiz
liberal. El siempre estuvo buscando nuevos derroteros para
llegar a la cristalización de ciertos ideales.
- ¿Y crees haberlo logrado?
Le he dedicado tres libros: "En torno al verdadero BenjamÃn
Carrión", "Ideario de BenjamÃn Carrión", que tú tuviste la
oportunidad de ponerle unas lÃneas, y "Cartas al Ecuador", con
estudio mÃo. Creo que este ciclo en torno al gran suscitador
lojano, lo cerré. Si logré los objetivos deseados, eso queda
en manos de los especialistas, de los lectores. Pero déjame
agregarte algo. su fidelidad al socialismo, a la revolución
cubana, a la lucha por la paz, a la bondad que tuvo para
estimular a las nuevas generaciones, le dan un sentido de
grandeza a su labor material y espiritual. Su máxima
realización cultural como fue la fundación de la Casa de la
Cultura lo dice todo. Y qué decir de sus "Cartas al Ecuador",
verdaderos llamados a la unidad nacional, a la fe en un nuevo
Ecuador.
- ¿El BenjamÃn Carrión crÃtico literario le hizo daño al
Ecuador?
No lo creo. En ese campo también vemos las contradicciones. Su
manera de hacer crÃtica literaria ha sido muy subjetiva,
impresionista, no sirve para desarrollar una tradición
metodológica, minuciosa, cientÃfica; pero, al mismo tiempo, a
través de su intuición tuvo grandes aciertos: es el primero
que reconoce el talento de Pablo Palacio; concibe lo de la
Casa de la Cultura; apreció el talento de Oswaldo GuayasamÃn y
lo ayudó a financiar su obra artÃstica. Descubrió talentos, y
eso le hizo mucho bien al Ecuador. (5B)
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Publicado el 23/Julio/1995 | 00:00