Guayaquil. 24 jul 2000. Solo en Guayas, en el primer trimestre de
este año se reportaron 690 casos nuevos. La enfermedad es curable
si se cumple con un buen tratamiento.

A Mario, la tuberculosis se le comió la juventud, o más bien está
en proceso porque lo que queda del joven entusiasta y corpulento
es solo el recuerdo. A sus 25 años y un metro setenta de estatura
ha recaído siete ocasiones en el hospital, víctima de la
enfermedad.

Su rostro está sombrío y su sonrisa, en sus pálidos labios, simula
una mueca. Su mirada se pierde mientras cuenta su vida antes de la
enfermedad. "Me gustaba beber y fumar, no existía fin de semana
que no bebiera, lo peor es que no me alimentaba bien y no sé
cuándo me apareció una tos persistente que a los pocos meses
descubrí que era tuberculosis".

Con pasos lentos y continua tos, acude periódicamente al
dispensario médico a adquirir las drogas para su tratamiento. Pero
su vida se dilata por la falta de dinero para seguirlo, pues
reconoce que a veces tiene que trabajar para ayudar a su familia.

En 1990 existían en el país 4 808 casos, en diciembre de 1999
llegaron a 7 067. Solo en Guayas, en el primer trimestre de este
año se reportaron 690 casos nuevos. Según el Programa Nacional de
Tuberculosis, en esta provincia son 3 000 los enfermos.

Pero la preocupación no es solo el incremento de las cifras. La
mala aplicación y poca efectividad de los tratamientos ha llevado
a que los pacientes tuberculosos desarrollen multirresistencia a
las drogas de primera línea.

Se calcula que solo en Guayas son 100, a nivel nacional 500.
Luwing Gresselly, director del Programa de Tuberculosis en el
Guayas, explica que los pacientes resistentes no son nuevos, sino
que ya tienen varios años con este problema.

César Bustos, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de
especialistas del tórax, dice que la multirresistencia es un
problema grave en el país, ya que al presentarse con dos o más
drogas la enfermedad se torna incurable.

La multirresistencia se produce cuando el paciente abandona el
tratamiento porque se siente mejor o por falta de recursos
económicos. Los gérmenes que no descansan nunca, crean resistencia
contra las drogas que fueron administradas inicialmente. "Si el
paciente deja de tomar el medicamento continuamente, los gérmenes
mutan y se vuelven más fuertes, y cuando el enfermo retoma el
tratamiento ya son resistentes a esa droga y no les hace nada".

El tratamiento para tuberculosis cuenta con cinco drogas en el
mercado (Estreptomicina, Retampicina, Etambutol, Icionazida,
Rifanpicina) que sirven para curar de uno a seis meses. Pero
cuando se trata de tuberculosis con gérmenes resistentes, los
neumólogos deben recurrir a drogas de segunda línea que no existen
en el Ecuador.

"Lo grave es que estas personas que sufren de multirresistencia
contagian a otras pero no con el germen convencional, sino
multirresistente creando así una cadena de contagio". La
tuberculosis es una enfermedad infecto contagiosa producida por el
bacilo de Koch, el cual ingresa al organismo mediante la
respiración (inhalación), se aloja en los pulmones y disemina al
resto del organismo.

Para Washington Alemán, médico infectólogo, la tuberculosis es
curable cuando se cumple con el tratamiento adecuado. La
multirresistencia no solo se produce por el abandono del
tratamiento, sino también por aplicar un mal esquema y las dosis
inapropiadas que prescribe el médico tratante.

Los 59 pacientes multirresistentes en Guayaquil formaron la
Asociación "Tenemos derecho a la vida", que la dirige Elena de
Remache, madre de dos pacientes.

Este grupo logró que el Gobierno de Perú done un paquete de 100
tratamientos para tuberculosis resistente, en noviembre de 1999.
Pero cuando la medicina llegó a Guayaquil, ya faltaban 30
tratamientos, recuerda Elizabeth Rodríguez, una de las gestoras de
la donación.

La medicina fue repartida al Hospital Neumológico Alfredo
Valenzuela y a varios subcentros de salud, sin embargo el 15 de
abril de 1999 ya se reportó la pérdida de medicinas de 11
tratamientos. Nueve de ellos desaparecieron en el Hospital
Maternidad Mariana de Jesús y los restantes en el Centro de Salud
número dos, al sur de la ciudad.

Las denuncias de ventas ilegales de los tratamientos originó un
operativo de la Intendencia de Policía del Guayas, que detectó la
responsabilidad de trabajadores del Hospital, con la presunta
complicidad del subdirector Cristóbal Maridueña.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hay que
reforzar el esquema de aplicación donde el auxiliar le entrega la
medicina al paciente y constata que este la ingiera. Este método
ha curado y detectado la enfermedad hasta un 95 por ciento.

Una familia rota

Elena Ponce de Remache, de 42 años, no se cansa de llorar por la
muerte de su madre, sus cuatro hermanos y su hijo Francisco por
tuberculosis multirresistente. Ahora intenta salvar a sus dos
hijos que también sufren de esta enfermedad.

En su mente aún está latente el recuerdo de la lenta agonía de
Francisco, su hijo mayor, cuando a los 17 años se le diagnosticó
la enfermedad. Durante 1997 se volvió resistente a las drogas
tradicionales y murió a los 19 años.

"Ahora lucho por Wilson y Andrés, pero también lo hago por mi otro
hijo que aunque en ese tiempo no sabía que murió por
multirresistencia, ahora estoy segura que eso fue lo que lo mató".

En 1992, su madre Teresa Orellana murió a los 55 años, víctima de
la enfermedad. Unos meses después falleció Javier Garcés, su
hermano de 24 años, el siguiente año la víctima fue Ángel, de 20.
En 1994 murió Guillermo, de 22 años, y en 1995 fue el turno de
Luis, de 21.

"Uno a uno fueron muriendo. Yo los tuve en mi casa durante los
últimos días de su vida por eso se contagió mi hijo Francisco".
Fue después de la muerte de Francisco en 1997 cuando la familia
entera conformada por los esposos Remache y sus dos hijos
decidieron, por recomendación médica, realizarse la prueba de
sensibilización (cultivo y antibiograma) y confirmaron que Wilson
y Jorge padecían multirresistencia.

Elena también está trabajando ahora para que la Asociación
"Tenemos derecho a la Vida", tenga personería jurídica. Ella junto
a 100 personas buscan que el Programa Nacional de Tuberculosis
cuente con medicinas para los enfermos de resistencia.

"Me resisto a perder a mis hijos, esta enfermedad no me los puede
arrancar y hasta que consiga apoyo para esta causa no descansaré",
dice esta mujer, quien habita en una humilde vivienda del Suburbio
oeste. En el Hospital Neumológico Alfredo Valenzuela es conocida
su labor entre los familiares de los enfermos. (Texto tomado de El
Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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