El ministerio de Finanzas fue denunciado de concusión por el alcalde de Azogues. La denuncia de este supuesto acto refuerza la hipótesis de que el trípode formado por los mandos medios de la burocracia, la oligarquía y la combinación de los dos en las aduanas constituye una de las principales causas del atraso de Ecuador.
El señor Víctor Molina, persona buena y campechana, rige el Municipio azogueño sin cálculos políticos. Denunció al presidente de la República, para nosotros supuesta todavía, concusión. No calló, como había callado la Asociación de Municipios cuando en el seno de una reunión ya se había hablado de parecidas concusiones. El presidente de la República felicitó a Molina y ofreció investigar. Habrá que ver. Meses atrás corría el rumor de que Finanzas no entregaba asignaciones a proyectos presupuestados mientras no se pagara un tanto por ciento. Rumores. Lo cierto es que Finanzas ha tardado en entregar
asignaciones ordinarias de gastos corrientes a universidades, al Ministerio de Educación y a otros centros dependientes de este Ministerio. Finanzas replica echando la culpa a los Municipios: presentan proyectos con fallas formales. Pero esta justificación no se aplica al dinero para pagos de sueldos. ¿No tiene ese dinero? ¿Busca cobrar por cumplir con su deber?
Esto debe ser investigado.
Como en otras instituciones públicas, la tardanza en despachar los asuntos proviene con frecuencia de los escalones intermedios de la burocracia. El Ministerio de Educación es un caso paradigmático. El Municipio quiteño, también. El IESS, ciertamente. Son casi doscientos años republicanos de poder y abuso oligárquicos. Los episodios más recientes son la crisis bancaria y las manipulaciones por acaparar la modernización del país para sus intereses. Las aduanas, perversa alianza de la oligarquía y la burocracia, tienen también una historia secular. Las aduanas han sido todopoderosas desde el comienzo de la
República: ni el propio Rocafuerte pudo con ellas.
Que la burocracia obstruccionista puede ser derrotada lo prueban los dos últimos alcaldes guayaquileños que contaron con poder político en el Municipio, el apoyo de la ciudadanía y una personalidad fuerte para emprender la reforma. El pie oligárquico del trípode es imposible de mejorar ni siquiera con una revolución sangrienta. El fracaso de las FARC en la lucha contra la oligarquía colombiana prueba la verdad de este aserto.
El actual ministro de Finanzas pensaba conceder las aduanas a una empresa extranjera. Creía que, con la concesión, el Fisco habría de ganar por lo menos $500 millones anuales; pero no pudo hacerlo.
Mucho importa para corregir los dos pies del trípode, burocracia intermedia obstruccionista y aduanas, la voluntad política y la personalidad de quienes estén al frente de esas instituciones. Pero la voluntad política depende de las cabezas de las Funciones Ejecutiva, Legislativa y Judicial. Las elecciones presidenciales y de diputados dependen mucho del poder oligárquico que también pesa en la Función Judicial. En consecuencia, queda tan solo la personalidad de las autoridades para que en este condicionamiento vicioso el país avance por lo menos un poco. La prueba de este aserto es el Servicio de Rentas
Internas y, hoy, los Ministerios de Obras Públicas y Vivienda, ambos con una labor muy eficiente.
A este rubro de personalidad de las autoridades hay que adscribir la denuncia del alcalde de Azogues. Aplausos por su valor y que tenga suerte con las pruebas.