PREVENGA LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

Quito. 07.01.92. Las enfermedades cardiovasculares
constituyen, actualmente, la primera causa de mortalidad en
países desarrollados y una de las principales en Latinoamérica
y en nuestro país. En Estados Unidos, más de un millón de
personas mueren anualmente por enfermedades cardiovasculares y
de ellas 600 mil son de enfermedad coronaria, un porcentaje
mayor al 50 por ciento de todos los decesos en el país
norteamericano.

En nuestro país no se disponen de estadísticas reales al
respecto, sin embargo un elevado número de eventos letales son
de origen cardiovascular.

Los estudios epidemiológicos han logrado identificar cuáles
son los factores de riesgo responsables de estas dolencias y
lo importante es que las investigaciones clínicas han
demostrado que una eficaz intervención sobre ellos disminuye
significativamente la mortalidad (20 por ciento
aproximadamente).

Esta circunstancia debe motivar a la sociedad y a los
profesionales de la salud a aplicar activos programas que
permitan obtener mejores resultados, poniendo especial énfasis
en aquellas personas que se niegan a recibir cualquier tipo de
ayuda en beneficio de su propia supervivencia.

NO SE EXPONGA A LOS FACTORES DE RIESGO

Un número significativo de factores de riesgo se han
identificado y firmemente establecido como precursores de
enfermedad cardiovascular ateroesclerótica y su principal
efecto nocivo se relaciona con la más letal manifestación: la
enfermedad coronaria; aunque contribuyen de igual manera en la
génesis de otros eventos clínicos tales como el infarto
cerebral aterotrombótico, la insuficiencia cardíaca y la
enfermedad arterial oclusiva periférica.

La mayoría de los factores de riesgo pueden detectarse
fácilmente, a través de una consulta médica y con simples
exámenes de laboratorio. Al aplicar los resultados en el
contorno de prevención, se puede aseverar qué segmento
poblacional es candidato primario a padecer enfermedades
cardiovasculares. Esto podrá ser aplicado a toda la población
lo cual permitirá obtener un adecuado bienestar
bio-psico-social y determinará mejor calidad de vida y mayor
supervivencia.

Los principales elementos vinculados son: los niveles de
lípidos sanguíneos (colesterol especialmente), los valores de
presión arterial, los datos de glucosa sérica y el consumo de
cigarrillos. Sin embargo existen otras condiciones a ser
consideradas como son la hipertrigleceridemia, la
hiperuricemia (gota), la obesidad, el sedentarismo, el uso de
anticonceptivos, la personalidad tipo A (ansiedad,
irritabilidad, insomnio), y el stress.

Al concebir que estos factores contribuyen a incrementar la
mortalidad en la sociedad, por medio especialmente de una
superior incidencia de enfermedad coronaria que, en último
término conduce a padecer diversas entidades clínicas (como la
isquemia miocárdica silenciosa, la angina de pecho, el infarto
agudo de miocardio y la muerte súbita de origen cardíaco) lo
menos que podemos hacer es intervenir en ellos, a través de la
educación sanitaria, modificación del estilo de vida, cambio
de nuestra alimentación, con el objeto de mantener el
colesterol en niveles sanguíneos inferiores a 200 m/dl., de
controlar periódicamente las cifras de presión arterial, dejar
los cigarrillos y conservar adecuados valores de glicemia.

En definitiva, un efectivo control de factores de riesgo
requiere la movilización de todos los recursos y del mayor
esfuerzo para asistir adecuadamente a la comunidad. Tales
medidas deberán ser multifactoriales y será necesario
implementarlas tan temprano en la vida como sea posible,
cuando las lesiones están en estratos incipientes.

Cuando se detectan candidatos de alto riesgo, debemos adoptar
todas las medidas que modifiquen los hábitos inadecuados de
vida y deberá incluirse a toda la familia, porque en ella
habrán personas predispuestas al padecimiento de estas
entidades gnosológicas. Los médicos debemos desarrollar todos
nuestros conocimientos en términos preventivos, a fin de
proteger el futuro cardiovascular de la humanidad.

El médico recomienda

- La población debe consumir habitualmente mayor cantidad de
ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados de origen
vegetal en lugar de grasas saturadas de origen animal y que
contengan colesterol.

- Estas grasas saturadas están en la carne y manteca de cerdo,
mantequilla, yema de huevo, embutidos, vísceras, crema de
leche, mariscos, etc.

- Evitar la ingesta de abundantes sustancias hidrocarbonadas
(licor, gaseosas, azúcares, etc), que conducen a la obesidad
y a la hipertrigliceridemia.

- No comer sal en exceso y en su lugar utilizar alimentos con
alto contenido de calcio, potasio y magnesio.

- Optar por mayor consumo de carne blanca (pescado y pollo),
verduras y legumbres, granos ricos en proteínas de origen
vegetal, frutas en abundancia, leche desnatada, etc.

- Es evidente que se tornan indispensables las evaluaciones
médicas secuenciales a fin de mantener en óptimos niveles las
cifras tensionales, ya sea a través de medidas generales o con
el uso correcto de medicación antihipertensiva. En ellas se
pueden controlar además, los valores de ácido úrico y glucosa
sanguíneos.

- Es obligación de las Instituciones de Salud contribuir a
campañas masivas de supresión del tabaquismo, el cual no solo
predispone a las patologías mencionadas, sino también es
productor de enfermedades pulmonares crónicas obstructivas y
de cáncer broncogénico.

- Cabe señalar que una actividad física adecuadamente
controlada no solamente involucra a los pacientes sabidamente
coronarios sino que debe abarcar programas de entrenamiento
físico isotónico a fin de evitar el desarrollo de enfermedad
ateroesclerótica, siempre con supervigilancia médica.


EXPLORED
en Ciudad N/D

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