Quito. 01.04.91. El volcán Cotopaxi es uno de los volcanes más
activos del país. Está ubicado a 50 km al sur de Quito y a 30
km al noreste de Latacunga. Es un estratovolcán joven de
forma cónica simétrica cuyos flancos son muy inclinados (27 a
35 grados) y bajan en línea recta desde la cumbre (5.897 msnm)
hasta su base (3.500 m). Desde la cima descienden glaciares
por todos los flancos cuyo volumen de hielo se estima en 0.5
km3. Sus flancos están cubiertos por numerosas capas de
ceniza, pómez y depósitos de flujos piroclásticos, de lava y
de lodo (lahares) formados en erupciones pasadas, que
atestiguan la explosividad de las erupciones del volcán.

La actividad fumarólica en el cráter y flancos superiores, así
como las erupciones recientes, certifican el estado activo del
volcán.El cono actual tal vez tiene una edad de pocos miles de
años. Su gran edificio se formó sobre los remanentes de un
cono anterior, que existió durante muchos cientos de miles de
años.Una de las características de los volcanes de la región
Circum-pacífica es la tendencia a producir erupciones
explosivas, debido a la viscosidad de las lavas que
usualmente son del tipo andesítico-dacítico. Lavas recientes
del volcán Cotopaxi son andesitas olivínicas y andesitas
basálticas con valores de sílice de 55 a 58 %, lo que implica
que las próximas erupciones no deben ser tan explosivas como
las de otros volcanes de la Sierra.

Erupciones pasadas

Desde 1534, el volcán Cotopaxi ha tenido unas 35 erupciones o
fases eruptivas históricas de variable magnitud. De los
registros históricos podemos decir que 5 ó 6 de las erupciones
históricas fueron catastróficas.

Las 3 erupciones del año 1742, que ocurrieron luego de 208
años de descanso, fueron graves. Las de 1744, 1766 y 1768
tuvieron impactos graves: la de 1877 fue catastrófica, debido
al número de vidas humanas sacrificadas, de animales que
murieron y a la cantidad de cultivos perdidos cerca de los
cauces que canalizaron los lahares.

Aunque existen más de 35 erupciones o períodos de actividad
volcánca registrados en tiempos históroicos, no se puede
establecer con claridad el período de recurrencia o retorno de
dichas erupciones. El intervalo histórico más largo de
descanso ha sido de 208 años. El intervalo promedio de
erupciones en época de actividad es menor que 15 años y, en
tres ocasiones, de aproximadamente 30 años. Ahora estamos en
un período de 113 años sin actividad significativa. En
resumen, los intervalos de retorno podrían ser: un período de
largo plazo (85 y 200 años) o un período de corto plazo (15
años).

En caso de una eventual erupción del volcán Cotopaxi, estarían
en peligro centenares de vidas humanas, así como una gran
infraestructura desarrollada en las zonas de mayor riesgo,
ubicadas en el Valle de los Chillos y a lo largo del río
Cutuchi, en especial cerca de Latacunga.

El lahar o aluvión que bajó como resultado de la erupción del
volcán Cotopaxi el 26 de junio de 1877 afectó a muchos centros
poblados ubicados a lo largo de las orillas y cauces de los
ríos que drenan el volcán. Así, en el norte, a Selva Alegre,
San Rafael y los barios de Sangolquí, ubicados a lo largo del
río Santa Clara; a las poblaciones ubicadas a lo largo de las
orillas de los ríos San Pedro y Pita; en el sur, a las
poblaciones ubicadas a lo largo de las orillas de los ríos
Saquimala y Aláquez y, a las ciudades de Salcedo y Latacunga y
a las áreas del valle interandino ubicadas a lo largo de las
orillas del río Cutichi.

Programa de mitigaciónEl Instituto Geofísico de la Escuela
Politécnica Nacional, considerando la frecuencia de las
erupciones del volcán Cotopaxi, las extensas zonas afectadas
por los productos volcánicos emitidos en erupciones pasadas y
la significante población e infraestructura ahora ubicadas
dentro de las áreas anteriormente afectadas, ha creído de suma
importancia poner en marcha un programa de mitigación de los
posibles efectos negativos de futuras erupciones del volcán.
El programa, que se inició en el año 1975, comprende tres
acciones básicas: la evaluación de los posibles peligros, la
vigilancia permanente del volcán y el asesoramiento a Defensa
Civil y a las autoridades.

Los peligros del Cotopaxi

Una evaluación de los peligros y riesgos volcánicos
potenciales del volcán Cotopaxi, se basa en lo que se conoce
sobre los fenómenos eruptivos en general, sobre la naturaleza
de las erupciones del volcán Cotopaxi durante los últimos
miles de años y en especial de sus erupciones históricas.

La preparación de mapas de peligros y de riesgos ha sido
fundamental para el éxito del programa. El peligro volcánico
es la probabilidad, para un área determinada, de ser afectada
por un potencial proceso volcánico destructivo o por sus
productos, en un período de tiempo. El riesgo es la
posibilidad de que se pierdan vidas, propiedades,
infraestructura, capacidad productiva, etc., dentro de un área
sujeta a peligros.

En los mapas se han señalado las zonas de influencia de los
peligros más importantes asociados con el volcán Cotopaxi.
Esos peligros son flujos de lodo, flujos piroclásticos, caída
de piroclastos, flujos de lava, avalancha de escombros y
emisión de gases volcánicos.

En los mapas de riesgo se indican las concentraciones humanas,
las viviendas y urbanizaciones; la infraestructura de salud,
educativa, comercial, turística, vial, de servicios básicos,
petrolera, militar, áreas de refugio y caminos de evacuación.

A pesar de los conocimientos que se tienen del volcán
Cotopaxi, es por ahora imposible predecir su próximo período
de actividad. La vigilancia del volcán con observaciones e
instrumentación apropiadas, es la única maneras de conocer con
tiempo si el volcán está reactivándose. Esta es la ventaja
más notable de la ciencia moderna, que los antepasados no
tuvieron para prevenirse de las erupciones.

Por esto la vigilancia permanente del volcán es fundamental,
ya que permite la observación y detección constante del nivel
de actividad volcánica en el interior del volcán o mejor, a
kilómetros de profundidad por debajo del mismo, en sus propias
raíces.

Vigilancia del volcán Cotopaxi

Desde el año 1975 la Escuela Politécnica Nacional se ha
preocupado sobre las consecuencias de una erupción eventual
del Cotopaxi. Por lo tanto, en el año 1977 en colaboración
con la entonces NASA, la Escuela puso en funcionamiento un
sismógrafo y dos inclinómetros electrónicos en los flancos del
volcán. Al mismo tiempo, se establecieron tres triángulos de
nivelación para controlar cambios de inflación en tres flancos
opuestos del cono, esto en colaboración con el Instituto
Geográfico Militar.

En el año 1987, ocho líneas de control de deformación fueron
establecidas en los flancos norte, oeste y noreste del cono,
las mismas que han sido remedidas varias veces por el
distanciómetro del Instituto Geofísico . Expertos del
Observatorio del volcán St. Helens de los EEUU han prestado su
apoyo en esta importante labor.

En septiembre de 1990, técnicos del Instituto Geofísico
concluyeron la instalación de 3 estaciones sísmicas
adicionales a la que el Instituto Geofísico mantiene en el
volcán Cotopaxi desde 1977.

De esta manera, la instrumentación existente destinada al
monitoreo continuo del volcán cotopaxi y sus alrededores, se
compone de 4 estaciones sísmicas en el cono, 4 estaciones
sísmicas adicionales en las cercanías, 2 estaciones de
inclinometría electrónica, 8 líneas de medidas de deformación
por distanciómetro y 4 triángulos de nivelación.

De las 4 estaciones sísmicas locales, 2 de ellas envían
directamente su señal telemétrica a las oficinas del Instituto
Geofísico en Quito, y las 2 restantes estaciones sísmicas y
las 2 estaciones de inclinometría electrónica lo hacen
mediante una estación repetidora, operada en colaboración con
CLIRSEN, desde donde se retransmite a las oficinas del
Instituto, donde son registradas y procesadas por su moderno
sistema de computación.

La ubicación de las 4 estaciones sísmicas alrededor del volcán
está diseñada de manera que, con los datos que aporten los
sensores, se pueda determinar con precisión la ubicación
hipocentral y epicentral de los focos generadores de
actividad, así como del tipo de actividad sísmica, sea
volcánica o tectónica.

Estos nuevos instrumentos forman parte del programa
Undro-Usaid- EPN. Con el COSPEC, donado por el gobierno de
Canadá en abril de 1989, se pueden realizar estudios del
contenido de gas SO2 emitido por las fumarolas . Así, se han
intensificado las actividades de monitoreo del volcán Cotopaxi
y oportunamente se podrá alertar a las autoridades y a la
población asentada en las zonas de mayor riesgo potencial,
sobre una posible reactivación del volcán Cotopaxi.

Coordinación con la Dirección Nacional de Defensa Civil
(DNDC): La evaluación de los peligros asociados con el volcán
Cotopaxi y la elaboración de los dos mapas de peligros y los
mapas de riesgo volcánico, combinado con un monitoreo
instrumental permanente, así como un adecuado plan de "Qué
hacer en caso de una erupción" por parte de la UNDC y las
autoridades locales, representan en la actualidad la mejor
manera de mitigar el impacto de un desastre volcánico. Lo
importante de nuestro programa de mitigación es que ya
contamos con los mapas y planes de emergencia y, gracias al
monitoreo permanente del volcán se debe contar con un aviso
oportuno de su reactivación.

Para que la vigilancia sea exitosa, es imprescindible que
exista, durante el tiempo previo a una erupción, una
coordinación eficaz y rápida entre el Instituto Geofísico
encargado del monitoreo y la DNDC.

En tiempos de calma volcánica, antes de que se presente
cualquier indicio de reactivación volcánica, para poder
disponer de experiencias que permitan manejar de la mejor
manera el evento verdadero, es recomendable que se realicen
prácticas de los momentos críticos, de cómo llamar a una
alerta roja, de ejercicios de evacuación, etc.

La base para una práctica sobre una crisis volcánica que
finalmente implique una evacuación es establecer un escenario
de erupción hipotética. Tal escenario debe basarse en la
realidad del volcán, por lo tanto es imprescindible que se
conozcan bien la historia y las características de sus
fenómenos eruptivos y los datos sobre los patrones
microsísmicos, temperatura de las aguas y fumarolas, y una
base de medidas de deformación. En base del escenario
preparado por el Instituto Geofísico, la DNDC ha realizado dos
simulacros de evacuación en Latacunga y Sangolquí.

Durante los 13 años de monitoreo del volcán Cotopaxi, el
Instituto Geofísico siempre ha proporcionado a la DNDC, todos
los datos científicos a su alcance con su respectiva
interpretación y consejo.

Como aporte a la educación pública para la prevención de
desastres, el Instituto Geofísico preparó y publichó afiches
informativos sobre los reisgos de lahares en las zonas
aledañas al volcán Cotopaxi, tales como en la ciudad de
Latacunga y en el Valle de los Chillos. (C-1).
EXPLORED
en Ciudad N/D

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