"MESIAS" DEFRAUDA
ManabÃ. 02.11.92. En un Cherokee azul perteneciente a la
INTERPOL de Manabà llegó ayer al balneario manabita de San
Clemente el esperado personaje que según el "hermano Paquito"
constituye nuestro Salvador Jesucristo quien afirmó que ha
venido a este lugar para reivindicar a todos los pecadores. Su
llegada se realizó ante una multitud calculada en alrededor de
100 mil personas que debido a la asfixiante situación originó
la muerte de Amable Aguirre Mora y un sinnúmero de desmayos en
los presentes.
Luego de un discurso de 30 minutos, en el centro de la
población de unos 2 mil habitantes dedicados a las labores de
pesca, el acto concluyó dejando un desengaño en la mayorÃa de
los concurrentes, mientras que en otros aumentó la fe hacia el
personaje.
Vestido de blanco con detalles dorados y una túnica celeste,
dialecto español, tez blanca y de fÃsico similar a las
imágenes que representan a Jesucristo en las iglesias, y con
51 años -aparenta más- llegó a las 10h54 junto a un hombre y
una mujer y luego se dirigió a los presentes y les habló
alrededor de 30 minutos, quienes lo aclamaban y estaban
convencidos que el visitante era el MesÃas que habÃa regresado
a salvar a la humanidad.
Momento dramático
Hubo un momento muy patético cuando un joven fue por atrás de
la tarima y se acercó al personaje llevando a una señora
paralÃtica, la depósito sobre el escenario y le dijo "padre yo
creo en ti no soy familia de ella pero me duele verla asÃ,
ayúdala, sánala por favor".
A lo que el seudo Jesucristo respondió que si la ayudaba a
ella muchos vendrÃan a lo mismo y esa no es su misión. Luego
insinuó una resignación a los innumerables enfermos y
paralÃticos presentes.
EL hermano Paquito, Francisco Fernández, quien promocionó esta
llegada se encontraba cerca a quien asevera es el Hijo de
Dios.
Muchos de los concurrentes en este hecho tuvieron que dormir
en el lugar. La multitud vivaba, aclamaba lanzaba gritos con
un fervor y convicción que demostraba la seguridad de que
quien los visitaba era en realidad Jesucristo, otros salieron
muy decepcionados.
El principal personaje de esta congregación luego de dirigirse
por aproximadamente media hora, se retiró dejando a la
muchedumbre con la fe que él era el MesÃas que nos visita por
segunda ocasión.
"Soy la luz del mundo", "Amaos los unos a los otros", "Quien
deje de amar a cualquier persona no entrará al cielo", eran
las expresiones que más énfasis daba en su discurso.
Habló sobre las crÃticas que las iglesias le habÃan formulado
antes de su llegada y señaló que todas ellas -las religiones-
están equivocadas en su proceder.
"Señora levántese es una orden mÃa y una orden mÃa se cumple",
le dijo a una mujer que se habÃa desmayado a causa del
reducido espacio con relación a la cantidad de presentes. La
mujer se levantó y caminó. La multitud se enfervorizó mucho
más.
En pleno acto el hermano Paquito preguntó si creÃan en él, a
lo que la muchedumbre les respondió que sÃ. Luego agregó que
-el personaje visitante- estaba muy feliz por haber llegado.
Posterior al discurso del llamado MesÃas, la prensa trató de
abordarlo pero no quiso dar más detalles. Se desconoce el
lugar donde se iba a trasladar.
La gente alzaba las manos, besaba el suelo, se arrodillaban,
hacÃan ademanes extraños, todos quedaron conmovidos.
El visitante señaló que no venÃa por los justos sino por los
pecadores y dijo que quien no ame a cualquier persona no podrá
entrar al Reino de los Cielos. Acotó que habÃa escogido a San
Clemente tal como hubiera sido cualquier otro lugar.
Un muerto
Antes que llegue el anunciado personaje, debido a la
aglomeración falleció de un aparente paro cardÃaco Amable
Aguirre Mora, residente de Crucita, balneario cercano a San
Clemente, quien fue llevado por sus familiares para asistir a
esta reunión. Frisaba alrededor de los 60 años y acudió a este
suceso por encontrarse enfermo. Los familiares no pudieron dar
más detalles.
Varios pastores evangélicos rondaron la escuela donde se
realizó el suceso, criticando la situación , entre ellos Julio
Sagnhay SolÃs, notario público de Pueblo Viejo, Los RÃos,
quien criticó el acto.
ManabÃ. 02.11.92. En un Cherokee azul perteneciente a la
INTERPOL de Manabà llegó ayer al balneario manabita de San
Clemente el esperado personaje que según el "hermano Paquito"
constituye nuestro Salvador Jesucristo quien afirmó que ha
venido a este lugar para reivindicar a todos los pecadores. Su
llegada se realizó ante una multitud calculada en alrededor de
100 mil personas que debido a la asfixiante situación originó
la muerte de Amable Aguirre Mora y un sinnúmero de desmayos en
los presentes.
Luego de un discurso de 30 minutos, en el centro de la
población de unos 2 mil habitantes dedicados a las labores de
pesca, el acto concluyó dejando un desengaño en la mayorÃa de
los concurrentes, mientras que en otros aumentó la fe hacia el
personaje.
Vestido de blanco con detalles dorados y una túnica celeste,
dialecto español, tez blanca y de fÃsico similar a las
imágenes que representan a Jesucristo en las iglesias, y con
51 años -aparenta más- llegó a las 10h54 junto a un hombre y
una mujer y luego se dirigió a los presentes y les habló
alrededor de 30 minutos, quienes lo aclamaban y estaban
convencidos que el visitante era el MesÃas que habÃa regresado
a salvar a la humanidad.
Momento dramático
Hubo un momento muy patético cuando un joven fue por atrás de
la tarima y se acercó al personaje llevando a una señora
paralÃtica, la depósito sobre el escenario y le dijo "padre yo
creo en ti no soy familia de ella pero me duele verla asÃ,
ayúdala, sánala por favor".
A lo que el seudo Jesucristo respondió que si la ayudaba a
ella muchos vendrÃan a lo mismo y esa no es su misión. Luego
insinuó una resignación a los innumerables enfermos y
paralÃticos presentes.
EL hermano Paquito, Francisco Fernández, quien promocionó esta
llegada se encontraba cerca a quien asevera es el Hijo de
Dios.
Muchos de los concurrentes en este hecho tuvieron que dormir
en el lugar. La multitud vivaba, aclamaba lanzaba gritos con
un fervor y convicción que demostraba la seguridad de que
quien los visitaba era en realidad Jesucristo, otros salieron
muy decepcionados.
El principal personaje de esta congregación luego de dirigirse
por aproximadamente media hora, se retiró dejando a la
muchedumbre con la fe que él era el MesÃas que nos visita por
segunda ocasión.
"Soy la luz del mundo", "Amaos los unos a los otros", "Quien
deje de amar a cualquier persona no entrará al cielo", eran
las expresiones que más énfasis daba en su discurso.
Habló sobre las crÃticas que las iglesias le habÃan formulado
antes de su llegada y señaló que todas ellas -las religiones-
están equivocadas en su proceder.
"Señora levántese es una orden mÃa y una orden mÃa se cumple",
le dijo a una mujer que se habÃa desmayado a causa del
reducido espacio con relación a la cantidad de presentes. La
mujer se levantó y caminó. La multitud se enfervorizó mucho
más.
En pleno acto el hermano Paquito preguntó si creÃan en él, a
lo que la muchedumbre les respondió que sÃ. Luego agregó que
-el personaje visitante- estaba muy feliz por haber llegado.
Posterior al discurso del llamado MesÃas, la prensa trató de
abordarlo pero no quiso dar más detalles. Se desconoce el
lugar donde se iba a trasladar.
La gente alzaba las manos, besaba el suelo, se arrodillaban,
hacÃan ademanes extraños, todos quedaron conmovidos.
El visitante señaló que no venÃa por los justos sino por los
pecadores y dijo que quien no ame a cualquier persona no podrá
entrar al Reino de los Cielos. Acotó que habÃa escogido a San
Clemente tal como hubiera sido cualquier otro lugar.
Un muerto
Antes que llegue el anunciado personaje, debido a la
aglomeración falleció de un aparente paro cardÃaco Amable
Aguirre Mora, residente de Crucita, balneario cercano a San
Clemente, quien fue llevado por sus familiares para asistir a
esta reunión. Frisaba alrededor de los 60 años y acudió a este
suceso por encontrarse enfermo. Los familiares no pudieron dar
más detalles.
Varios pastores evangélicos rondaron la escuela donde se
realizó el suceso, criticando la situación , entre ellos Julio
Sagnhay SolÃs, notario público de Pueblo Viejo, Los RÃos,
quien criticó el acto.
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