Irvine-California. 15.08.90. (Editorial) Según la FAO, la
Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, las
selvas tropicales que alguna vez cubrieron 25 millones de
kilómetros cuadrados, el 16 % de la superficie del planeta,
cubren ahora apenas unos 10 millones de kilómetros cuadrados, y
la destrucción continúa a una tasa alarmante. Desde mediados de
la década pasada, el 5 % de la superficie selvática global ha
desaparecido anualmente. A la tasa actual, los 5 millones de
kilómetros cuadros de la selva amazónica dejarán de existir en
menos de un siglo.
Los antimaltusianos, que explican los problemas del mundo en
desarrollo a través de todo proceso que excluya el crecimiento
poblacional, responsabilidad a la tala y la ganaderÃa por la
destrucción de las selvas. Sin embargo, fuera de la América
Latina, la creación de pastizales para la ganaderÃa no ha
desempeñado un papel importante en este proceso. Mientras que en
Asia el área clareada para pastizales no creció y en Africa se
redujo, en América Latina se ha producido casi todo el 6% de la
destrucción global de las selvas para fines ganaderos.
Entre 1970-1986, en todo el mundo se destinó unos 58,7 millones
de hectáreas para la construcción de viviendas, oficinas,
fábricas, carreteras, etc., casi 600 metros cuadrados por persona
agregada a la población global. Dado que los centros poblados se
expanden principalmente en zonas agrÃcolas, y no en selvas o
desiertos, la mayor parte del incremento se produjo a costa de
las tierras de cultivo.
Sin embargo, el área total de tierras de cultivó creció en 58,7
de has. adicionales: es decir que, para compensar por la pérdida
de tierras destinadas a usos no agrÃcolas, el área de cultivo
global creció en más de 100 millones de has. entre 1970-86.
Obviamente, gran parte de esta expansión se debe haber producido
a expensas de las selvas y los bosques, y quizás corresponda al
80 % de la deforestación en esos 15 años. El resto, el 20 % del
total, puede ser atribuido a la tala y a la creación de
pastizales ganaderos.
El proceso se complica aún más al tratar de establecer el
porcentaje de la pérdida de superficie selvática a favor de las
tierras de cultivo que puede ser atribuido al crecimiento
poblacional. Entre 1970-86, el área de las tierras de cultivo se
expandió en 0.51% al año, la población mundial aumentó en 2,2%
anual y el consumo de alimentos per cápita creció en 0,58 % al
año. En este caso, el cambio tecnológico mejoró el rendimiento de
las cosechas, de forma que el área de tierra de cultivo necesaria
per cápita descendió en 2,3 %.
En consecuencia, de los dos factores principales que motivaron la
expansión de las tierras de cultivo, al crecimiento poblacional
le corresponde cerca del 80 % del efecto y al incremento en el
consumo le corresponde cerca del 20 % restante. Basándonos en
estos cálculos, se podrÃa establecer que el proceso global de
crecimiento poblacional se le puede atribuir casi dos tercios de
la deforestación sufrida en el mundo en desarrollo.
No obstante, durante estos largos años de crisis económica en el
mundo en desarrollo, otros factores han ganado terreno en el
proceso de deforestación. En el sudeste asiático, la necesidad
de captar divisas ha promovido la rápida deforestación de las
selvas. En la AmazonÃa, la masiva destrucción de la selva ha
sido el producto de la polÃtica oficial que alentaba la
deforestación para crear pastizales y tierras de cultivo, como
alternativa a una reforma agraria que gobierno tras gobierno ha
evitado encarar debido a su elevado costo polÃtico.
Se cree que la población del mundo en desarrollo llegará a
estabilizarse alrededor de los 9.100 millones para finales del
próximo siglo, más del doble de los 4.100 m del presente.
El crecimiento poblacional, en consecuencia, se muestra como el
principal factor de los desequilibrios y la destrucción del medio
ambiente, pero no como el único factor. (A-4).