DROGAS AL POR MENOR
Quito. 28.08. 90. (Investigación). De acuerdo a las estimaciones
de un experto ecuatoriano, entre inicios y mediados de los
ochenta existÃan 15 mil traficantes de droga en la calle. Por su
parte el DINACONTES sostiene que en el año de 1988 trabajaban
aproximadamente 3 mil pequeños traficantes a nivel nacional.
Según una publicación de Fundación Nuestros Jóvenes titulada
("Pequeños Traficantes: estudio antropológico sobre la
comercialización de drogas ilegales en pequeña escala",
investigación realizada por Xavier Andrade), se desconocen cuáles
han sido las implicaciones sociales del tráfico de drogas
-especialmente marihuana, pasta básica de cocaÃna (PBC) y
cocaÃna- en nuestro paÃs, cuyo desarrollo fundamental se puede
situar en los tres últimos decenios.
La sociedad ve a los narcotraficantes como las personas
generadoras de uno de los mayores males contemporáneos. "Se
desconocen las relaciones de poder que configuran las estructuras
del narcotráfico en escala mundial, que impregnan de forma
definitiva las relaciones internacionales y que, inclusive,
dictan la polÃtica anti-droga a nivel macro y micro social", dice
la publicación de la Fundación mencionada.
Esta visión del problema deja de lado ciertos elementos básicos
como son las motivaciones fundamentales de las personas que se
dedican a esta actividad (medios económicos escasos, frente a una
buena rentabilidad), las clásicas estrategias de acción (barrio,
lugares públicos) y ciertas modalidades de distribución de la
mercancÃa (tamugas, sobres).
Además, existe un vacÃo en la comprensión del fenómeno, ya que
la demanda, materializada en la población consumidora, sigue sin
ser mencionada, según el informe.
BRUJOS, PUSHERS O DOCTORS
Brujos, pushers y doctors. Asà se conoce, en el mundo de la
droga, a los pequeños traficantes. Sin embargo, existe una
confusión total cuando se habla de ellos: "La misma legislación
ecuatoriana actualmente vigente no establece siquiera la
diferenciación entre lo que serÃa un consumidor y un traficante,
de la misma manera que no se distingue entre lo que serÃa un
pequeño, un mediano o un gran vendedor de drogas," dice la
Fundación Nuestros Jóvenes.
El autor de la publicación define a los pequeños traficantes como
"aquellos sujetos que permiten la conexión directa entre el campo
de la oferta de drogas ilegales y la población usuaria o
consumidora. Se trata de la venta y distribución de drogas
especÃficas al por menor, directamente hacia grupos concretos de
demandantes que son usuarios de aquellas sustancias".
El caldo de cultivo
Según el estudio, la calle se constituye en el caldo de cultivo
propicio para el desarrollo de prácticas ilegales, ya que las
esferas inmediatas de control social (familia y escuela) dejan
de incidir tempranamente sobre los sujetos.
Es allÃ, en la calle, donde se manifiesta al desnudo toda la
irracionalidad del sistema: "es allà donde conviven el Mercedes
último modelo y el arado prehistórico, donde el bocio endémico
se tapiña con vapores de Chanel Nro. 5, donde las amebas se
alocan con Old Parr", sostiene el informe, y añade que es en ese
mundo donde los actores adquieren conocimientos sobre las drogas
y su comercialización, se codean con pequeños traficantes y
encuentran la posibilidad de trabajar como uno de ellos. "El
tráfico de drogas ilegales en pequeña escala puede ser visto como
una actividad propia del sector informal de la economÃa, pero que
mantiene su especificidad en tanto se trata de un trabajo
ilegal", según Andrade.
Se tiene que tomar en cuenta, de acuerdo al informe, que para que
existan traficantes se necesita de un clima moral y legal de
estigmatización del uso y del comercio de determinadas drogas
(estupefacientes). Es el factor de ilegalidad el que aparta a la
"gente de bien" de tal actividad comercial, pero al mismo tiempo
abre ciertas posibilidades ocupacionales para otros sectores
poblacionales. La pregunta es: ¿quiénes acceden a este tipo de
ocupación y por qué?
EL LOBO FEROZ
Erase una vez tres niñitas escolares que se acercaron un dÃa a
comprar caramelos; el caramelero les regaló unos cigarrillos
tóxicos que ellas muy ingenuamente los probaron. Como les gustó,
las tres niñitas regresaron a buscar que el caramelero les
regalara otro poco más. Esta vez tienen que comprar, dijo el lobo
feroz. Muy rápidamente las niñitas se volvieron adictas a esos
cigarrillos y, para poder comprarlos, tuvieron que robar primero
y prostituirse después. Esta es una sÃntesis de la clásica visión
que se tiene de los pequeños traficantes. "Nuestra investigación
demuestra que estas versiones son extremadamente distorsionadoras
de la realidad. Ponen el peso del problema en los actores de la
oferta, como si ésta pudiera desvincularse radicalmente de la
población demandante. Todos nuestros informantes dan la versión
exactamente contraria: ellos, literalmente, satisfacen una
necesidad que se expresa concretamente (casi con nombres y
apellidos) del lado de la demanda", dice Andrade.
AsÃ, según los informantes del investigador entran en el mercado
para satisfacer una demanda real que precede su existencia como
vendedor.
Uno de los informantes ingresa en la actividad del tráfico solo
cuando se da cuenta que puede ser negocio, porque hay mucha gente
que busca marihuana en el barrio adonde él se habÃa mudado.
Mientras otro de ellos declara: "...verás, hay un dicho que a mi
me enseñaron cuando ya estuve adentro: yo no vendo drogas, yo
satisfago una necesidad".
HABLEMOS DE LA PLATA
De acuerdo a los datos presentados por la Fundación Nuestros
Jóvenes, las ganancias de un pequeño traficante varÃan en un
margen relativamente amplio. Sus ingresos mensuales oscilan entre
aproximadamente 10 mil sucres (para quien considera el tráfico
como una estrategia de subsistencia y de complementación de sus
ingresos), hasta 180 mil para el que se desempeña eficazmente en
un mercado con bastante capacidad adquisitiva.
En promedio, los vendedores de clorhidrato de cocaÃna ganan sobre
los 100 mil sucres, comercializando de 50 a 80 gr. por mes; los
comerciantes de sulfato de cocaÃna tienen un ingreso mensual de
aproximadamente 70 mil sucres, comercializando entre 50 y 70 gr.;
y los que se dedican a la venta de marihuana ganan alrededor de
60 mil sucres colocandomás o menos tres libras por mes.
Se debe tomar en cuenta que el capital de inversión que poseen
los pequeños traficantes no es muy grande.
La fijación de los precios de las drogas depende de factores
tales como el tipo de droga; del nivel de intermediación en la
red: abastecedores-vendedor-consumidor; de la manipulación de la
cantidad por unidad de venta, y del factor riesgo ligado a las
actividades de control y represión.
La manipulación de la mercancÃa se restringe únicamente a la
cantidad. Andrade informa que los "brujos" más experimentados
pueden llegar a obtener hasta dos veces más a partir del volumen
original de la droga. La calidad no es alterada pues, desde la
perspectiva del consumidor, ésta es fundamental para mantener el
contacto con los "pushers" y ellos prefieren fundamentar sus
ganancias en otras prácticas ya que la baja calidad no les
permitirÃa mantener su mercado.
Los motivos del lobo
Para una persona que ha conocido el mundo de la calle, que posee
cualidades necesarias para poder desarrollarse en él, que, de
alguna manera, se ha librado del tabú de las drogas, y que ha
transgredido las esferas inmediatas del control social, ganar
dinero por medio del tráfico no le resulta difÃcil. Y aún menos
difÃcil les resultará si las posibilidades ocupacionales no solo
son reducidas, sino poco atractivas, mal remuneradas y nada
gratificantes.
Un factor que juega un papel fundamental en la iniciación de
estas personas dentro del mercado, es la necesidad de
subsistencia que tienen sus "unidades domésticas". La mayorÃa
de los pequeños traficantes empiezan de esta manera.
De acuerdo con la publicación, uno de los informantes inicia
su trabajo de manera paulatina. Empieza en su adolescencia como
una estrategia para autoconsumo: trafica por quedarse con algo
para sà mismo. Posteriormente, son las necesidades económicas las
que priman.
Un informante habla de sus motivaciones: "...siempre ha habido
la oportunidad de ganarme una comisión o ganarme una fumada,
entonces yo he acudido a la venta. Nosotros desayunamos,
apretándonos, con mil quinientos, merendamos con unas
setecientas, ochocientas latas. Ocurre que eso no me lo va a dar
un trabajo normalmente. Asà me paguen treinta yo lo hago porque
es legal, pero ni los treinta me dan, ¿pues qué hago? Tengo que
valerme de este conocimiento que he adquirido, mediante
amistades, ... a pequeña escala, con eso me he solventado asÃ.
Mi ambición como pusher es hacer subsistir el nivel económico de
mis hijos, no quiero más para mÃ..."
LA COBA
Un lenguaje propio es desarrollado por el comercio menor de la
droga. Sirve como escudo de los iniciados, que los protege y los
identifica entre sÃ. Los siguientes son algunos de los términos
identificados en la publicación de Xavier Andrade:
- Ayaca: unidad de venta del sulfato de cocaÃna en Guayaquil
- Bareto: término tradicional para denominar un cigarrillo
preparado con marihuana.
- Base, beis, baserola, basuca, basuco, ceba: (PBC) pasta básica
o sulfato de cocaÃna.
- Basuquero: individuo que consume el sulfato de cocaÃna.
- Bola: bastante cantidad. "VendÃa por bolas": en grandes
cantidades. "El hombre bola": el que carga bastante material.
- Barajar: dejar de lado, salir de un lugar, apartarse.
- Berrear: dar a conocer excesivamente, chismosear.
- Caja: unidad de venta utilizada para la comercialización de
basuco. Se trata de una caja de fósforos, cuyo contenido teórico
neto serÃa de 10 gr.
- Camello bacano: trabajo interesante, atractivo.
- Cargarse: aprovisionarse de material psicoactivo.
- Cocada, perica, coca, "vic vaporú del incario": clorhidrato
de cocaÃna.à Grifo, fumón: persona que consume marihuana.
- Hacer zona: delimitar un territorio en la calle para expender
libremente la mercancÃa.
- LÃnea, pase, jale: forma de administración de la cocaÃna por
parte de los usuarios. Generalmente se inhala por las vÃas
nasales.
- Maduro, maduro con queso: sulfato de cocaÃna mezclado con
marihuana.
- Mulas: sujetos que se encargan exclusivamente de transportar
la mercancÃa.
- Pistola: sulfato de cocaÃna mezclado con tabaco.
- Polvo: se utiliza indistintamente para nombrar al sulfato o al
clorhidrato de cocaÃna.
- Pusher, brujo, doctor: el que provee de drogas al consumidor.
El que porta y vende las drogas.
- Quetes: unidades de comercialización de las distintas drogas.
- Yerba, grifa, verdura, bayer, baigón, mafafa, macoña,
naturaleza: algunos de los nombres con los que se conoce a la
marihuana.
Hablemos de la plata
De acuerdo a los datos presentados por la Fundación Nuestros
Jóvenes, las ganancias de un pequeño traficante varÃan en un
margen relativamente amplio. Sus ingresos mensuales oscilan entre
aproximadamente 10 mil sucres (para quien considera el tráfico
como una estrategia de subsistencia y de complementación de sus
ingresos), hasta 180 mil para el que se desempeña eficazmente en
un mercado con bastante capacidad adquisitiva.
En promedio, los vendedores de clorhidrato de cocaÃna ganan sobre
los 100 mil sucres, comercializando de 50 a 80 gr. por mes; los
comerciantes de sulfato de cocaÃna tienen un ingreso mensual de
aproximadamente 70 mil sucres, comercializando entre 50 y 70 gr.;
y los que se dedican a la venta de marihuana ganan alrededor de
60 mil sucres colocandomás o menos tres libras por mes.
Se debe tomar en cuenta que el capital de inversión que poseen
los pequeños traficantes no es muy grande.
La fijación de los precios de las drogas depende de factores
tales como el tipo de droga; del nivel de intermediación en la
red: abastecedores-vendedor-consumidor; de la manipulación de la
cantidad por unidad de venta, y del factor riesgo ligado a las
actividades de control y represión.
La manipulación de la mercancÃa se restringe únicamente a la
cantidad. Andrade informa que los "brujos" más experimentados
pueden llegar a obtener hasta dos veces más a partir del volumen
original de la droga. La calidad no es alterada pues, desde la
perspectiva del consumidor, ésta es fundamental para mantener el
contacto con los "pushers" y ellos prefieren fundamentar sus
ganancias en otras prácticas ya que la baja calidad no les
permitirÃa mantener su mercado.
YO SOY TU BRUJO
El testimonio de ocho informantes contiene la información de
Xavier Andrade. Cuatro de ellos llegaron al nivel primario de
educación, dos acceden al nivel secundario y los dos restantes
se ubican en el nivel superior (estudiantes de la Facultad de
Jurisprudencia en dos universidades). Sus edades oscilan entre
los 19 y 36 años.
Seis de ellos pertenecen a familias de bajos recursos y los dos
restantes a familias de clase media, de padres empleados públicos
o profesionales.
Los "brujos" se inician en esta actividad entre los 15 y 25 años.
Además "ciertos actores infantiles" desempeñarÃan el rol de
pequeños traficantes como intermediarios, lo que apunta a una
iniciación cada vez más temprana en este tipo de trabajo.
La mujer también ha incursionado en el tráfico menor. Según un
dato sobre solicitudes del recurso de Hábeas Corpus en asuntos
de narcotráfico, en Quito, se señala que aproximadamente un 80%
de estos casos corresponden a personas de sexo femenino.
Una breve historia La adolescencia de N.N. no fue fácil. A los
15 años se fugó de la casa con su novia de la misma edad. Llegó
a Cali, donde desarrolla actividades informales remuneradas. AllÃ
se vinculó con grupos de gamines. Permanece en esa ciudad
colombiana durante 3 años y luego regresa a Quito. Al regresar,
sus padres lo envÃan al cuartel. Se desliga definitivamente de
su familia y trabaja en el Ejército. Allà empieza a comprar droga
(base y marihuana) para el consumo propio y el de sus compañeros,
además la cprovee a un oficial. Posteriormente sufre un accidente
y tiene que abandonar su carrera, lo que constituye una
frustración que lo precipita a entrar al mundo del tráfico tanto
de armas como de drogas. (C-8).