LOS PELIGROS DE LA AUTOMEDICACION Por Edgar Samaniego
Quito. 13.O4.91. El uso y abuso de medicamentos es historia
tan antigua como el hombre; pero el conflicto de la hora
actual, es que se dispone de medicamentos cada vez más activos
pero a la vez más nocivos; esto conlleva un riesgo alto para
la salud de las personas que se autoadministran medicamentos
sin conocer las ventajas y menos los peligros que ellos
ofrecen.
Episodios anécdoticos y hasta quiméricos ocurridos en el
pasado, no han perdido actualidad en algunos sectores de la
población: "LÃa exaltó la virilidad de su marido haciéndole
beber infusiones de mandrágora", muchos consumen actualmente
mandrágora ante el supuesto de la efervescencia afrodisÃaca
que ella produce. "TobÃas pudo devolver la vista a su padre
con la hiel de un pez"; nuestros pescadores creen en esa
"hiel" como protagonista de muchos milagros. En la década del
90, muchas abuelitas toman aspirina para dormir y terminan con
serias ulceraciones digestivas, otras se administran
penicilina para contrarrestar el escorbuto y a poco ofrecen
episodios alérgicos severos; pese a los fracasos, sus nietos
trasladarán la absurda costumbre, muchas décadas hacia
adelante.
En una investigación que recogió cerca de 2.500 encuestas
realizadas a los usuarios de 51 farmacias distribuÃdas en todo
el paÃs, se encontró que el 76% de compradores no exibieron
receta médica, esto es, de cada 100 medicamentos que despacha
una Farmacia, 76 corresponden a automedicación; pero es
preciso advertir que en este grupo se incluyen los
medicamentos de venta libre que por ello no requieren de
prescripción médica. La gama de medicamentos adquiridos por
esta vÃa fue muy amplia, desde sustancias totalmente inocuas
hasta medicamentos que producen dependencia. Los medicamentos
de mayor consumo fueron los analgésicos (33.5%), de ellos casi
todos pueden ser manejados con seguridad por los pacientes,
pero algunos con pentazocina se han de rechazar totalmente de
la automedicación dado su potencial para producir
farmacodependencia. En segundo lugar se colocaron las
sustancias antimicrobianas que por la cantidad adquirida por
los distintos usuarios se colige la forma anárquica de
administrárselos: dosis insuficientes, perÃodo de tiempo
inadecuado, intervalos inconsultos, vÃa de administración
inapropiada; el resultado final es la inutilización del
antibiótico tanto en ese momento cuanto a futuro por la
resistencia que los gérmenes adquirirán a esos
antibacterianos.
Observamos a varios usuarios adquirir dos cápsulas de
ampicilina (binotal, ampibex) para curar la amigdalitis aguda,
otros adquirieron una sola ampolla de amikacina, gentamicina
(gentamax) y dibekacina, sustancias que por su toxicidad renal
y sobre la audición, deben ser controladas por el médico.
Fue alarmante encontrar en nuestro estudio que el 37% de
personas automedicadas, lo hicieron con medicamentos de
riesgo; entre ellos cabe destacar las hormonas denominadas
corticoides (decadron) que suelen producir serios efectos
colaterales y que administradas en dósis insuficientes (una
sola tableta o ampolla) ni siquiera prestan utilidad clÃnica.
Asunto de real preocupación fue la compra de insulina, hormona
de uso delicado que puede producir una catástrofe, de no
tener el debido y prolijo control del médico. Se automedicó
con prazocim (minipress) sustancia útil para disminuir la
presión arterial pero que, administrada sin control, sobre
todo la primera dosis puede desencadenar reacciones graves. El
médico es el que conoce cómo y cuando administrar.
Las sustancias utilizadas para contrarrestar la ansiedad y
angustia, tipo xanax, ansiopax, valium, ativan, mostraron un
consumo notable por automedicación; desgraciadamente pueden
producir acostumbramiento o adicción. Cuántos usuarios ya eran
adictos o cuántos terminarÃan por serlo, no se pudo conocer,
pero es un riesgo que siempre está presente. Debe advertirse
que varios de esos compradores sin receta, anteriormente
habÃan recibido esas sustancias por prescripción del médico, y
acudieron a la autoadministración en el afán de ahorrar tiempo
y dinero.
El alto volumen de usuarios que compraron medicamentos sin
receta médico, nos obliga a ubicar la automedicación como un
auténtico problema de salud pública, y en tal sentido, demanda
el compromiso formal del Estado para imponer correctivos que
protejan la salud de un importante, como numeroso, sector de
la población nacional. (2C).
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Ciudad N/D
Publicado el 13/Abril/1991 | 00:00