Quito. 14.10.94. Traje conmigo una radio comunitaria que todavía
no aparece en el catálogo de las emisoras. Aquí la tengo. es tan
portátil que cabe en este maletín de mano. Es tan barata que sus
componentes apenas cuestan 80 dólares, incluida la antena. Es tan
insignificante que la seguridad del aeropuerto la confundió con
una cajita de juguete. Pero no es juguete. Funciona. transmite y
cubre un kilómetro a la redonda".

Efectivamente, José Ignacio López Vigil, Coordinador Regional
para América Latina y el Caribe de AMARC- la Asociación Mundial
de Radios Comunitarias, se enorgullece de su transmisor.

Sin embargo, no es el precio o el tamaño la principal virtud de
este aparato. Esta tecnología una de las más flexibles y de fácil
acceso, está en la base de un proceso que ha permitido la
democratización de la comunicación: el movimiento de las radios
comunitarias.

Se calcula que en Argentina existen alrededor de 2.000 de estas
emisoras o "truchas". Su florecimiento en Europa del Este no
tiene precedentes. A la reunión convocada el año pasado en
Eslovenia asistieron 1.500 radios. en el Brasil existen alrededor
de 800.

Una de las organizaciones que contribuye a dar coherencia y
unidad a este movimiento es AMARAC, entidad no gubernamental y
sin fines de lucro.

Con representaciones regionales en todo el mundo, la sede para
América Latina y el Caribe -que funcionaba en Lima- acaba de
trasladarse a Quito.

De este modo, Quito se convierte en la sede de las principales
redes de comunicación alternativa de América Latina, entre las
que se cuentan la prestigiosa Asociación Latinoamericana de
Educación Radiofónica -ALER- o la Red de Radiodifusión católica -
UNDA_ y el Centro Internacional de Estudios Superiores en
Comunicación para América Latina - CIESPAL-.

INICIATIVA DE LA SOCIEDAD CIVIL

Estas radios nacen de la iniciativa de una comunidad de vecinos,
de un grupo de jóvenes que instalan los equipos por el gusto de
hacer radio, antes de descubrir su función social. se originan,
también, en el seno de las organizaciones populares, que saben
que si no generan opinión pública simplemente desaparecen o de la
iniciativa de un grupo de mujeres, que se plantean desarrollar
una comunicación de género.

Su rápida expansión y sus niveles organizativos les han
convertido en protagonistas fundamentales de la oferta
radiofónica de la región. En reconocimiento a su importancia, el
pasado mes de mayo, la UNESCO y el PNUD convocaron a un seminario
en Santiago de Chile.

Con la participación de la Asociación Interamericana de Radio
(AIR), la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y otras grandes
asociaciones empresariales; las federaciones y sindicatos de
periodistas y el CIESPAL, entre otros, la comunicación
comunitaria se sentó en la misma mesa de los grandes medios para
reflexionar sobre comunicación y democracia. Esto significó para
las radios un reconocimiento oficial al papel que vienen
cumpliendo.

REFORMA AGRARIA DEL AIRE

Una de las principales batallas que libran estas radios es el
acceso al espectro radioeléctrico. Todo medio electrónico
requiere de la autorización del Estado para su uso, que es
considerado un bien público. Hasta hoy, la mayoría de
legislaciones otorgan las frecuencias luego de una licitación. La
mayoría de las radios comunitarias no está en capacidad de
competir con los grandes consorcios.

La tendencia a la concentración de la propiedad es
antidemocrática, dicen las radios comunitarias. Los brasileños se
han propuesto la reforma agraria del aire. Estas organizaciones
exigen que las leyes den un espacio a la radio comercial, a las
radios públicas y a las voces de la sociedad civil.

HABLAR EN PUBLICO ES UN PLACER

Yo creo que la gente quiere hablar, quiere hablar porque es un
placer hacerlo, porque es una necesidad y porque mientras más
crisis haya en nuestras sociedades más necesidad hay de ventilar
esos problemas en público.

Hay muchas maneras, hay tantos caminos y modalidades que sería
difícil decir: mira, una comunidad se reúne, una junta de vecinos
se une y determina poner una radio... hay muchas modalidades, y
creo que el punto de arranque es lo barato que resulta poner en
pie una radio comunitaria. No basta naturalmente con el equipo
técnico, pero sin el equipo técnico no lo podríamos hacer.

Yo cargo en mi maletín de mano una radio de un vatio que
transmite para un kilómetro a la redonda y que no llega a cien
dólares su costo. Naturalmente, el objetivo no es tener una radio
de un vatio, es crecer; siempre digo que lo que llevo en mi
maletín es una semilla de metal y de cables que tiene que crecer
en potencia, en audiencia, en todo. Pero es sumamente barato
tener y ensamblar un equipo de radiodifusión de FM: nosotros en
ANARC hemos hecho talleres de capacitación para, por ejemplo,
campesinos que en sus comunidades rurales querían instalar una
radio y compañeros sin mayor experiencia electrónica montaron en
un par de semanas emisoras (el transmisor, antena y cables
incluidos) por un valor de unos quinientos dólares. Transmisores
de 10 de 15 vatios que cubren diez kilómetros a la redonda,
cobertura suficiente para toda su comunidad campesina y mucho más
todavía, porque en 10 kilómetros cabe mucha gente.

¿POR QUE LA DICTADURA DEL RANKING EN LA RADIO?

¿Qué es una radio comunitaria?

Es un espacio que permite poner en práctica el derecho sagrado a
la libertad de expresión: el artículo 19 de las Naciones Unidas
dice que toda persona tiene derecho a informar y a ser informado
y hacer esto no solo en el patio de la casa sino en público. Una
radio comunitaria es un espacio para ejercitar esa libertad de
expresión. La sociedad civil ejercita ese derecho no solo en la
radio comunitaria, sino en la televisión comunitaria.

Las radios comunitarias nacen como crítica a los radio
convencional?

Si y no. Crítica no en el sentido confrontativo. Esto no es
posible plantearlo en este tiempo, después de todos los cambios
que han ocurrido en el mundo. Tenemos mucho que aprender de la
buena radio difusión comercial. Hay que aprender mucho de los
colegas que vienen de empresas de radio que tienen objetivos
similares.

En ese sentido no es una confrontación. Es una crítica en el
sentido de que la radiodifusión es muy parcializada, muy sesgada,
y además, es muy aburrida. Queremos que en la radio se escuchen
todas las voces, todas las música. ¿Por qué la dictadura del
ranking? ¿Por qué unos hablan en nombre de todos?

La radio comunitaria permite poner en práctica la democracia
participativa, espacios donde todo el pueblo pueda ejercer la
palabra. Porque el derecho a la libertad de expresión es el
derecho a hablar aún con el riesgo de equivocarse.

¿Una radio comunitaria no tiene fines de lucro, entonces?

Lo que no implica no pasar avisos comerciales. Los objetivos de
una radio comunitaria no son el lucro, son objetivos de
transformación social. Como lo dice Rafael Rocangliolo, las
radios comunitarias son alternativas: hay que alterar una
sociedad donde las mayorías son cada vez más excluidas y donde el
modelo neoliberal pone la economía de una país al servicio de los
otros. ¿Una radio comunitaria está condenada a ser una radio
pequeña?

No, no es una condena, es una liberación. Servir a la gente y
ponerse a lado de las mayorías nacionales es nos hace crecer. Un
error sería pensar que lo comunitario se define como lo local, lo
chiquito. Creemos que lo comunitario es tan profesional, tan
competitivo y tan de excelente calidad como cualquier otra
propuesta. Lo comunitario es lo que construye comunidad, que es
lo mismo que la construcción de la democracia. Si tenemos
oportunidad de crecer vamos a crecer.

¿Cuáles son los problemas legales que enfrenta una radio
comunitaria?

Tenemos muchos problemas con las legislaciones, pero sobre todo
con la falta de legislación, porque no hay marcos legales que
permitan el ejercicio del derecho a la libertad de expresión de
la sociedad civil.

Hemos tenido una buena noticia. Colombia ha sido un país pionero.
En los últimos días de su mandato, el presidente Gaviria firma un
decreto ley sobre la radiodifusión comunitaria, sonora. Es un
decreto sorprendente y muy estimulante: es el primer país que
reconoce, que valida este derecho; lamentablemente en otros
países o no hay leyes o, lo que es peor, se persigue estas
experiencias, se les tilda nada menos que de piratas, pero
nosotros no tenemos parche en un ojo ni pata de palo, ni queremos
robar a nadie, más bien nos quieren robar a nosotros el derecho a
hablar.

Se nos tilda de terroristas: la propuesta de la radio comunitaria
no es terrorista, es una propuesta democrática, pero democrática
entendiendo la democracia como debe ser, no el grupito que habla
en nombre de todos. Se nos tilda de clandestinos: no hay ninguna
vocación de clandestinidad ni de ilegalidad, simplemente no
tenemos marco legal para ser reconocidos y para tener licencias
de transmisión.

¿Se trata de un movimiento que interpreta?

Naturalmente, como los derechos no se mendigan, sino que se
hacen, se ejercen, se reclaman, cuando un gobierno se empecina en
no reconocer este derecho universal y constitucional, las
mayorías nacionales, la sociedad civil se toma su derecho e
instala su radio aunque se la decomisen, pero no, repito, por
ninguna vocación subversiva ni ilegal, sino por su condición de
ciudadanos y sus derechos ciudadanos. (9A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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