Cuenca. 26.05.91. Luego de haber leÃdo con cierto detenimiento
las tres novelas ubicadas en los primeros lugares de la Bienal
me parece oportuno y justo hacer algunas observaciones sobre
ellas.
La obra de Rojas "Una Buena razón para matar" es un texto
apasionante y sobrecogedor, un testimonio de la terrible
realidad que viven algunos pueblos latinoamericanos; pero no
es una novela. En esta apreciación tanto Fernando Tinajero
con Cecilia Ansaldo tienen toda la razón. No es novela por
algunas razones. No hay personajes, tampoco hay una trama que
podrÃamos llamar novelesca. Además el lenguaje no es
narrativo -salvo en contadas ocasiones-. Es, por lo contrario
un lenguaje ensayÃstico y sociológico, con frecuentes
reiteraciones. Sin embargo de lo dicho hay que reconocer en
el texto de Rojas una gran fuerza expresiva y un lenguaje
claro y preciso. Me parece justo el tercer lugar.
"Mientras llega el DÃa", la novela de Juan Valdano es una
especie de epopeya en grado menor. En esta obra se nos
muestra una visión diferente de ciertos hechos de la historia
nacional. No son los aristócratas ni los criollos adinerados
quienes luchan por la libertad. Aquà se ve a la masa
actuante: los artesanos, los vendedores del mercado, los
cantineros.
Tocaré únicamente dos aspectos de esta novela: La tradición
literaria y la construcción de los verosÃmil.
RaÃces literarias
Asà como la novela tiene su ascendiente en la épica, asÃ
también vemos que "Mientras llega el dÃa" está directamente
relacionada con la literatura española. Algunos personajes,
hechos e inclusive formas de habla son extraÃdos de la
tradición hispánica. Para citar algunos ejemplos; Candelaria,
la mefistofélica y maestra de rameras, es la continuación de
una viejÃsima figura tradicional de la literatura española,
que viene desde la Trotaconventos del Arcipreste de Hita,
hasta la zurcidora de voluntades, Celestina. Es también
visible la presencia de Cervantes, del mismo Arcipreste de
Hita a través del habla llena de rimas y refranes.
Pero también está la tradición literaria ecuatoriana. Es
posible rastrear el influjo de Juan Bautista Aguirre. Por
ejemplo en el capÃtulo IV-10, en la carta de Spencer se hace
una descripción de la ciudad de Quito que concuerda con la que
hace Aguirre en su breve diseño de las ciudades de Guayaquil y
Quito.
Verdad novelesca
La novela de Valdano ha construido un mundo verosÃmil dentro
de un mundo histórico y considerado por la comunidad como real
y auténtico. La historia nacional registra ciertos hechos que
sucedieron en Quito alrededor del año 1810. Estos hechos
ciertos sirven para la creación de un mundo verosÃmil. ¿Cómo
se consigue esto? Para crear un mundo posible hay que
mantenerse dentro de lo posible y creÃble. AsÃ, por ejemplo,
las descripciones de las calles de Quito, de los ambientes
interiores de las casas son realmente verosÃmiles -aunque no
verdaderos históricamente-. En cambio la descripción de
ciertas iglesias nos dan un mundo real. Lo verosÃmil se
construye, pues, usando algunos elementos verdaderos que son
mezclados con otros que no lo son. El resultado es,
finalmente, un mundo verosÃmil, una historia posible y
enmarcada por otra real. Los acontecimientos históricos de
1810 y sus antecedentes, la ubicación geográfica, la situación
de la educación y la cultura, la situación social, polÃtica e
ideológica de la época constituyen los elementos que sirven de
cimiento verdadero para levantar el mundo posible. Todo esto
hace que el resultado sea una gran novela histórica, como
suele llamarse a este tipo de obras.
El devastado jardÃn
"El devastado jardÃn del paraÃso", de Alejandro Moreano fue
declarada la novela ganadora. Se me hace muy difÃcil emitir
una opinión que concentre las impresiones tan contrapuestas
que aparecieron luego de su lectura. PodrÃa decir: es una
buena novela que está plagada de faltas (reconozco que esto
implica un contrasentido) o, es una novela en gran parte mala,
que tiene muy buenas páginas y momentos.
En primer lugar debo reconocer que en varias ocasiones se
encuentra un buen manejo del lenguaje , extraordinarias
metáforas y sobresalientes hallazgos expresivos.
Otro mérito innegable de la novela es el aspecto sicológico de
los personajes. La evolución conflictiva de sus perspectivas
vitales está muy bien manifestada, aunque se hace a ratos algo
densa por las frecuentes reflexiones ideológicas,
ético-polÃticas, religiosas. Pero junto a esto hay muchÃsimas
fallas como redundancia, pleonasmo, solecismo, fallas en la
sintaxis, fallas en la construcción de los diálogos,
contrasentidos y absurdos, transformaciones de personas y
objetos, dudas sobre un mismo hecho o palabra, anfibologÃa,
alusiones literarias erradas, cambio de género en algunas
palabras, uso de un léxico inadecuado y erróneo, etc. En la
obra, Hernán, uno de los integrantes del movimiento
guerrillero, ha escrito un poema. El narrador dice:
"Aquel poema nunca serÃa publicado por supuesto. Hernán no
tenÃa ningún interés en corregirlo, limarlo, pulirlo, para que
cumpla las condiciones de lo publicable"(p 275).
Estas palabras le vienen a la novela como anillo al dedo. La
obra no está corregida, limada ni pulida. No estaba, por
tanto, en condiciones de publicarse. AsÃ, tan simple como
esto.
Un caso de mala construcción es el uso equivocado de los
verbos impersonales como si fueran personales, como ocurre con
haber.
Este verbo, si está solo, es siempre y será siempre
impersonal. Ningún escritor que sea mÃnimamente conocedor de
su oficio los usarÃa de otro modo. En la novela hay muchos
ejemplos de este mal uso. Bastará citar dos: "Salvo la madre,
no habÃan mujeres en el ámbito de sus actividades" (p.15).
"Pero hubieron algunas protestas, cierta irritación"(p.355).
Por desconocimiento, el autor hace concordar aquà el verbo
impersonal con el complemento directo, como si fuera el
sujeto.
Hay incongruencias en la narración. Por ejemplo:"Tropezó
varias veces y tornó a levantarse sin perder velocidad"( p.
253). ¿Cómo es eso de que volvió a levantarse? Si no habÃa
caÃdo. Porque tropezar no significa caer. Tropezar quiere
decir dar con los pies en algún obstáculo. Muchas veces se
tropieza sin llegar a caer y otras se cae sin haber
tropezado.
Y esto otro caso de absurdo: "Se acercó al hombre que yacÃa
amarrado sobre la silla, lo agarró del pelo, lo tironeó hacia
abajo para mostrar su rostro crispado" ( p.239). No se
entiende eso de tirar del pelo hacia abajo para mostrar el
rostro. Si se tira del pelo hacia abajo lo que ocurrirá será
que la cabeza caiga sobre el pecho, con lo cual no se podrá
ver el rostro. Lo lógico serÃa tirar del pelo hacia atrás con
lo que la cabeza irÃa también hacia atrás, lo que permitirÃa
mirar el rostro.
Un mundo que se edifica con palabras
Vamos a las transformaciones: hay un arma especial en la
novela, un arma proteica, pues cambia de forma y naturaleza a
cada momento. En algunas circunstancias es revólver -que
parece es su ser original- y en otros se muda fácilmente en
pistola. Veamos: "Sacó un revólver de la parte posterior de
su cintura y disparó toda la cartuchera" (p. 133 y 166).
¿Cómo es eso de la cartuchera? La cartuchera es el sitio
donde están los cartuchos, lo que se llama también
alimentadora. Pues si tenÃa alimentadora no era revólver sino
pistola -quizá automática-. Los revólveres tienen un cilindro
giratorio donde van las balas. Debió decirse: disparó toda la
carga. Por cartuchera se entiende también -entre los
militares- el bolsillo (o los bolsillos) de lona donde se
guarda las balas estén o no en las alimentadoras.
Hablando del mismo personaje propietario del revólver dice:
"Tantas veces habÃa girado el cuerpo, la mano izquierda en la
navaja, la mano derecha en la pistola" (p. 165).
Y asÃ, a ratos convertida en pistola, a ratos en revólver,
esta arma prodigiosa y proteica va por la novela cumpliendo su
destino de dejar perplejos -no con las balas sino con los
cambios- a los lectores.
Hay otra transformación."Alcanzó a entrever, por el rabillo
del ojo, el contingente policial"( p.227). LÃneas más abajo,
dentro del mismo párrafo y ante el primer descuido del
narrador, y ante sus narices, los policÃas se metamorfosean en
soldados: "Debió imaginar los cuerpos de los soldados".
Ahora una transformación de lugar, o quizá deba decir que se
trata de una manifestación del don de la ubicuidad de un
personaje: "Aquella ocasión en que en un cabaret de Puerto
BolÃvar hiciera bailar al capitán Ruales a punta de pistola"
(p.235). Siete páginas más adelante aparece lo siguiente:
"Recordó aquella escena con el capitán Ruales en su cabaret de
Portoviejo"( p.242).
Alusiones literarias
Ramón y un mulo son comparados con "Sancho Panza y su jamelgo"
( p 221). Cervantes, de saberlo, se morirÃa otra vez; pero
ahora de indignación. Jamelgo significa caballo flaco y
desgarbado por hambriento. Sancho jamás tuvo un jamelgo, ni
siquiera en el Quijote de Avellaneda aparece tal
monstruosidad. ¿Cómo habrÃa que entender esta frase? ¿Es
Sancho junto a Rocinante? Si es asÃ, no es su jamelgo.
¿Sancho y el Rucio? Un asno no es un jamelgo, a no ser que
aquà también anden los malos encantadores que perseguÃan a Don
Quijote y le mudaban a cada instante las cosas.
En la página 382 aparece lo siguiente: "El puñal de Romeo, el
veneno de Macbeth". ¿Cuál es el puñal de Romero? Porque
Romeo muere envenenado por su propia mano y es Julieta la que
se apuñala con el arma de su esposo. ¿Qué veneno de Macbeth?
Macbeth mata al rey Duncan con un cuchillo y el mismo Macbeth
muere decapitado por la espada de Macduff. Lady Macbeth se
suicida sin que se precise la forma. ¿Hubo aquà un veneno que
Shakespeare no conoció y Moreano s� ¿El veneno de la novela
de Moreano designa la droga con la que Lady Macbeth dejó
inconscientes a los guardias del rey? Parece que aquà las
referencias, en la mente del autor, se cruzaron: El veneno es
de Romeo y el puñal de Macbeth.
La novela tiene aspectos valiosos; pero tal como está -con
tantÃsimo error- ¿merecÃa ganar el primer lugar? Ciertamente
que no. ¿Qué se premió en "El Devastado jardÃn del paraÃso"?
¿Se premió la perspectiva ideológica y polÃtica, la postura
ética? ¿La intención del autor? ¿El rescate a través de la
escritura de un intento de lucha revolucionaria en el paÃs?
Seguramente habrá sido alguna de estas cosas o algo parecido
porque el texto mismo de la novela no podÃa ser premiado.
Una obra literaria está hecha de palabras. Es un conjunto
significativo que da un mensaje mediante palabras. La palabra
es el elemento primario y fundamental. La palabra funda un
entramado significativo en el espacio en blanco de la hoja;
pero si las palabras están mal, ¿cuál puede ser el
resultado?
Realmente me ha causado una profunda admiración, a la par que
inquietud y desaliento el descubrir que el primer premio se
dio a esta novela. En mi opinión no lo merece. La novela de
Valdano es superior. Está construida con conocimiento del
oficio y con un uso adecuado y justo de los recursos
narrativos. El primer lugar debió ser para "Mientras llega el
dÃa". (1C).
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Explored
Ciudad N/D
Publicado el 26/Mayo/1991 | 00:00