Quito. 11.04.91. Hugo Larrea Benalcázar, ex director del Fondo
Editorial, reclama la falta de democratización de la cultura.

- ¿Qué motivó su desvinculación de la Casa de la Cultura?

- Yo considero que la misión fundamental de la Casa de la
Cultura, de acuerdo a los planteamiento de su creador, Benjamín
Carrión, es la de alcanzar una democratización de la cultura a
través del mecanismo que posibiliten el acceso del público hacia
todo tipo de manifestaciones.

Con esta intención, en diciembre de 1992, presenté un plan de
labores para 1993, que consistía en varias publicaciones, entre
ellas, Letras del ecuador, un boletín científico, revistas de
educación, revistas infantiles, etc., pero este propósito, en mi
concepto, no fue entendido y se lo consideró -por parte de
algunos miembros del Consejo Editorial- como un sueño y,
naturalmente, los sueños no tienen apoyo.

Este hecho y algunos más motivaron mi renuncia irrevocable de mi
cargo de director del Fondo de Editorial, de director de Letras
del Ecuador y de vocal del Consejo Editorial de la Casa de la
Cultura.

- ¿Hace falta claridad en los objetos y en las políticas
culturales de esa institución?

- Quienes no leen libros no tienen idea de lo que significa
editar un libro ni de la importancia vital que éstos tienen. En
época de Benjamín Carrión editábamos prácticamente un libro
semanal, sin tener los grandes aparatos y la infraestructura que
se tiene ahora, cuando sería posible producir un libro diario.

Cuando no se tiene idea de lo que es la cultura, no puede haber
visión en ese sentido. Yo pienso que existe una mediocridad total
y aplastante, un burocratismo que se viene arrastrando desde hace
más de diez años y que impide la realización una verdadera obra
cultural.

- Es decir, la democratización es un espejismo más...

- Esta es una propuesta que yo apoyé frontalmente, pero no sé
qué es lo que la gente entiende por democratización de la
cultura. Si al público se le corta el acceso a los libros no es
posible democratizar la cultura. Cuando uno propone una
publicación masiva a precios cómodos, entonces vienen los
problemas...

- ¿Cuál es el problema fundamental de la Casa de la Cultura?

- La gente está cansada de debatir, de proponer y no ser
entendidos por quienes son los encargados de ejecutar los
planteamientos y las ideas. este es un reflejo de las crisis que
vive la sociedad y el campo cultural no es la excepción.

La tesis de la democratización de la cultura ganó adeptos en todo
el país, especialmente en los jóvenes, pero nunca supimos en qué
consiste la práctica de esa democratización, quizás se trate de
un enunciado más en el que todas las ideas quedan flotando en el
aire y cuando se trata de concretarlas nadie hace nada.

No es posible pedirle a la gente que deje de comer un mes para
comprar un libro.

El futuro del ecuador es incierto, la crisis en todos los órdenes
es agobiante, incluso se puede decir que la crisis misma está en
crisis. No sólo debemos salvar a la Casa de la Cultura, sino al
país.

A los 50 años de su creación, la Casa de la Cultura Ecuatoriana
"Benjamín Carrión" vive uno de sus peores momento, acaso
comparable a la crisis de identidad que sufrió en el año de 1967,
cuando un grupo de artistas decidió "tomar" sus instalaciones
para proponer cambios en su conducción.

En teoría, es una Casa de todos los artistas. En la práctica,
muchos de ellos se han alejado. Y la Casa sigue allí, reflejando
espejismos y conjeturas. El medio siglo que cumple una de las
instituciones culturales más importantes del país es un momento
propicio para la reflexión. ¿hacia dónde va la casa?, ¿cuáles son
sus propuestas de trabajo?, ¿está suscitando y generando cultura?

Empleados y ex funcionarios cuestionan muchas acciones tomadas
por la actual administración. Reclaman más transparencia. Un
funcionario, que prefirió no identificarse, criticó los pésimos
libros que edita la Nueva Editorial. Así es. La Casa ha
descuidado la edición de libros, una de sus principales tareas.
Letras del Ecuador ya no tiene la solidez de antes. ¿Dónde están
los libros de nuestros escritores más representativos? No hay una
política editorial. la Radio de la CCE casi no suena. El
patrimonio artístico de la Casa cada vez se deteriora más. El
archivo fílmico es el único que está en proceso de restauración.

¿Qué pasa con la restauración del magnífico patrimonio del museo
de Arte Colonial? Pues nada. ¿Dónde está el bien dotado archivo
de la efímera Sección de Fotografía? Empleados que conversaron
con EL COMERCIO advirtieron que la reserva de libros en bodega
está en pésimas condiciones. A esto se suma el deterioro de sus
locales. La atmósfera que hoy se respira es el desaliento. Un
sector representativo de empleados no está conforme. Por ejemplo,
se cuestiona a la dirección de teatros de manejar "a dedo" el
funcionamiento de estos locales.

Una anécdota: cuando se presentó Paco de Lucía muchos asientos ya
estaban ocupados con "pases de cortesía" y el público, con
boletos en mano, nada pudo hacer a pesar de los reclamos.

En contraste, muchos pequeños núcleos -pese de la crisis- si
suscitan cultura. Ahí está la latente actividad, por poner
ejemplo, de los núcleos de Chimborazo, Tungurahua, Azuay y
Cotopaxi.

Hace pocos meses, en estas mismas páginas fueron señalados
algunos desaciertos de la CCE; el excesivo número de asesores, el
aumento desmedido de sueldos para unos pocos funcionarios, la
cancelación de Geovany Tamayo, es presidente de la Asociación de
Empleados, por disentir con los principales directivos, la falta
de un proyecto que genere rentas propias. Y, lo más importante,
la falta de una política cultural, de alcance nacional, que
promueva y difunda cultura.

Vanas promesas

Lenín Ortiz, ex director de los Museos de la CCE, dijo que no se
cumplieron las propuestas iniciales.

- ¿Por qué el apoyo y posterior rompimiento con la actual
administración?

- Entre varios compañeros decidimos apoyar a la actual
administración, entre otras cosas por las propuestas que
mantenía; una de ellas era cambiar el nombre actual de Casa de la
Cultura por el de Casa de las Culturas, pues para nadie es
desconocido el carácter multicultural y multinacional de nuestro
país.

La segunda propuesta estaba orientada a que, antes de emprender
un proceso de democratización interna de la institución, pues las
diferentes secciones se habían convertido en propiedad de dos o
tres personas y lo siguen siendo.

Por ejemplo, la sección a la que yo pertenezco -Antropología y
Etnología- había sesionado no más de tres veces en 15 años y el
actual director no convoca a sesión en más de un año.
Lamentablemente todo quedó en enunciado.

- ¿Qué hizo usted entonces?

- En octubre de 1992 Camilo Restrepo asumió la presidencia de la
institución y me encargó la dirección general de los museos, la
cual acepté para poner en práctica estos planteamientos. pero
encontré que los museos de la Casa de la Cultura eran
inexistentes, porque se había producido un acuerdo de comodato o
de cedimiento de espacios a favor del museo del Banco Central,
con el cual ni el del banco funciona bien, tampoco el de Casa de
la Cultura.

Además se cedieron espacios como el de la sala de exposición
"Eduardo Kigman", del museo de instrumentos musicales, de la
Radio y de la administración, más o menos unos 5 mil metros.

- ¿A qué atribuye el problema?

- Cuando intenté hacer una reestructuración me di cuenta de que
la Casa de la Cultura no tenía ni siquiera los recursos, sino
también carencia de voluntad para emprender acciones que
solucionen esta situación.

Encontré que el estado de los cuadros era calamitoso, en un
proceso de deterioro total, y en esas condiciones no se podían
exhibir. No existe un taller de restauración.

- ¿Cuál es la situación actual de los museos?

- Los museos no cumplen su función porque son museos mutilados.
La función real de un museo es exponer los distintos elementos de
su naturaleza al público, pero para eso deben tener cosas
mínimas. Debemos tener respeto de nuestra dignidad cultural. Todo
esto determinó que yo me desvinculara de mi función en la Casa de
la Cultura.

- ¿Cómo reorientar la función de los museos y cuál debe ser ésta?

- Primera se debe alertar al Gobierno por el peligro de que se
pierda un patrimonio invalorable de la cultura nacional.

Los museos deben tener una función educativa y eso solo se puede
lograr promoviendo el conocimiento en los colegios respecto a
nuestra realidad histórica, el arte, la cultura, etc.

Los mecanismos para lograr esto van desde tener museos
técnicamente instalados, luego a través de los departamentos de
educación y comunicación, llegar al público. Pero esto es
imposible de lograr si notamos que en esta área de la Casa de la
Cultura no existe un departamento de investigación.

- ¿Qué hacer frente a la crisis?

- Debemos impulsar procesos democráticos que nos lleven a
incorporarnos internamente. La función debe tomar un giro
democrático, es decir eliminar las trabas en los museos, en la
editorial. Se trata de un movimiento interno y un movimiento de
los intelectuales para precautelar la autonomía con la que se
maneja.

Las dificultades económicas son grandes; sin embargo, para
solucionar lo económico se requiere una conceptualidad, ideas
coherenres. Eso no existe.

La Casa de la Cultura cumple sus 50 años en medio de una crisis
que es el reflejo de la crisis que afecta a todo el Ecuador.
­Debemos realizar ya un rescate de la Casa de la Cultura!

* Texto tomado de Diario El Comercio. Sección D. Página 1.
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