Quito. 12. sep 96. Las revelaciones de Hugo España publicadas en
Vistazo y difundidas por Ecuavisa, fueron logradas por un equipo de
periodistas encabezados por Carlos Vera y Rolando Panchana.

Con 22 años en el periodismo, Vera es reconocido como uno de los
más brillantes entrevistadores de televisión y uno de los más
hábiles conductores de programas de opinión. Panchana con siete
años de experiencia, es un seguidor de los casos de derechos
humanos. Ganó el premio "Símbolos de Libertad" por un reportaje
sobre el asesinato de Consuelo Benavides.

Por la credibilidad y profesionalismo de los dos periodistas,
Vistazo acogió el trabajo, sin mediar en ello otro pensamiento,
que nuestra convicción editorial: el respeto a los derechos humanos
es el pilar fundamental para las sociedades libres y demócraticas.
Ningún objetivo de Gobierno o Estado, por loable o importante que
sea, puede justificar su irrespeto

Hasta enero de 1988, fecha en que desaparecieron los hermanos
Restrepo Arismendi, el agente del ya desaparecido Servicio de
Investigación Criminal (SIC) Hugo Efraín España Torres, era bueno,
incluso consentido. Después, en un solo año batió el récord de
sanciones.

Así se ve en su hoja de vida que comparamos con los datos
proporcionados por él. Casi todo coincide y en los años que él
dice estuvo en la fuerza especial antisubversiva, aparece un vacío.
Incluso dicen en la Policía "desconocer su paradero", pero esta
aparente fuga nunca fue castigada. Tampoco consta en su hoja de
vida su movilización a la plaza de Cuenca. Obvio, según España,
porque era una misión secreta.

¿MENTIROSO?

Los detractores de España dicen que es un colombiano mitómano,
farsante, loco. Para comprobar, dividimos su vida en dos etapas:
antes y después del 8 de enero de 1988, cuando desaparecieron los
hermanos Restrepo.

Hugo España nació el 1 de julio de 1966 en Pasto, Colombia, "por
casualidad", como él repite, en el hogar formado por Efraín España
y Gladys Torres, ecuatorianos de nacimiento.

Su familia, humilde, evangelista, siempre vivió en Ecuador y
acogiéndose a su derecho de ecuatorianos, cuando Hugo tenía 13
años, su madre reclamó la naturalización de su hijo. Fue aprobada
el 23 de noviembre de 1979, mediante resolución ministerial firmada
por el entonces canciller, Alfredo Pareja Diezcanseco.

Pero después hay algo raro que para la Policía es prueba fehaciente
de la mitomanía de Hugo España. Su nacimiento fue inscrito en Quito,
dos veces. La una en el tomo 11, página 334, realizada por sus
padres en 1960. Es ilógico porque su nacimiento se ratifica en
1966. Otra inscripción está en el tomo 48, página 364, efectuada
por Hugo Pantoja España (tío) el 16 de diciembre de 1980. Coincide
la fecha de nacimiento pero dice que Hugo España es hijo de padres
desconocidos. Esto tendrá que explicarlo el involucrado, su familia
y el Registro Civil.

Al fallecer su padre, su tío se hizo cargo de su educación. Iba
creciendo y de tanto escuchar y ver novelas policíacas, soñó con
ser detective y lo consiguió a los 17 años.

Según consta en su hoja de vida, España había estudiado la primaria
en la Academia Militar Eloy Alfaro. Su libro dice que culminó en la
Escuela Eloy Alfaro del cantón Durán. El error debe estar en la
ficha ya que el colegio militar Eloy Alfaro, no tiene sección
primaria. También dice que desde primero hasta tercer curso estuvo
en el Colegio Víctor Emilio Estrada de Quito (sección nocturna). El
20 de agosto de 1984, la secretaria Mercedes Gálvez certificó que
España se matriculó para el período escolar 1982-1983 y le extendió
un "certificado de notas".

Cuando explotó el Caso Restrepo, el general Gilberto Molina,
comandante general obligado a renunciar y apresado el 11 de octubre
de 1991 por estar involucrado en este caso, solicitó al colegio
Estrada un certificado sobre los estudios de España. Su rector,
licenciado Oswaldo Buitrón Godoy le dijo que "revisados los libros
de matrículas que constan en los archivos del colegio de mi
rectoría no se encuentra ninguna matrícula que corresponda al señor
Hugo Efraín España Torres... El número 248 corresponde a la
señorita España Torres Sandra Isabel...".

En la biografía de El testigo se admite que él nunca estudió en el
colegio Estrada, sino en el Rafael Larrea y en el Oscus. En
conversaciones con Vistazo, España no pudo explicar con claridad
este asunto. Esta adulteración de documentos o "viveza criolla"
sería para la Policía, otra muestra de su mitomanía.

Los certificados de estudio que ahora aparecen como falsos, fueron
aceptados como legítimos por el mayor Jaime Montesdeoca, de la
Escuela de Perfeccionamiento Las Peñas, de Babahoyo. Durante el
curso, la forzada preparación física le lesionó la columna. Ya
recuperado se acercó al Departamento de Personal de la Policía y
el mayor Terán, al ver su cédula, se sorprendió que fuera
colombiano y considerándole "infiltrado del M-19", pidió su baja.

Con su familia fue a la Cancillería y como había llegado a la
mayoría de edad, le hicieron el trámite que incluía la jura de la
bandera para otorgarle definitivamente la nacionalidad ecuatoriana.
Estos documentos, más firmas de respaldo y certificados de
compañeros, llegaron al Consejo Superior de la Policía que por
votación, dejó "insubsistente la baja".

Según lo averiguó Vistazo, España se habría graduado de policía con
la cuarta antigüedad, es decir que era el cuarto mejor alumno. En
su libro, el ex agente mejora su nota: "fui tercero entre 148
alumnos aprobados". Más sorprendente es la versión policial: el
general Jaime Vallejo, director de Personal, en oficio del 23 de
octubre dirigido al general Gilberto Molina, afirma que España se
graduó en Las Peñas "con la última antigüedad o sea la 88, con el
promedio de 12,40...".

TESTIGO

Después se habría dado su paso por el Grupo de Intervención y
Rescate (GIR), su preparación antisubversiva y su integración al
represivo SIC 10, hasta mediados de 1987 cuando fue trasladado al
SIC de Pichincha. Sin embargo, oficiales fundadores del GIR,
sostienen que España nunca formó parte de el grupo de élite de la
Policía.

En diciembre de 1987 fue contagiado de una infección renal y el
jefe del SIC, coronel Trajano Barrionuevo, le dio 10 días de
permiso. Como seguía enfermo, su hermana Maritza trató de hablar
con el médico policial para conseguir sin éxito un nuevo
certificado. Por haberse pasado cuatro días hubo otra intención de
darle la baja que se solucionó con la canasta de víveres y el
cheque con su sueldo que -según dice España- le entregó al entonces
coronel Gilberto Molina, director nacional de Investigaciones e
Interpol.

De todas maneras, "España estuvo castigado en esa fecha (8 de enero,
cuando desaparecieron los hermanos Restrepo). El SIC informó a la
Comisión Internacional que estuvo castigado 30 días en el calabozo,
en otros documentos aparecía trabajando durante ese período, en
otros aparecía asignado a la guardia del comandante general, en
otros aparecía castigado al interior, de modo que de la
documentación conocida por la Comisión, emanada del SIC, no es
posible establecer cuál documento es legal", estas contradicciones
de la misma Policía las hizo notar el comisionado de los Derechos
Humanos Juan de Dios Parra durante una declaración judicial.

El castigo al que fue sometido, no consistió en el encierro físico.
Lo pusieron a cuidar los calabozos. Fue entonces cuando recibió a
los jóvenes Restrepo. Al mayor de los niños, el agente Guillermo
Llerena lo maltrató y España hizo un parte informando eso a sus
jefes que reaccionaron contradictoriamente: primero lo felicitaron
y después, seguramente ya enterados de la muerte de los detenidos,
le hicieron un llamado a la lealtad.

Ese parte cambió no sólo la hoja de vida, sino la vida misma de
Hugo España. En ese año fue encarcelado siete veces. Y no sólo eso,
debió enfrentar tres juicios, el primero de los cuales llegó apenas
diez días después de la desaparición de los Restrepo: 18 de enero
de 1988, por la pérdida de un revólver por los que fue condenado a
pagar 80 mil sucres; 9 de junio de 1989, por la sustracción de un
cheque; 10 de enero de 1990, por la pérdida de una alimentadora de
carabina que también fue condenado a pagarla.

Lo más grave fue lo del cheque. El 5 de octubre de 1988 le habían
dado el pase al Comando de Policía Nº 2 del Guayas, pero en menos
de tres meses, el 31 de diciembre, lo retornaron a Quito como
pagador auxiliar de la Escuela de Especialización de Oficiales.
Allí le comentó a un compañero que sabía lo sucedido con los
jóvenes Restrepo y poco después -pese a las pruebas de descargo
que presentó- fue condenado por la extraña desaparición de un
cheque.

Luego de las investigaciones, el juez segundo del Primer Distrito
de la Policía, doctor Ricardo López Vinueza, sin dar crédito a las
aclaraciones ni a los informes grafológicos que no involucraban a
España, ordenó su captura. El mismo juez, tres meses después (26
de octubre de 1989) dictó sobreseimiento definitivo a favor de la
subteniente Doris Morán sindicada de cohecho a los esposos Restrepo
Arismendi.

SIETE VIDAS

El general Gilberto Molina en su libro Yo acuso, escribe: "Un buen
día trató de abusar de una mujer de la vida llamada Lourdes Arteaga.
Ella se resistió y ante su actitud, con un cinismo sin nombre, la
apresó y la condujo al antiguo SIC, acusándola de haberle robado
una esclava de oro de gran valor". Por esto fue detenido aunque
nunca le pudieron comprobar la acusación. En 1992, España explicó
a Vistazo: "Fue el general Molina quien se inventó lo de las
meretrices".

Desde 1991 ha sobrevivido a cuatro intentos de asesinato. Su casa
fue abaleada dos veces. En el Penal hubo la amenaza de un oficial
ahuyentado por los presos amigos de España que amenazaron con
sublevarse. Horas más tarde, otros policías que ingresaron al
mismo Penal para otra requisa, mezclaron los alimentos de España
con raticida. Estos hechos fueron comprobados y denunciados por
los organismos de Derechos Humanos.

Cambiado, por seguridad, a una celda del Ministerio de Defensa, al
comienzo estuvo bien tratado pero después, un militar hermano de un
policía involucrado en el caso Restrepo, no le dejaba ni siquiera
tomar el sol.

El primero en hablar de la locura de España fue el agente Guillermo
Llerena, condenado por participar en el maltrato físico que llevó a
la muerte a los niños Restrepo. La Comisión Internacional entró en
dudas y lo sometió a un examen con el doctor Marco Robalino,
director del Hospital Siquiátrico, quien certificó que España no
tenía nada de loco. Ahora se conoce que habría otro informe
sicológico, en poder de la Policía, señalándolo como "mitómano".

Los integrantes de la Comisión Internacional admitieron haberlo
llevado en los interrogatorios hasta el llanto para hacerle caer
en contradicciones, pero no fue así. Por eso, para ellos, para el
premio Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel, para los jueces
ecuatorianos del Caso Restrepo, la palabra de España fue confiable.

Quiénes están detrás de España

Se insinúa que hay genios del mal interesados en desprestigiar a la
Policía. Ellos, tomándole de la mano a Hugo España, le habrían
obligado a escribir su libro. En realidad detrás de Hugo España
están el padre de dos niños de-saparecidos y varios activistas de
los Derechos Humanos.

Elsie Monge, quiteña, 1933, después de sus estudios religiosos se
dedicó a la acción comunitaria en Centroamérica. "Invitada a salir"
de allí, vino a trabajar con monseñor Leonidas Proaño. En la década
del 80, por encargo de la Iglesia, asumió la Dirección de la
Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, Cedhu. Por denunciar la
represión en la época socialcristiana, la persiguieron y quisieron
hacerla aparecer como miembro de "Alfaro Vive", AVC.

Pedro Restrepo Bermúdez, 1943, Antioquia, Colombia. Cuando vino al
Ecuador era un ingeniero mecánico próspero y tranquilo hasta el 8
de enero de 1988 cuando desaparecieron sus hijos menores de edad,
Santiago y Andrés. Junto a su esposa Luz Elena, emprendió una lucha
sin precedentes.

Nelsa Curbelo, Montevideo, 1941. Como monja de los Sagrados
Corazones estuvo seis años en Francia y España. Dejó los hábitos
"por incompatibilidad de ideas" y vino a Ecuador para trabajar con
los indios de monseñor Leonidas Proaño. Hasta ahora trabaja en los
barrios marginales con el padre José Gómez. En 1979 se nacionalizó
ecuatoriana. A esa fecha ya estaba vinculada al Servicio Paz y
Justicia fundado en 1974 por Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de
la Paz.

Alexis Ponce, quiteño, 1965, hijo del dirigente sindical, Édgar
Ponce. En 1989 se enroló en la inerte Asamblea Permanente de los
Derechos Humanos (APDH). Se le señala como la persona "que le dio
haciendo el libro a España".

Monseñor Alberto Luna Tobar, obispo de Cuenca, quiteño, forma
parte del grupo más polémico de obispos de Latinoamérica de los
últimos tiempos. Seguidor de la teología de la liberación, igual
que el fallecido monseñor Leonidas Proaño, ha dedicado su vida al
servicio a la comunidad. Eso le ha puesto en la lista de los
"rojos".

Como un balde de agua fría

Las declaraciones del ex policía Hugo España cayeron como un balde
de agua fría sobre la cúpula policial y sobre altos funcionarios
del régimen que condujo al país entre 1984 y 1988. Mientras el
alto mando en pleno visitó las oficinas de Vistazo en Guayaquil;
el ex ministro de Gobierno Luis Robles Plaza, salió al paso desde
su oficina en la Capital de la República.

"La declaración de este hombre ha despersonificado la imagen de una
institución a través de un entrenamiento que no tenemos los
policías. Ninguno de los policías hemos sido entrenados así",
manifestó el comandante general de la Policía Nacional, Marco
Hinojosa, al referirse a las declaraciones hechas por el ex agente
Hugo España. Añadiendo: "Nuestra función no es compatible con la
violencia. No es compatible con la agresión, con la robotización.
Nos hemos sentido muy afectados realmente. Los policías daremos
toda clase de oportunidades para que se investigue toda denuncia
que exista, naturalmente clasificándola de acuerdo a los
mandatos legales respectivos".

El comandante policial también envió un pedido al ministro fiscal
general Fernando Casares, para que invite al país al denunciante
España, a fin de que indique con exactitud el lugar donde estarían
las personas que presuntamente fueron asesinadas por miembros de la
institución. Dijo además que España "tendrá las mejores garantías
de seguridad porque a la institución no le conviene que le suceda
algo, pues la gente acusaría directamente a la Policía".

Por su parte el ex ministro de Gobierno Luis Robles Plaza,
mencionado por España como conocedor de las actividades que
desarrollaba el grupo de élite de la Policía que supuestamente
formara el israelita Ran Gazit, dijo enfáticamente: "No conozco a
España. Todo lo que dice es una infamia sin nombre y sin
fundamento. Ni yo, ni colaborador alguno mío y peor la Policía
instituyeron jamás como norma de acción política el terrorismo
(de Estado)". Sobre la denuncia de que él en persona entregaba
las fotografías de quienes debían ser perseguidos por el grupo de
élite, añadió Robles: "Sólo un imbécil podría estar hablando de
cosas de esa naturaleza, si hipotéticamente se dieran, delante de
un simple pesquisa".

Aclaró además que los cuerpos de élite de la Policía sí recibieron
entrenamiento en el exterior, pero que jamás lo hicieron de Ran
Gazit. Según el ex ministro de la política, la intención de Hugo
España es lesionar a la Policía prestándose como un instrumento de
algo que, sin embargo, dice no conocer. (FUENTE: REVISTA VISTAZO,
N. 697, pp. 6-11)
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