San José. 23.06.93. (Editorial) Hoy es una fecha clave para la
larga crisis haitiana. Los militares de esta nación caribeña
deberán abandonar el poder que tomaron por la fuerza hace 20
meses, o afrontarán las consecuencias de un drástico bloqueo
mundial.
Desde hace una semana, el general Raoul Cedras -gobernante de
hecho- y sus subordinados viven una carrera contra el reloj:
deben decidir entre mantener los bienes que acumularon desde el
golpe contra el presidente Jean-Bertrand Aristide, o arriesgarse
a perder casi todo el transformarse en parias para el mundo.
Los 7.000 militares haitianos, entre los cuales se incluye a mil
policÃas, han acumulado, desde la cuartelada de septiembre de
1991, fortunas calculadas en casi 20 millones de dólares y
logradas con extorsiones a contrabandistas e importadores y
-según Aristide- con participación en el narcotráfico.
El enriquecimiento es claramente visible en las calles de Puerto
PrÃncipe, donde los uniformados circulan en coches nuevos y
costosos, consumen alimentos y bebidas importados y no ocultan
reformas en sus casas.
Todo esto ocurre mientras la mayorÃa de los casi seis millones de
haitianos sufre las consecuencias de una brutal reducción de su
nivel de vida desde 1991, causada por las sanciones económicas
determinadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Esas sanciones no produjeron los efectos deseados porque paÃses
europeos siguieron vendiendo combustibles, alimentos, coches y
equipos a los militares, y estoa aprovecharon la brecha para
ganar comisiones e ingresos adicionales sobre ese comercio.
Empero, la brecha podrá cerrarse el miércoles, después de que las
naciones unidas, con apoyo europeo, aprobaron esta semana un
bloqueo mundial contra la dictadura de HaitÃ.
PaÃses como Holanda (que vendÃa combustibles), Francia (equipos y
coches) y República Dominicana (comida), tendrán que cesar sus
exportaciones legales o clandestinas.
Lo que más asusta a los militares haitianos es la amenaza de
expropiación de sus depósitos bancarios en el exterior, también
prevista por el bloqueo de la ONU. A principios de mes,
Washington congeló depósitos de 83 ciudadanos y de 35 empresas
haitianas en bancos norteamericanos.
Corresponsales extranjeros en Puerto PrÃncipe revelaron que el
temor de pérdidas personales provocó una aguda pugna interna en
la cúpula de la dictadura. Un grupo, encabezado por Cedras,
estarÃa enfrentado al del general Michael Francois, comandante de
la policÃa.
Rumores afirman que Cedras estarÃa dispuesto a retar el bloqueo,
mientras Francois se inclinarÃa por una aceptación de las
exigencias de la ONU para garantizar dólares mal obtenidos.
Pero las divergencias no son menos fuertes entre los civiles que
apoyaron el golpe. El martes 8, el primer ministro Marc Bazin
renunció después de intentar inutilmente excluir a cuatro
ministros del sector económico vinculados a Yonel Elyseee, el
consejero financiero de Cedras.
La situación polÃtica interna es muy confusa. Cedras sigue como
la única cabeza visible del gobierno, pero la extensión real de
su poder es una incógnita.
Esta semana, el parlamento, controlado por los militares, aprobó
una curiosa ley en la que se reconoce que el despuesto Aristide
es el presidente legal del paÃs.
Sin embargo, al mismo tiempo, la decisión parlamentaria
condiciona el fin del exilio de Aristide, ex sacerdote católico
de 52 años, a la aceptación de exigencias que, en último
análisis, perpetuan el poder de Cedras.
Por su lado, Cedras rechaza negociaciones con Aristide con el no
menos curioso pretexto de que "la constitución haitiana prohÃbe a
los militares involucrarse en polÃtica".
Según un embajador latinoamericano en la OEA, quien pidió no ser
identificado, "la tragicomedia del general Cedras está en su
agonÃa".
"La hora es de o todo o nada"; o cae Cedras o hay que reconocer
definitivamente el fracaso de la Comunidad Internacional en
HaitÃ", agregó. (IPS) (4A)
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Ciudad N/D
Publicado el 23/Junio/1993 | 00:00