Washington. 28.06.93. Al ordenar un ataque de misiles al Irak,
presuntamente implicado en un plan de atentado contra su
predecesor, George Bush, el presidente Bill Clinton quiso
probar a Bagdad, y aún más a sus compatriotas y a la comunidad
internacional, que es capaz de actuar con energÃa cuando lo
exigen los intereses del paÃs.
Con gesto grave y determinado, Clinton pronunció desde el
despacho oval de la Casa Blanca un corto discurso a la Nación,
en el que advirtió al presidente iraquÃ, Sadam Hussein, y a
todos los que quieran imitarlo: "no se metan con nosotros".
El ataque a la sede de los servicios de inteligencia, en el
que se dispararon 23 misiles Tomahawk, no sólo es la primera
acción militar emprendida contra "la pesadilla" de Washington
durante la presidencia de Bill Clinton, sino también la
primera unilateral de Estados Unidos, que, según el
presidente, se limitó a informar previamente a sus aliados.
Hace algunas semanas, Clinton habÃa autorizado el uso de la
fuerza contra el general somalà Mohamed Farah Aidid, pero en
el marco de una operación de la ONU. En cambio, en el
bombardeo de Bagdad, se trató de una acción exclusivamente
norteamericana, como el mismo presidente destacó y los
miembros de su gobierno reiteran hasta la saciedad.
En efecto, si la investigación efectuada por el FBI (Seguridad
Federal) es aplastante para Irak, era muy difÃcil que Clinton
no reaccionara, pues podÃa aumentar las dudas de sus
compatriotas en su determinación y envalentonar a Sadam
Hussein, aparentemente convencido, según los medios polÃticos
de Washington, de que el nuevo jefe de la Casa Blanca serÃa un
adversario mucho más fácil que Bush.
Por otra parte, su vacilación respecto a una eventual
intervención en Bosnia y sus problemas con las propias fuerzas
armadas de Estados Unidos, inclinaron a numerosos
norteamericanos, asà como a varios gobiernos aliados, a dudar
del carácter de Clinton.
En su discurso televisado, Clinton hizo todo lo necesario para
responder a sus detractores. Dirigiéndose tanto a Sadam
Hussein como a sus compatriotas y a los aliados de Estados
Unidos, reiteró un mensaje muy simple: los que dudan de su
fuerza de carácter se equivocan.
"Desde los primeros dÃas de nuestra Revolución, la seguridad
de los Estados Unidos de Norteamérica ha dependido de la
claridad de este mensaje, no se metan con nosotros", expuso
solemnemente Clinton.
Por último, también quiso tranquilizar al pueblo
norteamericano, muy preocupado por el atentado de febro pasado
contra el World Trade Center de Nueva York y el reciente
anuncio de que la policÃa habÃa desmantelado una nueva red
terrorista, aparentemente formada por integristas musulmanes.
"Estoy decidido a tomar las medidas necesarias para mantener
la seguridad de nuestra Nación", afirmó Clinton.
Las primeras reacciones en Estados Unidos, en especial la de
Bob Dole, lÃder de los Republicanos en el Senado, revelan una
aprobación practicamente unánime.
Las causas
- En abril pasado, el gobierno kuwaità descubrió un presunto
complot con un coche-bomba para asesinar al ex presidente
George Bush, de visita en Kuwait City. Las autoridades
kuwaitÃes arrestaron a dieciséis personas, dos de ellas
iraquÃes. Tras lo cual ordené a nuestros servicios de
inteligencia y a las agencias encargadas de imponer la ley que
realicen una investigación a fondo, e independiente, dijo en
la alocución Bill Clinton.
- Esa investigación permitió establecer la existencia de
pruebas irrefutables de un complot destinado a asesinar al ex
presidente George Bush y que esta conspiración, en la que
debÃa usarse una potente bomba de fabricación iraquÃ, estaba
tramada y ejecutada por los servicios de inteligencia
iraquÃes.
- "Por ello, el viernes ordené a nuestras fuerzas que ataquen
con misiles de crucero al complejo donde funcionan el cuartel
general, la comandancia y el control de los servicios de
inteligencia iraquÃes. (AFP) (10A)
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Ciudad N/D
Publicado el 28/Junio/1993 | 00:00