Quito. 31 oct 99. (Editorial) Ecuador arqueó las cejas de su ajado
rostro en cuanto supo que el banquero Fernando Aspiazu había
invertido tres millones de dólares en el Partido Democracia Popular
durante la campaña electoral de 1998. El país volvió a arquear las
cejas de su ajado rostro cuando supo que el inversionista había
denunciado al Gobierno demopopular por mal uso de los fondos
invertidos.

Las cejas del ajado Ecuador se arquearon de nuevo cuando supo que
la denuncia había salido de la cárcel donde veranea el
inversionista por supuesto robo al Estado ecuatoriano, su cliente
principal. Las cejas del ajado rostro del país se arquearon por
cuarta vez cuando supo que el inversionista, el denunciante, el
supuesto ladrón tenía tarjeta propia en el banex del sistema
judicial para reclamar sus derechos, consumar sus venganzas y
ajar todavía más el ajadísimo rostro de la patria ecuatoriana.

No había motivo para tanto arqueo de cejas porque la historia del
poder político ecuatoriano ha sido siempre una inversión
ininterrumpida.

Un poco de Historia

Treinta mil pesos de bienes raíces era el requisito para que un
ciudadano pudiera postularse a presidente, según la primera
Constitución de 1830. Treinta mil pesos costaba un hato de siete
mil quinientas vacas. De 1845 a 1860 gobernaron los comerciantes
guayaquileños. Gabriel García Moreno salvó la nación cuando
reconcilió a los ganaderos de la Sierra con los comerciantes del
Guayas. Los gobiernos mal nacidos de la revolución alfarista se
perpetuaron en el poder gracias al fraude electoral. Luego de que
José María Velasco Ibarra fumigó el fraude a fines del decenio
de 1940, las elecciones, cuando las hubo, fueron libres y en cada
período más caras. Las seis campañas para elegir presidente en
estos veinte años de democracia habrán sobrepasado los cien
millones de dólares. "Habrán sobrepasado", futuro de conjetura,
pues nadie sabe cuánto costaron realmente ya que no quedan
documentos, ni cuentas ni historiadores que se ocupen de ellas.

El arqueo de cejas era, sin embargo, justificado cuando se supo
el monto de la inversión. Porque sabido el monto, vinieron las
conjeturas: los centenares de millones de dólares que el Estado
invirtió para salvar el banco del banquero inversionista y la
congelación de los depósitos y ahorros en sucres y en dólares de
todos los cuentacorrentistas y ahorristas del Ecuador habrán
tenido que ver con este gasto electoral. En suma, el pueblo
ecuatoriano sufragó la campaña de la Democracia Popular. El voto
es obligatorio. El sufragio de la campaña, también.

La responsabilidad de haber convertido la democracia en una
institución perversa sujeta a una periódica crisis financiera
electoral recae en algunas cabezas.

La crisis financiera electoral

Las cabezas de la crisis son los inversionistas, los partidos y
candidatos, el Congreso, el Tribunal Supremo Electoral, los
medios de comunicación, los publicistas, los encuestadores y el
mercado.

Los inversionistas porque convirtieron el Estado en la
institución que más riqueza generó para el sector particular
dominante. La mejor prueba de ello es que cuando el Estado
colapsa en la actual crisis, colapsa todo el sector privado. Así
se explica que el Estado regido por una de las constituciones más
avanzadas del mundo sea la forma jurídica de una de las
sociedades más injustas de todo el continente americano. Los
inversionistas jamás permitirán que se regule adecuadamente el
gasto electoral y que esa regulación sea llevada a la práctica.

Si lo permitieran, habrían matado a la gallina de los huevos de
oro.

Los partidos y candidatos porque saben que sin financiamiento
privado no hay acceso al poder. Y sin acceso al poder, la
política se convierte en una permanente frustración. Los partidos
que nunca gobernaron han apaciguado su frustración apoderándose
de la docencia y de los sindicatos. Unos viven de los maestros
y otros viven de los obreros y de la burocracia. A ningún partido
le interesa matar su gallina o su gallinita de los huevos de oro.

El Congreso porque si expide una ley sobre el gasto electoral,
nunca más volverá a legislar. ¿Con qué dinero financiarían los
futuros honorables los gastos de una campaña carísima para los
magros bolsillos de la mayoría de los candidatos?

Los tribunales de Elecciones porque perderían la posibilidad de
negociar con los publicistas. Uno de los tribunales de esta
década perdió varios miles de millones de sucres cuando la
Comisión Anticorrupción denunció con pruebas que había un
contrato amarrado. Tanto le dolió al Tribunal esta pérdida que
se vengó del presidente de la Comisión denunciante privándole por
un año de los derechos de ciudadanía, valiéndose el altísimo
tribunal de un pretexto baladí. Ninguno de los comisionados fue
ratificado por el presidente Jamil Mahuad, quien creó un ente
rival de la Comisión en el propio Palacio de Gobierno. Tan
importante es cerrar todas las vías de acceso a la rendición de
cuentas del gasto electoral.

Los medios de Comunicación y en particular la televisión porque
una campaña electoral es una buena fuente de ingresos en concepto
de publicidad. Los publicistas por la misma razón y en esta
década más cuando la campaña electoral se concentra en la
creación de imagen. Los encuestadores por el mismo par de razones
anteriores.

Y el espíritu del mercado, la filosofía hoy dominante en el
mundo, no puede generar acciones que le contradigan. Dime cuál
es tu imagen y te diré quién eres. Tengo buena imagen, luego
existo. Amarás al creador de tu imagen con todo tu corazón, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas y a los inversionistas de
tu imagen como a ti mismo. De este mandamiento penden la
democracia y todas sus promesas.

De modo que si el país arqueó las cejas porque un banquero sagaz
financió a un candidato en apuros, debe volver a desarquearlas,
pues ya se vienen las consultas populares sobre las autonomías,
las elecciones de gobiernos seccionales y las elecciones
presidenciales. Ni los partidos, ni el Congreso ni el Tribunal
ni los medios ni los publicistas ni los encuestadores ni los
candidatos ni los inversionistas ni el mercado querrán ni podrán
permitir que se coarten los gastos electorales ni se
transparenten, pues de lo contrario no podría funcionar la
democracia ecuatoriana. El sistema de crédito diferido, gaste
ahora y pague después, es el pilar de la democracia ecuatoriana.
(DIARIO HOY) (P. 10-A)
EXPLORED
en Autor: Simón Espinosa - [email protected] Ciudad Quito

Otras Noticias del día 31/Octubre/1999

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el