Los ministros de la región no lograron ayer en Quito acordar medidas de confianza; las divergencias rebasaron el discurso, aunque se acogió el pedido de Perú de revisar el millonario gasto militar de los países miembros
El encuentro de cancilleres y ministros de Defensa de los 12 países de la Unasur estuvo marcado por divergencias y acusaciones, especialmente entre Colombia y Venezuela, respecto del convenio para el uso de bases colombianas por parte de los EEUU y la compra de armamento y el plan nuclear impulsado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
A las 09:20 empezó la reunión que se extendió hasta pasadas las 14:00, pero a la prensa solo se le permitió presenciarla unos siete minutos.
Antes de entrar en agenda, el canciller peruano José García se aprestó a dar lectura a la carta enviada el martes por el presidente Alan García en la que exhortó a sus homólogos de la región a frenar la carrera armamentista.
Pero Javier Ponce, ministro de Defensa de Ecuador, se opuso a la lectura y, argumentando que en ella se trataban temas reservados, solicitó que la prensa abandone la sala.
Ponce se sorprendió cuando el delegado de Chile, Mariano Fernández, dijo que la carta ya estaba publicada en varios medios de comunicación y propuso tratar el "Plan acción 2009".
Jaime Bermúdez, canciller de Colombia, insistió en la necesidad de que la región se una para combatir a los que calificó como enemigos comunes: el narcotráfico, la guerrilla y el terrorismo, factor clave para "conformar una región de paz".
De inmediato, el vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizalez, replicó al asegurar que es imposible una región pacífica mientras Colombia no entregue información sobre cómo funcionarán las bases estadounidenses. "Son bases logísticas de expedición, Colombia no quiere admitir que está invirtiendo $40 millones en cada una de ellas", dijo.
Respecto al armamento que Venezuela compró a Rusia, Carrizalez señaló que "es una obligación constitucional proteger a la nación. Compramos armas porque nos sentimos amenazados", enfatizó y afirmó que su país está dispuesto a entregar a la Unasur la información sobre esas adquisiciones.
Por su parte, el ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, explicó que su país exige que se transparenten todos los acuerdos militares en Sudamérica para presentar el suyo con EEUU.
Mientras tanto, Fabián Varela, Jefe del Comando Conjunto de las FFAA ecuatorianas declaró que apoyaba el sinceramiento del gasto militar de cada país, aunque admitió que esto generó polémica en la cita.
Según la carta de Alan García, en los últimos cinco años, los países integrantes destinaron para gasto militar $156 mil millones, de los cuáles $23 mil milllones fueron para nuevas armas, cañones, aviones y naves, los cuales se financiaron con recursos del presupuesto e inclusive con endeudamiento externo. En su misiva, García advirtió que si la Unasur no logra transparentar y reducir el gasto militar, "el pueblo del continente se preguntará ¿y entonces, para qué sirve?"
Al final, las discrepancias persistieron. Mientras para el canciller y el ministro de Defensa ecuatorianos, Fánder Falconí y Javier Ponce, respectivamente, la reunión fue un productiva, el resto de asistentes habló de falta de acuerdos. Y mientras los aliados chavistas culparon a Colombia de ello, este último país responsabilizó a Venezuela de los desencuentros. (MING-VYJ)
Carta de Perú con eco
La carta en la que el presidente de Perú, Alan García, pidió frenar la carrera armamentista en Sudamérica tuvo eco en la cita de ministros de la Unasur.
Todos se pronunciaron a favor de establecer un mecanismo de transparencia y confianza y de sellar un pacto de no agresión militar. García precisó en su comunicado que "el secretismo solo beneficia a los grandes vendedores de armas y a sus comisionistas corruptos.
Perú propuso que el Consejo de Defensa Sudamericano haga público el gasto militar, de instalación y mantenimiento de bases y tropas y material bélico que se registre en cada uno de los 12 países que integran la Unasur.
- Lea la carta del presidente peruano Alan García