Quito. 23 abr 2001. El Ecuador se ha convertido en la tierra prometida
para miles de ciudadanos del vecino del norte, que buscan en la
agricultura y el comercio la forma de subsistir.
La iglesia anglicana de Ibarra recibe a diario el pedido de ayuda de
familias colombianas.
La violencia en Colombia no es nueva, pero la implementación de un plan
antidrogas ha generado muchos temores y familias enteras se han visto
obligadas a emigrar. Quienes no encuentran oportunidades de trabajo en su
propio paÃs han hallado en Ecuador la tierra prometida.
Un misionero colombiano de la iglesia anglicana comenta que la crisis de
su Estado se inició a raÃz del asesinato de Eliécer Gaitán, un caudillo
liberal candidato a presidente de la República, que desembocó en la
revuelta denominada "bogotazo", una especie de guerra civil que aún
subsiste y que continúa cobrando vidas.
Las consecuencias no terminan y en Ecuador está la prueba. Imbabura,
Carchi y Pichincha son las provincias con mayor población colombiana, por
la cercanÃa fronteriza y el clima cálido, especialmente el de Santo
Domingo de los Colorados.
Las dos mayores industrias de Ibarra: Ilensa, de licores y otra de ropa
deportiva están en poder de colombianos. Además, estos ciudadanos son
calificados como "buscavidas" por la gran imaginación que poseen para
idear negocios.
En esta ciudad de 300 mil habitantes, existen más o menos 70 mil
colombianos de los cuales, según datos proporcionados por la Diócesis,
1.078 tienen visa de refugiados.
A finales del 2000 fueron reconocidas unas 250 personas como refugiadas;
en febrero entrevistaron a 328 personas que están en proceso de
reconocimiento, y durante la semana del 16 al 20 de abril de este año,
unas 200 más acudieron como solicitantes.
El drama de la iglesia anglicana es también alarmante: cada dÃa acuden
cerca de 50 colombianos que huyen de la violencia de su paÃs en busca de
ayuda. Los misioneros de esta comunidad toman los datos personales para
interceder ante las autoridades de CancillerÃa, con el fin de legalizar
su permanencia en nuestro paÃs.
El sacerdote encargado de esta iglesia no quiso entregar más detalles de
la situación de los vecinos del norte, eran evidentes los rostros de
temor y desolación que traÃan los colombianos, muchos de ellos cargaban
apenas un pequeño bolso.
Cristian (nombre ficticio) confiesa que, a pesar de que ya tiene cinco
meses en Ecuador mantiene el temor de que guerrilleros colombianos tomen
represalias contra él.
Este joven de 19 años vivÃa en los campos de Florencia de Caquetá, lugar
por donde circulan muchos paramilitares y guerrilla de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC). Su familia se dedicaba a la
agricultura, pero un dÃa los guerrilleros quisieron llevarlo a él y a su
hermano para integrarlos a sus filas y al oponer resistencia asesinaron a
su padre.
El huyó hacia Ecuador y su madre a Bogotá. Sus dos hermanos menores
quedaron en Florencia al cuidado de unos familiares. Pidió refugio en la
CancillerÃa y lo obtuvo cinco años, hoy colabora con la iglesia anglicana
orientando a otros colombianos que llegan a pedir ayuda.
También trabaja en una mecánica automotriz donde le pagan 15 dólares
semanales. Ha pedido empleo en muchas empresas, pero se lo han negado,
cuenta resignado "porque los colombianos tenemos mala reputación".
En Santo Domingo
César Julio Mora, quien vive en Santo Domingo de los Colorados y es
presidente honorario de la Colonia de Colombianos residentes en esta
ciudad, señala que sus casi 40 coterráneos que se han afincado aquà lo
hacen empujados por el recuerdo de la zona cafetalera.
Trajeron plantas de diferentes calidades que enriquecieron la
agricultura, pusieron comercios y adquirieron grandes haciendas para
criar ganado de alta calidad y caballos de paso.
Pero, asà como llegaron médicos, agricultores, abogados, poetas para
habitar este sector y enaltecer a Colombia con su comportamiento y
trabajo, también se asentaron personas no buenas que han hecho algunas
picardÃas, reconoce Mora.
En Carchi
La situación de la provincia del Carchi es diferente. A pesar de la
cercanÃa con la frontera colombiana, la mayorÃa la utilizan solo como
paso a otras poblaciones ecuatorianas.
Además el artÃculo 15 de la Constitución PolÃtica del Ecuador, prohÃbe a
las personas naturales o jurÃdicas extranjeras adquirir tierras con fines
de explotación económica en zonas de seguridad nacional (hasta 50
kilómetros de la frontera).
Marcelo Peñaherrera, registrador de la Propiedad del cantón Tulcán
manifiesta que algunos colombianos han intentado adquirir propiedades
ilÃcitamente, sin éxito. En el caso de cónyuge ecuatoriano/a, no existe
ningún impedimento.
En los últimos tiempos es común observar familias colombo-ecuatorianas,
pero también gran cantidad de negocios prósperos emprendidos por
ciudadanos del vecino paÃs.
Once familias vuelven a comunas
Once familias indÃgenas desplazadas que huyeron por amenazas de grupos
aparentemente paramilitares retornaron en el transcurso de la semana
pasada a sus comunidades de origen.
Ricardo Andi, dirigente de la Federación de IndÃgenas Independientes del
Pueblo Shuar, indicó que de las 11 familias desplazadas, 8 vivÃan en el
sector de las Malvinas 1 y tres en JambelÃ. Regresaron a las comunas de
Tarupa Shiguango, en Santa Rosa.
En la Finca de la Federación de IndÃgenas Kiwas de SucumbÃos(Fokise)
permanecen seis familias Shuar y Quechuas, las que provienen de
comunidades fronterizas con Colombia. Luis Numinga, otro dirigente,
afirmó que tendrán que abandonar el lugar, ya que a mediados de mayo
habrá un congreso de nacionalidades indÃgenas en este sitio. "No sabemos
a dónde vamos a ir", dijo. (GR)
Vienen como turistas y se quedan
Los datos de la PolicÃa de Migración en el puente de Rumichaca dan cuenta
del alto número de colombianos que ingresan al paÃs como turistas.
No obstante la diferencia de los que salen, da cuenta de que muchos se
quedan en Ecuador. En enero del 2001 ingresaron 13.577 y salieron 2.750;
en febrero vinieron 6.284 y se fueron 1.121; en marzo se reportaron 6.742
ingresos y 1.221 egresos; en lo que va de abril han llegado 6.350
colombianos y se han ido 1.031. (Texto tomado de El Expreso)