Guayaquil. 04 ago 99. Una repentina explosión, como de dos carros
chocando entre sÃ, sacaron de juego a Sandra Cervantes, de 2
años, y Mariela Mina, de 22, su profesora, a eso de las 09:45 de
ayer. Ambas jugaban en el patio del jardÃn de infantes El ParaÃso
de los Niños, en la ciudadela Guayaquil, al norte de la ciudad.
En segundos, un fogonazo se levantó del otro lado de la pared
trasera. Cuando se asomaron desde una ventana, vieron cinco
cuerpos regados que se quemaban en medio de hierros retorcidos
que ellas no atinaban a identificar, a cincuenta metros de donde
jugaban. Sobre la tierra y atrás del arco de una cancha de
indorfútbol, estaban los cuerpos de Johnny Novillo, Patricio
Samaniego, Paola Pozo, David Thumin y Patricio Avilés.
A las 09:30, ellos habÃan despegado de la pista del aeropuerto
de Guayaquil en una avioneta Cessna, matrÃcula HC-AKO, en un
vuelo privado que iba a Manta. Lo que Mariela y la pequeña Sandra
no alcanzaban a explicarse eran las razones de lo que estaban
mirando. Robert Zea, empleado del Hotel Hilton Colón, y Jimmy
Florencio, albañil en una casa en construcción, si lo tenÃan muy
claro.
"La avioneta quiso aterrizar", dijo Florencio, quien la siguió
con la mirada desde que la avioneta fue esquivando construcciones
y edificios colocados a los costados de la avenida Miguel H.
AlcÃvar. A dos cuadras del sitio del impacto, dos
retroexcavadoras limpiaban a esa hora un terreno. "Intentaron
aterrizar ahÃ, pero como no pudieron, siguieron de largo,
llegaron al complejo, la nave tocó tierra y luego explotó", dijo
Pedro Segura, empleado en una casa vecina.
Mariela Mina alcanzó a ver a uno de los ocupantes moverse
mientras su cuerpo estaba completamente encendido. Sin piel,
aunque no calcinados, los restos quedaron regados en un radio de
cinco metros. Todos aparecÃan completos.
De acuerdo con la versión de Héctor MejÃa, miembros del
departamento de CriminalÃstica de la PolicÃa Nacional, los
ocupantes de la pequeña nave murieron en el acto.
La avioneta intentó un aterrizaje emergente. Robert Zea, desde
el Hilton Colón la vio girar de sur a norte, antes de perderse
tras los dos pabellones de Torres del Norte. Jimmy Florencio vio
que la nave se ladeaba tratando de esquivar las redes del tendido
eléctrico. Pasó por debajo de los cables que conectaban a una de
las luminarias del parque antes de que se estrellara con el arco
de la cancha de indorfútbol y el poste de un aro de baloncesto.
El impacto con ambos objetos provocó que la avioneta explotara
y se incendiara. La nave iba con dirección sur-norte; la cola
quedó de norte a sur y el motor quedó a cinco metros detrás.
Quienes vieron la avioneta coinciden que el piloto evitó
estrellarse en un área poblada. El sitio es una zona despejada,
aparte de las dos canchas, con una carpeta de concreto, pero
justo a doce metros está el jardÃn de infantes que tiene seis
alumnos menores de cinco años, dijo la dueña del local, Rina
Cervantes.
A un costado del solar donde cayó el motor, cuatro personas
ocupaban un edificio de dos plantas, donde viven cinco familias.
El impacto fue a las 09:42. Cuando los bomberos y personal de la
Aviación Civil llegaron, 15 minutos después, el fuego se habÃa
casi apagado, pero aún seguÃa el olor a carne quemada. Los
cuerpos fueron cubiertos primero con fundas plásticas
transparentes y metidos en otras de lona. A las 10:45 se llevaron
el primero hasta la morgue de la PolicÃa.
Parte del fuselaje fue recogido por técnicos de la Aviación Civil
para las investigaciones. Al sitio llegaron familiares que no
dieron mayor información. Alonso Avilés, tÃo de Johnny Novillo,
el piloto, dijo que desde hace un año su sobrino laboraba para
la compañÃa Negocios Industriales Real S.A. (Nirsa).
De Nirsa no hubo una versión oficial sobre la nave accidentada
y las personas que viajaban en ella, pero se conoció,
extraoficialmente, que en el vuelo de ayer no viajaba ningún
funcionario de la empresa. "Johnny y Patricio trabajaban como
pilotos para Nirsa, de las otras tres personas solo conocemos a
uno de ellos", dijo Laureano González, empleado de la empresa
Nirsa.
Patricio Avilés, era empleado de la DAC, y de Paola Pozo no se
conocÃa mayor información. David Thumin era un técnico conocido
del dueño de la empresa quien solicitó que lo llevase a Manta a
inspeccionar una empacadora.
1 300 horas de experiencia
La Jefatura de Aeropuerto no descartó una posible falla de tipo
mecánico, aunque en la última revisión (no precisaron fecha), la
avioneta cumplió con los requerimientos técnicos exigidos por la
Subdirección de Aviación Civil (DAC) para obtener el respectivo
permiso de vuelo.
Según el informe de la DAC, la avioneta contaba con los permisos
de operación privada hasta febrero del año 2000, seguro aprobado
y vigente hasta diciembre del presente año.
Juan Faini, subdirector de la Aviación Civil, aseguró que el
capitán Johnny Novillo, fallecido durante el accidente, era un
piloto habilitado con licencia vigente y en perfecto cumplimiento
de las normas establecidas para cumplir sus tareas como
profesional al frente de una aeronave.
Novillo, de 39 años, llegaba a las 1 300 horas de vuelo, lo que
demostraba que se trataba de un piloto experimentado. "La
información que yo les puedo dar es que en uso de los permisos
concedidos la avioneta presentó un plan de vuelo hacia Manta con
cuatro pasajeros a bordo: Novillo al mando y como pasajeros
estaban Patricio Samaniego, también piloto, pero no de la
aeronave accidentada; David Thumim, Paola Poso y Patricio Avilés,
funcionario de la Aviación Civil", dijo Faini.
La avioneta decoló a las 09:42 con destino hacia Manabà y el
último contacto con la torre, era para anunciar su salida de
Guayaquil con rumbo a esa ciudad manabita. Sin embargo -según
Faini- los investigadores tendrán que estudiar las grabaciones
de la torre del aeropuerto Simón BolÃvar de Guayaquil.
"En las avionetas de carácter privado, como ésta, no existe una
caja negra. No es un requerimiento establecido por los
reglamentos. Estamos reuniendo los datos para que los
investigadores determinen las causas del accidente", recalcó
El último reporte de la nave indicaba que estaba en perfectas
condiciones. En el caso de la avioneta accidentada cumplió con
los programas establecidos y aunque en principio se creyó que
existió exceso de pasajero, según la DAC, viajó con una persona
menos que la autorizada.
La Junta Investigadora de Accidentes, integrada por cinco
miembros, realizará los estudios preliminares para determinar las
causas del accidente. Los técnicos de la DAC ya recogieron
algunas partes del fuselaje y varios instrumentos que no fueron
afectados por las llamas.
Esta junta investigadora está presidida por el Subdirector
General de la DAC e investigadores de accidentes, especialistas
en aeronavegabilidad, médicos y juristas darán su primer informe
en aproximadamente 15 dÃas. No obstante si la investigación lo
amerita, se tomarán alrededor de 60 dÃas para dar los primeros
resultados oficiales. (Texto tomado de El Comercio)