Quito. 23 ago 99. Casi un millón de madres desposeÃdas del
Ecuador empezaron a cobrar mensualmente el "bono de la pobreza"
y todos coinciden en que es insuficiente, pero fue una de las
medidas del gobierno para, una vez eliminados los subsidios,
aliviar en parte la terrible situación económica por la que
atraviesa el paÃs.
Siempre se ha dicho que dar la caña de pescar, y no el pescado,
es lo mejor en todos los casos. Sin embargo, al hablar de paÃses
en vÃas de desarrollo como el Ecuador, donde existe una alta tasa
de desempleo y la inflación es la más alta de Latinoamérica, el
"pescado" es bienvenido en los hogares más pobres. Eso hizo el
gobierno ecuatoriano al poner en marcha el "bono solidario",
también llamado "el bono de la pobreza". Para algunos analistas,
uno de los logros reconocidos, a un año de gobierno de Jamil
Mahuad, es la firma de la paz con Perú, en polÃtica
internacional. En materia local, serÃa la implementación de este
bono solidario, que aunque tiene muchos detractores ha focalizado
la pobreza con éxito, sobre todo en la operatividad. "Los
subsidios a la energÃa no discriminaban; en definitiva, el dinero
no llegaba a la clase pobre", afirma un funcionario europeo de
una organización internacional que vivió en Ecuador durante la
época en que se implementó el bono, y que prefirió reservar su
identidad. "Con el bono sà se llega a donde tiene que llegarse,
pues es directo", explica. Sin embargo, él no piensa que esto sea
realmente una medida para luchar contra la pobreza, que no es
desconocida en el pequeño paÃs. "Para atacar la pobreza hay que
invertir en salud, educación y vivienda", añade el ejecutivo, que
reside en Nueva York y trabaja en proyectos sociales.
Según el consejo Nacional de Modernización del Estado (Conam),
encargado de poner en práctica este subsidio directo, existe un
ahorro de 314 millones de dólares, pues antes se invertÃan 564
millones en subsidios. El organismo enfatizó que se creaba el
bono para "evitar la malversación de fondos y el contrabando, y
reducir el déficit fiscal".
En 1998, el Conam encargó a la banca y a una empresa privada
denominada Banred la implementación del bono, lo cual se realizó
en noviembre de 1998 en sólo 40 dÃas. Se pidió la participación
de las iglesias católicas y evangélicas, adonde la gente tuvo que
acercarse para declarar su necesidad. En este momento se está
pagando a 1.400.000 personas, un promedio de 15 millones de
dólares mensuales. Aunque el bono en la actualidad es de 150 mil
sucres (alrededor de 15 dólares), los beneficiarios, entre ellos
mujeres, ancianos y discapacitados, esperan con ansia este
pequeño pero en muchos casos, significativo aporte a su economÃa
familiar.
Al principio los beneficiarios fueron las madres y ancianos,
ahora se ha incluido a los discapacitados. Las madres deben tener
por lo menos un hijo menor de 18 años y un ingreso inferior al
millón de sucres mensuales (100 dólares).
Cientos de miles de personas se acercaron masivamente a las
iglesias a dar su información, con la aspiración de recibir el
dinero. Sin duda la parte más compleja del plan fue la
recolección de datos y su posterior verificación para elaborar
un banco que permita saber quiénes iban a ser los beneficiarios.
"A nosotros nos parecerÃa poco, pero hubo madres que nunca antes
habÃan tenido este dinero junto y tampoco antes habÃan sido
tratadas con dignidad", añade Sanhueza.
El sistema tampoco ha estado exento de crÃticas y tropiezos, sin
contar con los escépticos, que no creÃan en la posibilidad de
implementarlo. Aún existen errores en los datos, que deben ser
corregidos, pero el resultado --en términos generales-- ha tenido
gran impacto y ha sido satisfactorio en muchos aspectos.
"Es importante destacar que con la información que nosotros
generamos, el Conam, el Ministerio de Finanzas, el de Salud
Pública y de Vivienda están teniendo una información fresca, al
dÃa, de los sectores pobres", expresa Leandro Sanhueza al
referirse al mapa de la pobreza que se está construyendo como un
"subproducto" de la información que se ha recogido. Esta
información puede ser utilizada por las autoridades de gobierno
y los organismos internacionales para conseguir apoyo y subsidios
de salud, vivienda, carreteras.
--En su percepción, ¿no es más importante reactivar el aparato
productivo que darles "el pescado en vez de la caña" a las
personas?
--SerÃa terriblemente injusto hoy en dÃa pensar que era
inconveniente el bono. En las circunstancias actuales es un
paliativo que el gobierno buscó a cambio de borrar una serie de
subsidios relacionados, donde la mayor parte del pueblo
ecuatoriano, que no lo necesitaba, estaba por ejemplo utilizando
gas a 5.000 sucres (50 centavos de dólar) cuando vale 40.000 (4
dólares).
--¿Existen experiencias previas parecidas en Latinoamérica?
--La focalización de entrega directa de subsidios se ha hecho y
ha sido aprobada por organismos internacionales. Chile, entre
otros paÃses, otorga subsidios de la vivienda. Sin embargo, no
se pueden confundir dos cosas. Lo que se ha entregado en el
Ecuador es fundamental y era una prioridad absoluta, por una
necesidad aplastante. Paralelamente, es incuestionable y es una
decisión polÃtica y económica de todos los gobiernos y de los
organismos internacionales propiciar la reactivación del aparato
productivo. Pero cuando las necesidades son apremiantes, uno no
puede esperar a reactivar el aparato productivo para que la gente
tenga algo de comer.
--¿Piensa que este tipo de subsidio se puede aplicar a otros
paÃses?
--El bono, tal como está, es probable que no aplique a otros
paÃses. Lo que sà aplica es el esquema, la experiencia, la
operatividad, el cómo se hace, se puede aplicar a subsidios
directos o indirectos, de acuerdo a las polÃticas sociales que
los paÃses definan.
La implementación del bono en Ecuador ha generado la inquietud
de Perú, quien se ha comunicado con el Conam para ver la
posibilidad de implementar algo parecido en el paÃs vecino.
(Texto tomado de Tiempo del Mundo)