La expansión del comercio internacional de productos primarios desde mediados del siglo XIX hasta la vÃsperas de la Primera Guerra Mundial, y a partir de la década de los 50s, el vertiginoso crecimiento del intercambio de manufacturas, surgen desde aquella perspectiva, como procesos impulsados por los cambiantes factores del desarrollo de los paÃses industrializados.
En torno a esos procesos se articulan la circulación de factores productivos, el funcionamiento del sistema monetario internacional y los cambios en las gravitaciones relativas de los principales paÃses desarrollados.
DESARROLLO DE LOS CENTROS: COMERCIO DE PRODUCTOS PRIMARIOS Y PRODUCTIVIDAD
Ampliación del mercado y productividad en el capitalismo comercial
Durante la expansión del capitalismo comercial europeo a partir del siglo XI. En ese periodo, los crecientes vÃnculos entre distintos centros de producción y mercado, generaron corrientes de intercambio que actuaron como principal agente del incremento de la productividad y la acumulación del capital.
En ese periodo las economÃas europeas tuvieron una gravitación modesta, ya que el tráfico comercial estaba limitado por bienes de alto valor debido a los costos del transporte.
La expansión comercial europea recibió un fuerte impulso con la colonización de América y la apertura de nuevas rutas a Oriente. Recién a partir de las postrimerÃas del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX, los aportes de los economistas clásicos, establecieron una sólida fundamentación teórica para vincular la expansión comercial al crecimiento de la productividad, esto es, sentaron la bases de una teorÃa del desarrollo económico.
En las condiciones de la época, el incremento de la productividad se apoyaba primordialmente en la división del trabajo y en el aprovechamiento de las diferencias de costos de producción para los bienes, posibilitados por la ampliación del mercado. La aparición de las ventajas comparativas para la producción de bienes en distintas localizaciones que podÃan vincularse comercialmente, generaba una fuente potencial de incremento de la productividad y de formación de ahorro. Estas ventajas comparativas surgÃan primordialmente de la distinta dotación de recursos naturales y, sobre todo en el caso de Inglaterra, de las diferencias en los niveles relativos de desarrollo tecnológico. En tales condiciones, la ampliación del mercado daba lugar a una progresiva especialización de la producción por hombre ocupado. Los economistas clásicos interpretaron correctamente ese proceso como el principal agente de desarrollo económico de la época.
El comercio actúo como un engine of growth, tanto al nivel del incremento de la productividad vÃa el aprovechamiento de las ventajas comparativas, como de la promoción del progreso técnico. Es asà como los vÃnculos comerciales intra - europeos, constituÃan un requisito, un agente dinámico esencial del desarrollo de los paÃses lÃderes de esa época.
La expansión comercial europea generó nuevas fuentes de acumulación de capital a través de tres vÃas:
· La apropiación del excedente generado por la actividad comercial y el incremento de la productividad en la producción de bienes
· Las ganancias de las empresas coloniales
· Los tributos a los residentes en las colonias.
Progreso técnico y expansión comercial a partir de la Revolución Industrial
El progreso técnico, particularmente en la producción textil y la de hierro y la progresiva difusión del vapor como nueva fuente de energÃa, comenzó a generar un rápido incremento de la productividad al interior de las empresas.
El rápido progreso técnico en los transportes marÃtimos y terrestres en el curso del siglo XIX modificaron sustancialmente los costos por transporte y el acortamiento de las distancias, por medio de menor tiempo con la difusión del ferrocarril, trajo también la apertura de nuevos centros de producción primaria alejados de los centros de consumo. Entre 1840 y 1870 la red ferroviaria pasó de 9000 a 210 Km. y en 1910 era de 1 millón de Km.
Pero fue la difusión de los navÃos a vapor, el avance tecnológico que modificó radicalmente las condiciones y los costos del transporte marÃtimo. El avance simultáneo del sistema de transporte ferroviario y de la navegación consumó, pues, la formación de un sistema económico mundial al promover la integración espacial de la actividad productiva en escala internacional y posibilitar, por primera vez, la producción e intercambio a larga distancia de productos de mucho volumen y peso en relación a su valor, esto es, minerales y alimentos y materias primas agropecuarias.
A partir de esa época, el impacto de la expansión comercial sobre la productividad y el desarrollo dejó de operar como lo concebÃan los clásicos, a través de la división del trabajo y del aprovechamiento de las ventajas comparativas por la expansión del intercambio entre localizaciones productivas relativamente cercanas entre sà y que tenÃan estructuras productivas comparables.
Función del comercio de productos primarios en el desarrollo de los centros industriales
Las economÃas europeas a mediados del siglo XIX tenÃan dos caracterÃsticas:
1. La producción agropecuaria continuaba constituyendo el principal sector económico y fuente de empleo. Por ese entonces el 40% de la población activa de los paÃses europeos estaba localizada en la agricultura.
2. La revolución industrial y, particularmente el desarrollo de la industria textil y siderúrgica, generaba una demanda acrecentada de materias primas y mano de obra.
En tales condiciones, la expansión de la oferta de productos primarios era esencial para posibilitar el desarrollo económico de Europa por dos razones:
1. Ampliar la oferta de productos primario a los mismos o inferiores precios relativos. En ausencia de esa expansión de oferta, la presión de la demanda hubiera generado un encarecimiento de los precios relativos de la producción primaria y una transferencia de ingresos en su favor. Esto habrÃa frustrado las posibilidades de desarrollo industrial y de acumulación en los nuevos grupos económicos responsables de ese desarrollo.
2. Desplazar mano de obra del sector primario a la industria. Esto era indispensable par ocupar los nuevos empleos industriales y, además, para formar una oferta de mano de obra suficientemente elástica que mantuviera deprimidos los salarios reales y permitiera la concentración del ingreso en los sectores del capital y la empresa. De ahà la importancia asignada a la formación del ejército industrial de reserva en la teorÃa marxista.
A partir de mediados del siglo XIX el incremento de la productividad en los paÃses europeos se debió a:
1. El crecimiento de la productividad al interior de cada sector de actividad debido a la mecanización, la incorporación del progreso técnico y las reformas organizacionales de la producción.
2. La transferencia de mano de obra y capital a los sectores de más alta productividad relativa en que se concentraba el progreso técnico y la acumulación de capital, esto es, la industria manufacturera.
Entonces el desarrollo europeo desde mediados del siglo XIX resulta de la convergencia del progreso técnico, la expansión de la oferta de productos primarios y el salto de la tasa de acumulación de capital posibilitada por la expansión del ingreso real.
Tendencias de la economÃa internacional y formación del subsistema centro - periferia
La revolución en los sistemas de transporte permitió una transferencia masiva del progreso técnico en la producción primaria al la periferia del sistema europeo En los 70 u 80 años previos a la Primera Guerra Mundial, la 2/3 partes de las exportaciones mundiales estaban compuestas por alimentos y materias primas
Hasta prácticamente las dos primeras décadas del siglo XX, el impacto en el comercio internacional como engine of growth de los paÃses europeos operó fundamentalmente a través del comercio de productoleyes de grano en 1846 y las medidas de Gladstone en los años siguientes, se adhirió totalmente al comercio libre en relación a los productos primarios y, también de manufacturas. Pero el resto de paÃses europeos y los Estados Unidos, concibieron su estrategia de desarrollo industrial y el cierre de la brecha que los separaba de Inglaterra, a través de la administración de su demanda de manufacturas vÃa la protección de su protección interna.
En tales condiciones, el desarrollo industrial de los paÃses europeos (salvo Inglaterra) y de los Estados Unidos, estuvo Ãntimamente ligado al desarrollo de los mercados internos y, en menor medida, a la ampliación de los mercados internacionales. Fue principalmente a través del comercio de productos primarios que la expansión comercial, desde mediados del siglo XIX, operó como agente dinámico del incremento de la productividad y el desarrollo de Inglaterra y de los paÃses que se incorporaron después que ella al proceso impulsado por la revolución industrial.
Inglaterra jugó un papel decisivo en la circulación internacional de factores productivos. En 1914, el 43% de las inversiones extranjeras eran de origen británico y las islas proporcionaron cerca del 40% de los contingentes migratorios europeos desde 1821 a 1915. Como principal potencia comercial y fuente de provisión de capitales y mano de obra, Inglaterra lideró la integración de la economÃa mundial en el siglo XIX y, particularmente, la incorporación de la periferia al sistema económico internacional.
Desde el punto de vista de la periferia debe diferenciarse la experiencia de los Estados Unidos, Canadá y OceanÃa, de la red del resto de los llamados espacios abiertos y otros paÃses de América, Asia y Africa. El primer grupo de paÃses y fundamentalmente los Estados Unidos, vincularon tempranamente la expansión de su producción primaria con la diversificación estructural interna y la incorporación masiva del cambio tecnológico en el sistema productivo.
Los Estados Unidos se convirtieron, desde mediados del siglo XIX en uno de los principales centros de generación de tecnologÃa. La categorÃa de periferia abarca, por lo tanto, al resto de los paÃses que se incorporan al comercio mundial de productos primarios a partir de la expansión económica internacional del siglo XIX.