Quito. 04.12.94. Nadie puede atreverse a discutir la
personalidad social, cultural y moral del Dr. Miguel Roca Osorio.
Hombre de una gran visión sobre los problemas actuales, estimado
en todos los cÃrculos del paÃs, le ha tocado desempeñar funciones
diplomáticas tan complejas, como aquella de ser embajador nuestro
en el Perú. Tuvo éxito. Hoy, cuando sus 70 y pico de años, le
confieren una tribuna permanente para opinar sobre una diversidad
de temas, le buscamos para exponga sus pensamientos.
Tengo la impresión que nació entre libros.
Tan pronto aprendà a leer, los hice mis mejores compañeros.
Eso lo llevó a convertirse en un joven con afanes de justicia.
Si mal no recuerdo usted estuvo cerca de la "Gloriosa", aunque
era muy joven, apenas con 21 años.
En mi juventud los libros fueron mis motivadores. CreÃa que con
los postulados de la Revolución de Mayo se producirÃan los
cambios, pero más se pregonó, de lo que en realidad se hizo.
¿Cómo eran los profesores de aquellos tiempos?
En el Vicente Rocafuerte, tuvimos maestros como Demetrio
Aguilera, siendo rector el doctor Teodoro Alvarado Olea. Fueron
nuestros suscitadores, e impusieron disciplina y amor al estudio.
En la universidad tuvimos catedráticos que conocÃan el derecho,
sabÃan enseñar y, además, con sus vidas impolutas nos dieron
ejemplo de honestidad, como Parra Velasco, José Vicente Trujillo,
AgustÃn Vera Loor, Leonidas Ortega.
Escogió la carrera del derecho, pero ¿qué otra profesión hubiese
deseado?
La escogà por vocación. No hubiera escogido otra que la de
abogado que, por apasionante, es irrenunciable.
¿Qué recuerdos guarda del Guayaquil de su juventud?
Era una ciudad alegre que se despertaba con los pregones y en la
que se sentÃa una cordialidad en todo orden.
Entonces, ¿"todo tiempo pasado fue mejor"?
Eso no es una regla para elevarla a categorÃa de apotegma, pero
sà lo es para los de mi generación que tuvimos un luminoso
pasado.
Ya crecidito "mi doctor", instala su bufete y la diplomacia lo
seduce.
No fui seducido por la diplomacia, soy únicamente abogado. Al
ser honrado como embajador por los presidentes Velasco Ibarra y
Borja, tuve la oportunidad de servir al paÃs.
¿Qué opina de nuestra diplomacia?
Tiene que depurarse.
¿Es cierto que en el pasado, ella ha sido entreguista?
Efectivamente asà fue, como por ejemplo, con nuestra censurable
actitud de graciosos donantes de nuestro territorio, al suscribir
con Colombia el Tratado Muñoz Vernaza Suárez, en 1916; como
también por no haber impugnado nuestro paÃs, de forma
persistente y enérgica, el Tratado Salomón Lozano de 1922,
firmado entre Colombia y Perú en perjuicio del Ecuador, ya que
ese instrumento era violatorio del convenio celebrado entre
Colombia y Ecuador en 1856.
¿Cómo la ve ahora?
ConfÃo en que se producirán cambios positivos con el nuevo
Canciller, quien, por ser un diplomático versado, sabrá reparar
algunos equÃvocos de su antecesor.
¿Cómo le fue como embajador en México?
Muy bien. Nuestras buenas relaciones se fortalecieron. México
es un paÃs abierto a la cultura , con un fascinante folklore,
dueño de un bien entendido nacionalismo.
LA EMBAJADA EN PERU UN DESAFIO
Pero le llegó lo más difÃcil: ser Embajador en Perú.
Para mi constituyó un honroso desafÃo; me fue muy gratificante la
amplia acogida que recibà en el Perú lo que permitió el eficiente
desempeño de mis funciones.
He leÃdo crónicas periodÃsticas donde destacan su labor de
acercamiento, asà como su gran labor cultural, con el Perú.
Estoy convencido que si algo une más a los pueblos, es el arte y
la cultura y es a través de estas manifestaciones por donde
comenzará a abrirse el camino del entendimiento.
¿Tiene solución el diferendo limÃtrofe con el Perú?
De aceptar el Perú el arbitraje papal propuesto por el doctor
Borja en la ONU, creo que se podrá encontrar la justa solución
enmarcada en Derecho.
"Consenso racional o consenso sentimental" para consultar a
nuestro pueblo sobre grandes temas nacionales. El limÃtrofe por
ejemplo.
En primer lugar, el problema con el Perú no es limÃtrofe sino
territorial. A fin de que no haya en un pueblo una decisión
meramente sentimental en caso de una consulta, el pueblo
previamente tendrá que haber sido eficientemente informado.
Dejemos doctor estos temas candentes. ¿Es verdad que llegó la
hora de los independientes, en la polÃtica?
En la constitución debe concedérseles a los independientes el
mismo derecho que tienen los integrantes de los partidos para ser
elegidos.
¿AceptarÃa Ud. alguna candidatura?
DependerÃa de quien me la proponga, para qué dignidad y en qué
condiciones.
Ud. ha ocupado altos cargos: gobernador, presidente de la Casa de
la Cultura del Guayas, embajador, miembro de la Junta Consultiva
de RR.EE. ¿Le atraen los altos cargos.?
Los altos cargos por si mismo no atraen. Lo que me satisface es
poder servir al paÃs.
¿Pero el intelectual que es Ud., el estudioso de la historia, no
choca con el estudioso del derecho que ha publicado algunos
libros.?
Al contrario, las normas legales recogen los cambios sociales
que ocurren en una comunidad, asà como las variantes de sus
costumbres, cuando ellos no atentan a la moral y el orden
público; o a veces son los cambios sociales los que imponen las
modificaciones a las normas legales.
NO MUEREN LAS IDEAS SINO LOS IDEOLOGOS
¿Le ha llegado al Ecuador el momento de la modernización o de la
privatización?
Primero tiene que llegarse a la cordura. Parecemos un paÃs de
enajenados.
Se dice que el futuro del paÃs está en peligro por la aplicación
de las polÃticas neoliberales. ¿Es verdad aquello?
El peligro para el paÃs está en la impreparación de los polÃticos
y en la corrupción administrativa y judicial.
Cuando se tiene una edad respetable como la suya y se ha ganado
la estimación y respeto de la comunidad, ¿qué más desearÃa tener?
Que se mantenga esa estimación y respeto para lo cual deseé
siempre superarme.
¿Le preocupa la muerte?
Lo que me preocupa es la audacia impúdica y la ignorancia de
muchos polÃticos.
Entonces, como dirÃa un filósofo romano, ¿la muerte no es mas que
un cambio de sitio?
O, acaso un diluirse en la nada
Miguel Roca Osorio, ¿ más allá del bien y del mal?
Cada dÃa me esfuerzo para que el bien prevalezca en mÃ.
Siento que este fecundo diálogo debe llegar a su fin.
El Dr. Roca debe asistir a un acto especial, deberá tomar la
palabra en la inauguración de la exposición de Manuel Rendón
Seminario. Miguelito, como lo llaman sus allegados, es nada
menos que Presidente del Comité del Centenario del natalicio de
nuestro universal pintor. El intelectual, el pensador que hay en
él, el editorialista de tono franco y conciso, no rehuye nada .
Siempre es noticia.
* Periodista y escritor guayaquileño. (8A)
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Ciudad N/D
Publicado el 04/Diciembre/1994 | 00:00