Moscú. 29.12.94. El presidente ruso Boris Yeltsin parece haber
caído en la trampa de una peligrosa lógica militar, y su voluntad
de usar fuerzas desmesuradas para acabar con los rebeldes
chechenos tendrá consecuencias en su política interior, y sin
duda también en las relaciones de Moscú con la CEI y con la
comunidad internacional.

Si el presidente checheno, Yojar Dudaiev, no acepta en las
próximas horas abrir negociaciones con Moscú, será imposible
detener el ya iniciado asalto contra Grozny.

El muy firme discurso televisado que Boris Yeltsin pronunció el
martes era sin duda inevitable, ya que un tono más moderado quizá
habría sido interpretado como un gesto de debilidad por parte del
Estado ruso, según un experto occidental.

Pero, aunque habló en nombre del "restablecimiento de la
legalidad" constitucional y del rechazo a aceptar la secesión de
una provincia, el presidente ruso no supo esconder que sus
consejeros se equivocaron sobre los medios necesarios para
alcanzar tal objetivo, estimó dicho experto.

La toma de una ciudad "es difícil, y no se hará sin pérdidas
humanas", subraya un especialista ruso en cuestiones militares,
contradiciendo las previsiones "optimistas" que el miércoles hizo
el Secretario del Consejo de seguridad ruso (órgano supremo en
materia de seguridad del Estado), Oleg Lobov.

Lobov, uno de los "duros" cuya influencia pesa mucho estos
últimos meses sobre Boris Yeltsin, estimó que la toma de Grozny
será un hecho "a corto plazo". "Las tropas rusas deben entrar en
donde puedan hacerlo sin casuar demasiadas víctimas. Deben
apoderarse de la ciudad barrio por barrio y presionar poco a
poco", agregó.

Por el contrario, la mayoría de los expertos prevén una masacre
en caso de que se produzca un asalto final, incluso a pesar de la
orden (no respetada el miércoles por la mañana) de suspender los
bombardeos aéreos contra objetivos civiles.

Muchos opinan que la toma de Grozny y la caída de Dudaiev son
cosas bien distintas. Para ellos, la cuestión del irredentismo
checheno no se solucionará todo lo fácilmente que pretende el
Kremlin, con la instauración de nuevas estructuras locales de
poder sometidas a Moscú.

"Existen riesgos reales de empantanamiento. El Kremlin podría
verse enfrentado a una guerrilla que durará años", indicaron
fuentes diplomáticas occidentales.

En el interior de la Confederación de Estados Independientes
(CEI, formada por todos las repúblicas ex soviéticas excepto los
países bálticos), el conflicto checheno replanteará los derechos
adquiridos. Además, está en peligro el relativo equilibrio
conseguido por Moscú en los dos últimos años en los llamados
"puntos calientes" del Cáucaso (Nagorny Karabaj en Azerbaiyán y
Abjasia en Georgia). En el caso de que Tibilisi decidiera algún
día ahogar la rebelión abjasia, el Kremlin tendría dificultades
para justificar su apoyo a esa pequeña república autónoma del Mar
Negro.

En el plano internacional, el caso checheno y la opción
militarista refuerzan la inquietud de los países del antiguo
bloque del Este, lo que acentúa su deseo de unirse a la OTAN.

En cuanto a las potencias occidentales, que en principio
consideraban la intervención rusa en Chechenia como un "asunto
interno" ruso, ahora comienzan a preocuparse debido a la duración
y a la violencia de las operaciones militares.

Si el conflicto se prolonga, las relaciones entre Moscú y las
capitales occidental sufrirán por ello.

Por último, la "desinformación" que reina en Moscú, además de
recordar épocas pasadas, es inquietante. Los periodistas,
sometidos desde hace semanas a abiertas presiones, supieron el
miércoles que se ha creado una "Comisión de información y
análisis sobre el conflicto en Chechenia", encargada de difundir
información oficial que los medios estatales estarán "obligados a
reproducir".

Por último, el conflicto checheno provocó ya que Rusia pidiera
una revisión de varias cláusulas del tratado sobre las Fuerzas
Convencionales en Europa (CFE), que debe entrar en vigor a
finales de 1995 para limitar, entre otras cosas, el número de
tanques rusos que pueden estar desplegados en el Cáucaso. En este
sentido, Oleg Lobov admitió el miércoles que "existen problemas
por parte rusa para la puesta en funcionamiento de este tratado".

Este tratado fue firmado en noviembre de 1990, cuando todavía
existía la Unión Soviética.

NIÑOS SE SALVAN DE MILAGRO

-"Estábamos durmiendo cuando el ruido del avión nos despertó. Yo
comencé a llorar. Tenía miedo. Tengo miedo de los aviones". Al
igual que unos cuarenta de sus camaradas, Elsa, una huérfana
chechena de 13 años, se encontraba viva por milagro el miércoles.

-Toda una fachada del edificio de cuatro pisos resultó destruida.
Al saltar, los fragmentos ocasionaron daños en un edificio de
apartamentos vecino y destruyeron una casa. En el patio de la
institución, donde los 43 niños que siguen viviendo allí juegan
durante el día, el tobogán estaba ennegrecido por los incendios
causados por la explosión y la cabeza metálica de un pájaro
parado sobre un oso, que era utilizada como estatua para escalar,
había volado por el estallido.

-Los huérfanos, de 6 a 15 años, se habían ocultado en el refugio
antiaéreo del edificio como todas las noches desde que comenzaron
los bombardeos de la aviación rusa contra Grozny, hace ya una
semana. Unos 150 habitantes del barrio, principalmente mujeres y
niños, se encontraban también allí.

-"Afortunadamente fue al alba (06H20 locales, 03H20 GMT), casi
todo el mundo dormía, si no, los niños hubieran salido a la
calle", suspira Iari Kavarnukaiev, director del orfanato. Después
contempla con tristeza a su alrededor el barrio de Mikroraion en
ruinas, que por motivos que nadie conoce fue el blanco principal
de los bombardeos rusos.

-"Dos de los niños acababan de salir a la calle, yo les grité que
entraran cuando escuché los aviones", explica por su parte Nadia
Medeeva. " ­Qué canalla este Yeltsin, decir en la televisión que
no atacarían a los civiles!", agrega.

-En las dos piezas del refugio reservadas a los niños, los
docentes trataron de crear un ambiente lo menos traumático
posible. En todas partes hay cobijas de colores vivos, dibujos de
Santa Claus e incluso un escuálido árbol de Navidad. Pocas horas
después del ataque, un olor penetrante de gas escapa de un
conducto que reventó durante el bombardeo y llega hasta el
sótano.

-Aunque algunos de los niños más pequeños "no entienden nada y
ríen durante los ataques", los mayores están aterrorizados por
los bombardeos y pasan la noche llorando", explica Medeeva.

"Esta noche nos veremos obligados a volver al refugio", explica
el director del establecimiento, que en épocas de paz albergaba
hasta 450 internos. " ¿A dónde podríamos ir? Esto es un orfanato,
ya evacuamos a todos los niños que pudimos", agrega.

-A pocas decenas de metros, un sexagenario busca desesperadamente
entre los restos de una casita totalmente destruida por el
bombardeo del miércoles. "Mi hermana vivía aquí, no sé dónde
está", dice con voz angustiada. (10A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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