Quito. 7 ene 97. La guerra política entre el Ejecutivo y el
legislativo que puso punto final a la corta luna de miel entre
ambas funciones del Estado e impidió la aprobación de la
propuesta inicial de reforma tributaria, dejó en el aire el
financiamiento del déficit fiscal, constituyéndose este en la
actualidad en la piedra de toque de la aplicación del Plan de
Convertibilidad anunciado para el primero de julio.

De acuerdo al ministro de Finanzas, Pablo Concha, la proyección
de la brecha fiscal que estaba en 4% del Producto Interno Bruto,
cerró entre 2,3% y 2,5% del PIB en 1996, reducción del 40%, que
según él, se consiguió con un gran esfuerzo.

Un mal crónico

Situaciones como esta no son una novedad en Ecuador, pues el
desequilibrio en las cuentas del sector público consolidado se
ha convertido en un mal crónico al que los diferentes gobiernos
no le han buscado una solución permanente. Así, en los últimos
10 años, a excepción de 1990 en que hubo un superávit de 0.1% del
PIB, el país ha registrado resultados negativos. Entonces, la
diferencia en las circunstancias actuales radica en la supuesta
concreción de la convertibilidad de la moneda al iniciar el
segundo semestre de 1997, sistema cuya credibilidad se sustenta
e la apropiada administración fiscal.

Sin embargo, algunos expertos consideran que al inicio del
programa no es indispensable que exista un equilibrio entre los
gastos y los ingresos, sino que el desfase sea manejable. Otros,
en cambio, sostienen que es un factor indispensable para su
confiabilidad, que de persistir atentará contra la supervivencia
del sistema.

Momentáneamente la cifra del déficit es gobernable, ya que el
incremento del precio del petróleo durante gran parte de 1996
(tendencia que e conserva en 1997), por encima del contemplado
para efectos del Presupuesto General del Estado, otorga al
Gobierno un margen de acción para su financiamiento. El precio
del crudo ecuatoriano a octubre del año pasado, promedió los
17,67 dólares por barril, mientras en el PGE estuvo en 14,50
dólares. Lo grave sería que esa inclinación se revierta, de ahí
la urgencia de crear el Fondo de Estabilización Petrolera.

Rebrote inflacionario

En lo fundamental un aspecto realmente preocupante es que pese
al hueco fiscal, se está presentando un agresivo endeudamiento
que compromete el Presupuesto General del Estado en detrimento
de los proyectos de inversión y desarrollo en el país. Un
ejemplo es la contratación de un crédito por 40 millones de
dólares para el Programa de Mochila Escolar, con una financiera
colombiana.

Además, el desfase podría incidir en el desbordamiento de la
inflación que hasta ahora se ha mantenido, en promedios del 25%
anual. Conspiran para esto también el alza en los valores de la
gasolina, el tipo de cambio del dólar, tarifas eléctricas y
telefónicas.

Con pie izquierdo

Para Fidel Jaramillo Buendía, director ejecutivo de la Consultora
Multiplica, la convertibilidad empezaría con pie izquierdo por
la existencia de un déficit fiscal y por el alto peso que tiene
el gasto público sobre el total de la demanda interna. "No solo
es importante el balance fiscal sino el control del tamaño del
gasto para que la convertibilidad sea exitosa", puntualizó.

Por tal motivo, resaltó que el Gobierno deberá hacer ajustes para
que en 1998 y 1999 las cuentas fiscales no solo estén balanceadas
sino que tengan un pequeño superávit que permita financiar el
endeudamiento adicional que se está contratando para compensar
el actual. En caso contrario -según Jaramillo- el esquema de
convertibilidad perdería credibilidad, los agentes demandarían
dólares, se erosionaría las reservas internacionales, lo que
provocaría el colapso del sistema.

Resaltó que el mantenimiento de un déficit tiene que analizarse
desde el punto de vista de la viabilidad de su financiamiento,
por lo que tomando en cuenta el enorme peso de la deuda externa
e interna, especialmente a partir del año 2001, en el
Presupuesto, el financiamiento del déficit con mayor
endeudamiento en Ecuador no es sostenible.

Política de endeudamiento

Respecto a la política de endeudamiento público interno y externo
de este régimen dijo que "al momento, los bancos privados
externos no son ya el mayor problema en materia de deuda externa
sino fundamentalmente los organismos multilaterales y los
gobiernos.

No se puede seguir con un alegre endeudamiento de este tipo de
fuentes pues su repago será inviable". "No podemos endeudarnos
un dólar más", afirmó.

En este contexto, precisó que es indispensable la existencia del
Fondo de Estabilización Petrolera, debido a que el precio del
petróleo está sobre los 20 dólares por barril. Reconoció, que
ello alivia el déficit, pero para que esos ingresos no sean
dilapidados por el Estado, es el momento apropiado para empezar
a acumular los recursos que alimenten el Fondo y ayuden a
ablandar choques adversos.

Pero, "desafortunadamente el Gobierno, anuncia mucho y cumple
poco", lamentó Fidel Jaramillo.

Desde su punto de vista, las oposiciones para subsanar el déficit
deberían empezar por reducir el número de nuevos empleados que
están ingresando a las dependencias públicas, la eliminación de
entidades públicas que duplican y hasta triplican funciones
desperdiciando recursos del Estado y, la consolidación de
ministerios en lugar de crear nuevos. Además, la reducción de
la partida de gastos imprevistos y otros superfluos, serían otras
posibilidades.

En todo caso, dijo que como el Gobierno ha dado muestras de
debilidad frente al Congreso. "la aprobación de la Ley de
Convertibilidad va a ser cuesta arriba". Este régimen -acotó
Jaramillo- deberá emplear su estrategia política al máximo para
lograr pasar las reformas cambiarias, monetarias y financieras,
durante el primer trimestre de este año, de lo contrario la
incertidumbre será creciente en el país y muchos empezarán a
dudar que la convertibilidad se ejecute.

¿Va o no convertibilidad?

Según Alberto Acosta, consultor del Ildis (Instituto
Latinoamericano de Investigaciones Sociales), en el presente
estado de hechos, antes de vincular el déficit con el Plan, hay
que preguntarse primero si irá o no la convertibilidad?

Sus dudas se centran en razones políticas. Argumenta que el
Gobierno tiene dificultad para conseguir mayoría en el Congreso.

"Me temo que el Legislativo no aprobaría el proyecto a menos que
el Ejecutivo consiga que se lo tramite en el Plenario", opinó.
Pero en tales circunstancias se daría una convertibilidad sin
reformas constitucionales como se había previsto en un principio
y "la convertibilidad sería legal pero no constitucional".

Bajo su lógica, si el Congreso niega el proyecto, al Gobierno le
queda la alternativa de ir a un Plebiscito, pero recién en abril.
Por ello, sostiene que desde el punto de vista político "los
plazos se le vienen muy cortos al Presidente de la República y
dificilmente va a lograr mayoría para la convertibilidad y todas
las demás leyes necesarias".

Seis meses, es muy poco tiempo, a lo que se suma que el Gobierno
está debilitado, agregó.

Ambiente inapropiado

Al igual que Jaramillo, Alberto Acosta considera que en términos
económicos el déficit fiscal no es ambiente propicio para dar
paso a la convertibilidad "porque el plan requiere de
credibilidad, confianza, en el sentido que el Gobierno va a
respetar el programa y que no recurrirá el crédito del Banco
Central".

En cuanto a las opciones para resolverlo, dijo que la vía del
incremento de los impuestos está negada y la otra que es el
endeudamiento externo e interno es contraproducente.

Asimismo dijo que la otra opción que se vincula con el incremento
de las tarifas eléctricas, telefónicas, la gasolina, el subsidio
al gas, ya no dan más por lo que "se está cerrando el arsenal
para cerrar la brecha fiscal". Incluidos, dijo que estas
alternativas tienen costos políticos porque se encarece el costo
de la vida de la población y eso abona en contra del respaldo
popular que ha tenido el Presidente Bucaram, limitando sus
posibilidades de éxito en un plebiscito.

Presupuesto para deuda

Puntualizó que el déficit fiscal es grande, no quedó financiado
con las reformas tributarias que apenas generan alrededor de
400.000 millones de sucres.

Alberto Acosta sostiene que el problema de fondo del déficit se
origina en que el servicio de la deuda externa es elevadísimo y
actualmente bordea el 45% del Presupuesto, pudiendo en los
próximos años representar hasta el 50%. "Ya no hay de dónde
sacar más ingresos y no hay economía en el mundo que pueda
mantener el equilibrio fiscal y a la vez crecer", resaltó.

Ante esa encrucijada -dijo Acosta- el Gobierno tendrá que
renegociar la deuda externa, pues la salida de la recompra de los
bonos Brady daría únicamente un respiro momentáneo.

Contratar más deuda conociendo esos antecedentes es gravísimo,.
y que la convertibilidad nazca con un proceso de endeudamiento,
empeora las perspectivas para la economía ecuatoriana, afirmó.

Manifestó que se acerca la hora de enfrentar la problemática,
pues de continuar por el camino del endeudamiento, podríamos
terminar 1997 sin convertibilidad y con un redoblado proceso
inflacionario.

Cuentas bajo control

Pablo Lucio Paredes Fernández, exsecretario general del Consejo
Nacional de Desarrollo, sostiene que mientras se mantenga tan
elevado el precio internacional del crudo, las cuentas fiscales
estarán más o menos bajo control.

Pero tomando en cuenta su mismo argumento, señala que la pregunta
que cabe es: ¿Qué pasará cuando caiga el precio del petróleo?

Según Lucio Paredes, la brecha puede llegar fácilmente a unos 300
millones de dólares y, entonces es probable que el Gobierno, en
lugar de recurrir a las soluciones lógicas, es decir a un fuerte
recorte del gasto, prefiera pelear por un aumento de la tarifa
del IVA (del 10% al 14%)

Para el experto, incluso con una cierta proyección de déficit
fiscal, la convertibilidad puede aplicarse en julio porque el
efecto del tipo de cambio es mucho más fuerte en a fase inicial
del plan.

No obstante, concretó que para que la convertibilidad dure en el
tiempo, se necesita ir corrigiendo dicho déficit paulatinamente,
en unos 12 meses.

Adicionalmente, señaló que la convertibilidad requiere de
reformas importantes no para su inicio sino para su
sustentabilidad, por lo que considera imperioso que para
1998-1999 se den reformas laborales, a la inversión extranjera,
privatizaciones, etc.

A lucio Paredes Fernández no le sorprende que las medidas
aplicadas por esta administración para corregir el déficit sean
de corte estrictamente tributario y relativas al incremento de
tarifas públicas, porque ello se veía venir desde hace mucho
tiempo. (UNIVERSO) (P. 3)
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