El presidente Lucio Gutiérrez tiene asesores que le solucionan problemas puntuales. Y ahora, junto a Xavier Ledesma, Jaime Damerval, Carlos Pólit y Gilmar Gutiérrez, cuenta con Víctor Hugo Sicouret, Pablo Celi, Óscar Ayerve y José Guerrero Bermúdez. Con ellos afrontó y resolvió a su favor el intento de enjuiciarlo y dio la vuelta al escenario político al poner a su favor el Congreso, la Corte Suprema de Justicia, el TC y el TSE

Gutiérrez tiene los asesores que demanda la coyuntura

Cuatro puntales de la estrategia política del Gobierno.

Cada uno tiene su frente de acción y también sus propias expectativas. El ex diputado roldosista Víctor Hugo Sicouret encarna el proyecto bucaramista dentro del régimen

A Lucio Gutiérrez se le reconoce una virtud: apoyarse en los peores momentos de las personas adecuadas para salir del problema. Evidencias: cuando estuvo preso contó con personas y organizaciones que podían movilizar gente para demandar la amnistía; para ganar las elecciones tuvo a su lado al movimiento más prestigioso de los años noventa: el indígena.
Ahora, tras casi dos años en el poder y haber superado tres crisis (la salida de Pachakutik, la arremetida de la oposición en diciembre de 2003 y la amenaza de juicio político en octubre y noviembre de 2004) cuenta con cuatro personas que le garantizan maniobra y contactos políticos, ofensiva legal y resguardo táctico: Víctor Hugo Sicouret (para delinear y aplicar la "filosofía roldosista": vencer a León Febres Cordero); Óscar Ayerve (para buscar los contactos y acciones que puedan garantizarle sumar votos en el Congreso y apoyo de ciertas organizaciones sociales); Pablo Celi (para pensar en los mensajes y contenidos de su discurso que justifiquen las acciones como parte de un programa de Gobierno con sentido popular); y José Guerrero Bermúdez (para acomodar jurídicamente cada tarea diseñada por los otros asesores).
Con ellos ha podido consolidar una lucha "antioligárquica" y retomar el sentido original de su propuesta electoral en 2002, señalan sus seguidores cercanos. Los opositores, en cambio, coinciden en que es la única forma de sostenerse ante el riesgo de que en el Congreso uno o dos votos menos eliminen la actual mayoría. (OP)

Víctor Hugo Sicouret: El "ideólogo" de destituir a los 27 jueces

El asesor roldosista trabajó en el régimen de LFC

No es una "abeja reina" de la política, aunque para muchos debería tener ese privilegio. ¿Por qué la distinción? Ser uno de los pocos dirigentes populistas (bucaramistas) que no genera urticarias, ni en la prensa ni en sus opositores. Y cada día se gana fama de ser un "zorro de la política". Víctor Hugo Sicouret, hoy por hoy, es el único "lugarteniente" del ex presidente Abdalá Bucaram que se da el lujo de ser independiente y a la vez el consejero de Lucio Gutiérrez.
Esa doble función no es secreta, salió de la propia boca del también vocal del TC: ambos personajes encabezan su lista exclusiva de amigos, aunque al líder del PRE le ofrece incondicionalidad, y al actual presidente lo apoyará "siempre que se mantenga en el respeto a la Ley". Una noción de la amistad que va con el relativismo de la política.
Los últimos cambios en TC, TSE y CSJ explican esa lógica. La posición de Sicouret fue clave a la hora de catalizar las expectativas legislativas, sobre todo, capitalizar el descontento por la influencia socialcristiana en los poderes públicos. El predominio bucaramista en la nueva Corte explica ese sentido.
A Sicouret se lo señala como el autor de la idea de destituir a los magistrados con la transitoria 25: una "muletilla" que nació tras la promulgación de la Constitución de la Asamblea y que tentó a dirigentes del PSC en su puja con el ex presidente de la CSJ Armando Bermeo, en 2003.
La presencia de Sicouret (deudor de la AGD) en el Gobierno está más vinculada a sus contactos que a la asesoría. No lo desmiente. Amigo de ex colaboradores del Gobierno bucaramista como Álvaro Noboa, de quien no oculta sus reservas, y de Roberto Isaías, de quien dice es un antiguo conocido. Amable con los periodistas. Conservador y exigente, según un ex colaborador. Es su estilo, sin perder la esencia bucaramista: según él, la sagacidad, aprendida de su maestro Abdalá. Trabajador, cualidad que admira de León Febres Cordero, según un allegado de Sicouret, al único que lo cataloga como líder de la derecha. Él niega esa versión, pero reconoce su relación de amistad con el ex mandatario que en algún momento la tuvo y de su paso por el Banco Central en el Gobierno socialcristiano. (LB)

Óscar Ayerve: El puntal de su lucha es el caso "Filanbanco"

Sus contactos con la izquierda le favorecieron

Cuando muerde algo, no lo suelta hasta que lo termina. Esa es una de las particularidades que más reconocen algunos ex compañeros de Óscar Ayerve, asesor político del presidente Lucio Gutiérrez.
Acepta con complacencia ese criterio, aunque lo define como producto de una actitud persistente. Y no parece vanidad, pues quien ha estado de cerca de Ayerve asegura que esa perseverancia es obsesiva y enfermiza.
La época de los "contreras" en el Municipio fue uno de sus momentos controversiales. Su insistencia en cuestionar al ex alcalde Jamil Mahuad le hizo merecedor al único juicio interno en la ID, del cual salió airoso y con las recomendaciones de que parara su crítica. Algo que no lo hizo y provocó su desafiliación en 1996 de ese partido, en el que militó desde 1980.
Ayerve asegura que, con el 21 de enero de 2000, la historia le dio la razón en sus denuncias contra la contratación del "trole" y otros supuestos desafueros. El "golpe" lo acercó al coronel Gutiérrez, a quien apoyó en la primera vuelta con "plata y persona", y en la segunda bajo el compromiso de dar una salida al tema "Filanbanco", cuyo cierre mantiene retenido alrededor de $500 mil de los negocios de Ayerve. Su ex colega, el ex concejal Ciro Guzmán (MPD) fue su enlace con Gutiérrez.
Ese apoyo en la campaña le valió el cargo de secretario general de la Presidencia. Tras su salida por discrepar con Patricio Acosta, en torno al "caso Filanbanco", y luego de desvanecerse las acusaciones por arrogación de funciones en la Junta de Acreedores, Ayerve retornó al régimen, con dos misiones: asesoría política y solución integral del tema Filanbanco, tarea que debe llevar junto a Xavier Ledesma, su antiguo coideario en ID.
Lo político fue prioridad. Y hubo resultados: contar con una mayoría gobiernista; a decir de opositores, gracias a la mano de Ayerve por sus contactos con diputados de izquierda. Se lo acusó de ser el hombre del maletín, algo que él define como la amargura de "una mediocre".
Casi en paralelo fue designado delegado del presidente en la AGD y, en esta semana, presidente de la Junta de Acreedores de Filanbanco en Liquidación, que manejará el proceso de cobro y pago. (LB)

Pablo Celi: Empezó en la izquierda y llegó al populismo

Tiene experiencia en negociar y hacer amarres

En los últimos meses no se separa de Lucio Gutiérrez. Lo tiene a su lado para todo, casi casi lo acompaña hasta al baño. Y los más afectados por su acción política, como asesor en la Presidencia, son sus 30 alumnos: hace dos semanas, algunos redactaron una carta solicitando su separación de la Escuela de Sociología de la Universidad Central. Tras largas conversaciones, decidieron darle otra oportunidad.
A Pablo Celi se le acabaron los días de euforia académica hace un año, cuando recibió la llamada del presidente. Llevaba 18 meses como director de Sociología, en medio de la reforma universitaria. Tenía conflictos con los estudiantes, incluso se tomaron las instalaciones en demanda de respeto a sus derechos y para poner fin a su "autoritarismo".
En el registro de este año lectivo consta que de 16 clases de Teoría del Estado, Celi solo asistió a cuatro; y de 16 de Economía Política, dictó tres.
Varios de sus colegas comentan que llegó a ser director no por sus valores intelectuales sino por la habilidad para "amarrar" bien una elección. "Nadie que se precie de buen sociólogo se mata por ese cargo", dice uno. Otro es más tajante: "Bien dejadito era. Casi no brilló, pero trabajaba mucho, nadie sabía en qué".
Esa habilidad para "amarrar" (negociar, llegar a acuerdos y traicionar) es la que reconocen sus viejos amigos y coidearios. Uno lo califica de perfeccionista y lamenta que no haya publicado todo lo que ha escrito "porque tenía cosas brillantes". Lo reconocen como el primer sociólogo marxista graduado en la Universidad Católica de Quito "y pudo tener un gran camino como analista, pensador e intelectual de avanzada".
Uno de sus alumnos lo admira y odia al mismo tiempo: "Nadie duda de su inteligencia, es brillante, pero no lo soporto como político y menos a lado de un tipo como Lucio". Muchos de sus estudiantes saben "de memoria" que arrancó en el Partido Comunista, en el Frente Amplio de Izquierda, luego fue más público y famoso en Liberación Nacional, colaboró con el Gobierno de Abdalá Bucaram y hasta tuvo una empresa de turismo, que "monopolizaba" el mercado a Cuba para todos los "seguidores" de Fidel Castro. (OP)

José Guerrero Bermúdez: Se autocalifica como un hombre libre

José Guerrero Bermúdez genera odio y gratitud en muchas personas. Varios abogados coinciden en que es de ese tipo de juristas que "vendería su alma al diablo" por ganar un juicio.
Algunos de sus amigos, clientes y funcionarios del presente Gobierno solo se explican de un modo su presencia en el cuerpo asesor de Lucio Gutiérrez: "Él llega en los momentos en que las cosas se ponen difíciles y sabe resolverlas de cualquier modo".
Su amistad con Gutiérrez se inició cuando el coronel era edecán de Fabián Alarcón y Guerrero Bermúdez fue subsecretario de la Administración. Ahora, es su arma y apoyo legal para todas las acciones políticas, como la de interpretar la transitoria 25 de la Constitución para defenestrar a la CSJ de Hugo Quintana.
El propio Alarcón no entiende bien por qué Guerrero actuó de ese modo. Aunque lo respeta como profesional y lo reconoce como un amigo leal (lo visitaba en la cárcel), cree que está equivocado al plantear ese tipo de salidas legales a algo que en su Gobierno se resolvió vía consulta popular: la no intromisión del Congreso en la Función Judicial.
"Es un abogado sucio. Eso sí, litiga dentro del marco jurídico. Siempre está poniendo la mesa a su favor e inmediamente busca ilegitimar a la otra parte. Usa armas como retardar la acción de la justicia y alargar los procesos", coinciden dos prestigiosos abogados que prefieren mantener sus nombres en reserva.
Guerrero, de 70 años, se describe como un hombre libre. Es astuto y de carácter fuerte, comenta el jurista Ramiro Aguilar, quien reconoce su amplia y exitosa trayectoria jurídica.
Pero su fama no es de ahora. Fue asesor de Sixto Durán Ballén, y en 1995 defendió a su nieta Enma Paredes Durán Ballén, en el caso "Flores y Miel", y en 1997 al ex canciller Diego Paredes (tío de Enma Paredes).
En 1998, Guerrero fue abogado de César Verduga, ex ministro de Gobierno, prófugo en México. En 1999 defendió al ex presidente del Banco del Progreso, Fernando Aspiazu, en contra del entonces mandatario, Jamil Mahuad. Aspiazu denunció haber aportado $3 100 000 para la campaña electoral a la presidencia. (OP/GC)

El kid de la estrategia es el "negocio político"

El Gobierno muestra orden en sus líneas. La "trilogía de la estabilidad" que está asentada en el Congreso, las FFAA y en la Embajada de los EEUU, parece consistente

Así como en el fútbol, en la política, los resultados hablan por los técnicos. Y por lo que corresponde a este Gobierno, puede decirse que se cumplen los objetivos, al menos, vistos desde la coyuntura: salir airoso de un juicio político y revertirlo para debilitar a sus opositores.
Ese es un "éxito político" (legal o ilegalmente logrado) por lo que algunos se disputan el protagonismo, a pesar de que la dinámica política (y más la turbulencia nacional) no da espacio para el triunfalismo. Y peor a mitad de período.
Y hay quienes piensan que es otra la lógica: "Si alguien busca mantenerse en el cargo, ampliar sus intereses e imponer su voluntad, olvidándose del bien común, no necesita entender nada", señala el ex ministro de Gobierno, Vladimiro Álvarez Grau.
Eso explica que, tras "reorganizar" la Corte Suprema de Justicia, el régimen desconcierte a sus "socios", al decir que el nuevo tribunal será temporal. Posición que evidencia la continuidad de una estrategia, como dice Álvarez, de "superviviencia", en donde los aliados de hoy pudieran ser los enemigos de mañana.
Pero, ¿en qué se basan esos logros políticos? Según un ex presidente de la República, "no existen fórmulas mágicas, sino que se actúa en la lógica de la política ecuatoriana: no cuentan los principios sino los votos, los que se cotizan".
Siguiendo esa "regla de oro", el régimen hace los mejores negocios políticos: una compleja operación que no improvisa y que ha juntado, en el camino, diversos intereses políticos.
El centro de la operación política es Carondelet, con varios frentes. Un puntal es Xavier Ledesma, secretario de la Administración, de larga trayectoria política: alto directivo de la ID en Guayas y ministro de Gobierno de Sixto Durán Ballén.
Su tarea se articula en varios escenarios, donde la negociación legislativa tiene un peso específico por concentrar los "acuerdos políticos". Allí, aparece el diputado Gilmar Gutiérrez como punta de lanza, gracias a su influencia y su amplitud de oferta pública, según sus opositores. Eso, atado al papel de bálsamo de la diputada y primera dama, Ximena Bohórquez, en momentos de incertidumbre. Añadido al soporte del bloque y los independientes afines, casi todos (20).
Y "la regla de oro" tiene otros dos apoyos, según el ex mandatario, que forman la "trilogía de la estabilidad". La subordinación de los militares, a partir de ofertas de mejoras y la defensa institucional asumida por el ministro Nelson Herrera, y la cuestionada neutralidad de la embajada de los EEUU, con el rol del canciller Patricio Zuquilanda y su política de aliado de la primera potencia.
El juego virtual con la convocatoria de "los indios que sean necesarios" también tiene su peso en el Ministerio de Bienestar Social, a través del subsecretario Bolívar González, quien -como abogado de coactivas de la AGD- calificó de "burros" a algunos asesores presidenciales. Y es en la AGD donde hoy opera la presión directa del coronel Carlos Arboleda.
En perspectiva, hay otra carta política a corto y mediano plazo: el plan integral de Filanbanco, que fue anunciado a este Diario por el asesor político Óscar Ayerve. (LB/OP)

PUNTO DE VISTA

El juego de dar poder antes de claudicar

La angustia de cada madrugada de Lucio Gutiérrez debe ser si en la noche mantendrá el mismo poder, si contará con los mismos aliados o si al día siguiente deberá inventarse una nueva operación para contrarrestar la inestabilidad de sus grupos de apoyo.
En ese estrés ha vivido desde hace más de un año. Todo por tres causas: no contar con un proyecto definido, no tener una fuerza política amplia ni una propuesta aglutinadora para plantear tareas de largo aliento a todos los actores de la vida nacional.
Esas carencias se evidencian en quienes lo rodean. Si en la campaña electoral ofreció acabar con la política tradicional, sus asesores, algunos ministros y allegados son de la misma cantera a la que pretendía sellar. Y ellos son los que introducen la misma práctica, la negociación típica (comprar votos) y los efectos perniciosos para el desarrollo democrático del Ecuador.
En esa lógica, Gutiérrez actúa para cosechar triunfos de la misma naturaleza de los que sirvieron a otros gobiernos para sobrevivir, enfrentar a la oposición y esperar que nadie lo tumbe para entregar el poder, jactándose de haber cumplido a cabalidad su mandato.
Lo cierto es que la política ecuatoriana gira en círculos reiterados de repeticiones. Por suerte, desde el otro lado, donde la gente vive luchando y creando para afrontar sus necesidades, ya existe la seguridad de que por más show que den los políticos, las cosas dependen de cada uno y punto. (OP) (Blanco y Negro)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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