La inflación se ha reducido de manera importante, del 108% en septiembre del 2000 al 12% en este año, y se prevé bajará más a fin de este año; el PIB ha crecido de $14 000 a $21 000 millones; la economía creció en 5,6% el año anterior y se espera no menos del 3% en el 2002; los depósitos del sistema financiero han crecido a $2 700 millones; el crédito bancario ha aumentado 16% en el último año; el ingreso mínimo de los trabajadores ha mejorado de $60 a $140 mensuales entre enero del 2000 y junio del 2002; el desempleo se ha reducido del 16% al 9% y el subempleo del 45% al 32%. Estos son algunos de los datos de un manifiesto público suscrito por cinco prestigiosos comentaristas económicos, demostrando la estabilidad y beneficios de la dolarización en los últimos dos años.
No obstante los resultados alcanzados, ellos también señalan
los peligros y preocupación que tenemos la mayoría de ecuatorianos, por múltiples omisiones y problemas latentes que mantenemos sin resolver. La corrupción es uno de ellos, de los más graves y onerosos que tiene el país. Además del sacrificio moral, constituye una de las más pesadas cargas que sobrelleva permanentemente el Estado, tal vez mayor que la misma deuda externa; se ha estimado nos cuenta cerca de $2 000 millones anuales; creo que es mucho más, porque en las estimaciones jamás se incluyen el mayor beneficio de hacer las cosas correctamente, como deben ser: negociar con ventaja para el Estado, cobrar u obtener lo que nos corresponde, administrar eficientemente las empresas y los servicios públicos, ni se incluye el inmenso beneficio que representaría una buena y transparente administración de justicia, igual de organismos estatales como el IESS que recibe el 30% de la nómina de todos los empleados y asalariados del país.
La opinión que los organismos internacionales, la banca extranjera, los mercados internacionales y los inversionistas en general, tienen de nuestro país, no solo que no es favorable, sino que da pena, vergüenza y desconsuelo. Por eso dilatan cualquier acuerdo o solicitud de nuestro país o no lo tramitan, simplemente no nos creen. Cambiamos ministros de Economía frecuentemente, y apenas comienzan a profundizar conversaciones con el de turno, el funcionario es reemplazado, en el último caso por incorrecciones en el ejercicio de su propio Ministerio. Las cifras no son creíbles, mucho menos las proyecciones presentadas. La administración de justicia es otro elemento de desaliento permanente para cualquier inversionista nacional, con mucha mayor razón si es extranjero y su propia embajada le aconseja tener mucho cuidado en este país.
Requerimos de una profunda reforma moral y política que contribuya a sanear y curar todo el sistema. Este Gobierno ha sido muy tímido en sus intentos y perdió las oportunidades que tuvo para provocar una buena purga, uno de ellos fue cuando el Congreso eligió ilegalmente su presidente; en agosto del 2000, burlando la disposición constitucional que regulaba a quien correspondía esa dignidad. El nuevo Gobierno, si quiere lograr mejores resultados en su gestión, deberá proponerse esa tarea desde su inicio, y aglutinar fuerzas suficientes en el Congreso, o en su defecto recurrir a la decisión del pueblo para lograrlo.
EXPLORED
en Autor: Luis Villacrés - [email protected] Ciudad Quito

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