Quito. 06 oct 96. Su meta es el éxito económico y
político. Para lograrlo acepta todos los medios a su
alcance. Para él la locura es una enfermedad como la
gripe.

Un torbellino así puede ser visto Alfredo Adum. Y su
paso atropellado se da porque al él no le gusta perder
tiempo. Un criterio que, además, es una progresión de
lo que él cree son los ritmos de toda la humanidad que
no puede darse el lujo de esperar. Por ello, se levanta
todos los días a las 06h00, incluso cuando se ha
acostado a las 05h55

Y en este camino vertiginoso al Ministro se le olvidó
el día de su nacimiento: sabe que tiene 44 años y que
nació en febrero. ¿Qué día? No siempre tiene la
respuesta a la mano.

Pero, ¿hacia dónde va con tanto apuro? Al éxito
económico y político. Esta meta la tiene muy clara. El
quiere despertarse cada día sabiendo que cuenta con un
sucre más en su ya acaudalada fortuna. "Soy rico, soy
famoso, soy poderoso", son sus frases preferidas. Y en
esta disposición, casi obsesiva, le persigue el fantasma
del fracaso. Para él este significa derrota, ineptitud,
vagancia, falta de cerebro de ganas y de deseo.

Como para no perder la costumbre le gusta rodearse de
personas que él considera exitosas. Allí se justifica su
amistad -no vacía de conflictos- con el Presidente
Bucaram. Allí también se explica el porque no es amigo
de Borja: el ex presidente, para él, no triunfó. Sino
estuvieran juntos.

Pero su relación con los exitosos y poderosos no solo
es para sentirse como ellos. También busca aprender
algo de cada uno y no se hace problema al copiar sus
secretos y actitudes.

Pero si se trata de vencer no tiene empacho en juntarse
y tratar con los que supuestamente son sus enemigos
acérrimos. Así lo hizo con el ex ministro Robles Plaza,
para negociar el regreso de Bucaram de Panamá.

En general, Adum acepta todos los medios como lícitos
para alcanzar sus objetivos. Por ello, según confiesa,
está dispuesto en cualquier momento a usar sus puños
para imponer sus criterios. Sobre todo cuando se
cuestiona su lugar: el del jefe, el patrón, el de quien
siempre recibe el respeto de los demás.

Y de esto ya ha dado varios ejemplos: el "rescate" de
la cárcel al hermano de Bucaram antes de asumir la
Presidencia, el incidente con Marcelo Román o con el
controlador aéreo del aeropuerto Mariscal Sucre, son
algunos botones de su violencia.

Sin embargo, a Adum no le gusta usar esta palabra. El
prefiere agresividad. ¿Cuál es la diferencia? Para él
ser agresivo es ser ágil de mente y de palabra, intentar
hacer las cosas, ganas de prosperar. En cualquier caso
la violencia se ha convertido en una de sus armas
fundamentales en la política. Cuando conversa con
amigos o enemigos nunca baja los ojos, levanta la voz,
agita los brazos. Aquí, de acuerdo a su esquema, la
vehemencia se empata con su carrera y apuro en la vida.
Por ello, uno de sus propósitos es deshacerse de los
lentos y de los ineficaces... cueste lo que cueste.

Y este temperamento le ha traído el aislamiento: casi
no tiene una vida social y cuenta con muy pocos amigos.
Además está consciente de tener muchos enemigos.

Pero él se justifica y de esta manera se protege de
posibles remordimientos invocando su misión en el
mundo o la naturaleza del ser humano: "a Alfredo Adum
hay que odiarlo porque esa es la humanidad. La
humanidad odia al que tiene un poquito más que el
otro. He lesionado intereses. Los hombres no tenemos
tiempo para esperar, peor la humanidad".

Y en esta progresión de su ser personal a lo humano
también ha encontrado refugio a las acusaciones que
está loco "Los locos somos los que abrimos los caminos
que los sabios más tarde transitan". Aunque sobre su
locura quedan dudas: lo de su ficha en el Lorenzo Ponce
lo dice medio en serio, medio en broma. Además, para él
la locura puede ser un estado sublime o algo tan trivial
como una gripe.

Pero la violencia -o agresividad- no es el el único
medio que prefiere para obtener sus metas. También
cuenta con la penitencia como una herencia de familia.
Con sus hijos aplica conceptos aprendidos de su padre:
cría hijos pobres para que sean ricos. La imagen que
guarda de él también tiene que ver con la penitencia y
el triunfo: "él era un hombre que entendía que la
adversidad y la dureza hacía madurar al hombre y lo
volvía progresista, perseverante, con ganas de progresar".

En su loca carrera Adum necesita algunas anclas que no
solo se relacionan con la política y la fortuna. También
guarda una almohada por más de 30 años sin la que no
puede dormir y una peinilla, marca Dupont, que viaja
con él a todas partes.

Su vida en familia

Sus padres * Alfredo Adum Antón y Elena Ziade Marún.
Eran comerciantes y tenían una hacienda. Tiene 4
hermanas mujeres. Es el mayor.

Es casado * Su esposa es Marcela Bosqueti. Tiene
cuatro hijos: tres varones y una niña.

Sus estudios * Egresado de Derecho y licenciado en
Ciencias Políticas. Otros cursos en gerencia, ventas,
marketing. Fue el segundo mejor alumno del colegio
Americano.

Sus actividades * Empresario en varios campos como:
pesca, agricultura, ingeniería, desarrollo urbanístico,
canales de riego, drenaje, camarón. (FUENTE: EL
COMERCIO)
EXPLORED
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