¿Y SI EL COLERA LLEGA A LA AMAZONIA?. Por Tania Laurini

Quito. 18.05.91. 200 mil ecuatorianos de las seis
nacionalidades indígenas que habitan en la Amazonía (quichua,
shuar-achuar, huaorani, cofán, siona y secoya) todavía están
invictos en la acometida del cólera. Sin embargo, es grave
preocupación de los indios amazónicos la intensidad y la
velocidad con la que se propagaría la epidemia, en caso de que
contagiara a cualquier integrante de las comunidades. Gran
parte de la población podría ser arrasada, con un impacto
nunca antes visto.

Los indígenas amazónicos conforman 1.360 comunidades, alejadas
de los grandes centros urbanos y aisladas de las culturas
occidentales y sus problemas. Esta condición, que se presenta
como ventaja porque detiene la llegada de la epidemia, es un
peligro si el virus llega a penetrar, pues no será fácil
desarraigarlo de este laberinto de riquezas. En este aún
hipotético caso, los ríos que hasta hoy son fuente de vida, se
convertirían en los proveedores de la muerte, pues el caudal
fluvial sería el principal transmisor del cólera.

Ríos con petróleo y cólera

La Amazonía ecuatoriana está cubierta de una red fluvial que
determina su condición de bosque húmedo tropical. Esta red
hidrográfica influye esencialmente en la vida de los seres
humanos que allí habitan. En esos ríos se bañan, de esos ríos
beben, con sus aguas preparan los alimentos. El 50 por ciento
de los suelos amazónicos están intervenidos por las
petroleras; fauna y flora desaparecen continuamente.

La población indígena disminuyó en el proceso de la
colonización, por enfermedades "occidentales" que tomaron de
sorpresa a la medicina tradicional. Hoy, el cólera, esta nueva
enfermedad "occidental o de afuera" (como la llaman los
indígenas) es una amenaza adicional.

La respuesta de las comunidades

Cuando ya el cólera se había propagado considerablemente por
el Ecuador, las organizaciones indígenas de la Amazonía
empezaron a inquietarse por la posible llegada de la epidemia.
La OPIP (Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza) informó
que, como medida preventiva, había impedido la salida de los
pobladores indígenas hacia los centros urbanos.

Pero si se prohíbe el contacto de los indígenas con los
centros urbanos, se coarta la comercialización de sus
productos agrícolas, artesanales y de caza-pesca, limitando un
importante medio de sustento y de relación con los colonos.

80 comunidades aisladas

En Pastaza habitan tres nacionalidades indígenas: quichua,
shuar y achuar. Son más de 20 mil ecuatorianos agrupados en
148 comunidades. De estas comunidades, 80 están totalmente
incomunicadas con el exterior. A ellas se accede únicamente en
avión o atravesando la selva en varios días. Existe solo un
avión al servicio de estas comunidades, que está
constantemente descompuesto, según manifestó Antonio Vargas,
presidente de la OPIP. Cada movilización del avión requiere
una inversión de 45 mil a 200 mil sucres, añadió el dirigente.

En sus 15 años de existencia, la OPIP no ha podido llegar a
muchas de esas comunidades. "No es mucho lo que podemos hacer
solos", manifestó Antonio Vargas, presidente de la OPIP; pero,
por el momento, se está realizando una campaña de información
entre los pobladores de las comunidades. Se persigue crear un
equipo de trabajo en cada comunidad. "Pero hasta ahora
solamente se ha accedido a 40 de ellas" informó Antonio.

¿Y el resto?

Las organizaciones indígenas, para cumplir esta función,
necesitan del asesoramiento de las autoridades de la Dirección
y el Ministerio de Salud, y la distribución de sueros orales y
demás medicamentos.

"Si el gobierno está en campaña de prevención que nos apoyen
con presupuesto, al menos para transporte y comunicación por
radios", enfatizaron.

500 sueros para 50 mil indígenas

En la provincia de Napo habitan aproximadamente 50 mil
ecuatorianos de nacionalidad quichua. La Federación de
Organizaciones Indígenas del Napo (FOIN), que agrupa a 110
organizaciones filiales, manifestó, a través del dirigente
Nelson Chimbo, que desean coordinar con la Dirección de Salud
de la provincia un programa de salud, para otorgar sueros y
medicamentos a las comunidades de Napo. La FOIN, por su propia
iniciativa, está aplicando un programa de tratamiento
alimenticio y salubridad en todas las riberas del río Napo.
Además, compró y distribuyó 500 sueros orales. Pero 500 para
50 mil no son suficientes.

Medicina natural: ¿una posible solución?

En el transcurso de miles de años los pobladores de la
Amazonía ecuatoriana han sobrellevado sus enfermedades de
"cuerpo y espíritu" como las denominan los shamanes con
soluciones medicinales extraídas de su propio medio natural.
Pero con el inicio del proceso de colonización también se
inició la depredación de su hogar. Sus árboles -entre ellos
los que tenían propiedades medicinales- fueron talados, sus
animales ahuyentados y envenenados con petróleo. La medicina
que le ofrecía "Pacha mama", madre tierra, empezó a
desaparecer.

Además, con la llegada de los colonos, los indígenas se
contagiaron de una serie de enfermedades "occidentales o de
afuera" que nunca antes habían conocido. La viruela, el
sarampión y la fiebre amarilla eliminaron poblados enteros.
Los záparos, de la región de Curaray y Conambo en Pastaza, y
los Tetetes, de la actual provincia de Sucumbíos, fueron los
más afectados, casi desaparecieron hace 15 años.

Pacha mama contra el cólera

"Tenemos plantas medicinales que alivian los síntomas del
cólera", afirmaron los dirigentes indígenas de Pastaza y Napo,
Antonio Vargas y Nelson Chimbo.

El amarun caspi corta la diarrea y alivia los dolores de
estómago. El shashaqui quemado es cicatrizante y detiene las
hemorragias. La corteza de árbol de chuchuhuaso y las
vaporizaciones de chiricaspi alivian los dolores reumáticos y
estomacales, también detienen la diarrea. Se incluyeron en
esta lista la guaranga cara y la berbena.

Y finalmente, el huantuc. "Sin él la cosa no funciona, se cree
en el huantuc y él salva", afirmó Gladys Salazar, una indígena
de Pastaza.

La CONFENIAE, Confederación de Nacionalidades Indígenas de la
Amazonía, tiene la intención de constituir una verdadera red
de investigación, aplicación y mantención de los recursos
curativos tradicionales. En este proyecto está metida de
cabeza la sección de Salud de la organización, con su actual
dirigente, Francisco Licuy.En Río Blanco, comunidad filial de
la FOIN, hay un área de 400 hectáreas donde crecen el 80 por
ciento de plantas medicinales. Esta zona ha sido convertida
por la organización en un parque de reserva para medicina
natural. En cada árbol del parque se está colocando carteles
informativos sobre los datos de cada planta y sus propiedades.

EXPLORED
en Ciudad N/D

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