Quito. 04.09.94. El Ecuador es un paÃs único. AquÃ, hasta los
hechos más trascendentes tienen dÃas contados de vida, después
caen en el olvido.
Los últimos escándalos, que llegaron a su clÃmax con el "affaire"
de Flores y Miel, tal reseñó ayer BLANCO y NEGRO, han "opacado"
el pacto Social Cristiano-Roldosista por más que, cuando fue
"noticia", recibió los epÃtetos más furibundos del argot
polÃtico.
Pero el protagonismo de los denunciantes, miembros de los
partidos que pactaron, en cambio, ha destapado uno de los
objetivos del acuerdo, mantenerse en primera lÃnea para intentar
"opacar" al Centro Izquierda, CI, a sabiendas que es su rival
natural.
La "derecha populista", entonces, está haciendo "su negocio", en
tanto el CI, se ha anquilosado, afectado por una serie de
factores que van desde la ausencia de nuevas propuestas y por
ende de un discurso válido, la falta de liderazgos, etc.
La visible incapacidad de articularse de la tendencia, tendrÃan
su génesis en el hecho de que ni la Democracia Popular, DP, y
sobre todo la Izquierda Democrática, ID, no habrÃan "superado las
dificultades de volver a ser parte de la sociedad civil, luego de
haber sido gobierno".
El analista y militante de la ID, Luis Verdesoto, considera un
factor esencial.
Otro elemento serÃa el problema de ubicación frente a la
transición del modelo de desarrollo y de estilo polÃtico que está
viviendo el paÃs, frente al cual la globalidad de los partidos
del CI no han definido su posición, por lo que aún no encuentran
el discurso propio y adecuado, alrededor de lo que la sociedad
ecuatoriana necesita como Estado el dÃa de hoy.
Pero Verdesoto habla también de una cadena de errores tácticos
del conjunto de los partidos en el manejo de la coyuntura, debido
a "pequeñeces partidarias" y pequeños espacios de poder, que
prevalecen sobre los objetivos y posiciones nacionales y
partidarios.
El otro gran problema estarÃa vinculado al hecho de que, sus
potenciales aliado, la izquierda tradicional, habiendo
"traicionando su origen marxista", tampoco encuentra la forma de
ubicarse ante las nuevas realidades polÃticas dentro y fuera del
paÃs, evidenciada en el discurso defensivo y carente de claridad
polÃtica que predican.
Para Jacinto Velázquez, que hoy dirige un movimiento de
independientes, en cambio, el problema del CI obedece a que
llevan encima una carga "por no haber satisfecho las
aspiraciones populares", cuando fueron gobierno, aunque también,
dice, estarÃan afectados por la crisis de los partidos, cuando la
gente quiere algo nuevo. El diputado del APRE, Gustavo Larrea,
coincide con Velázquez. Cree que la debilidad de la ID y la DP se
debe a que ya gobernaron y no respondieron a los planteamientos
que hicieron a la colectividad, y que están "desgastados", pero
precisa que la crisis de la DP obedece, también, a que ha
adoptado muchos postulados del neoliberalismo, en tanto a la ID
le falta definiciones.
Dos opciones a seguir
Tal como están las cosas, y ante la crisis de los partidos "que
no es más que la crisis de su relación con la sociedad", al CI no
le quedarÃa sino dos alternativa: a) conseguir, con miras a los
comicios del 96, un lider por fuera de los partidos de la
tendencia, y, b) remozar sus postulados.
En efecto, un lider que invoque a la amplia masa de votantes no
partidarios e incorpore a sectores "más con filiación social que
polÃtica", como dice el el analista y militante de la ID, serÃa
la única opción posible, en momentos en que en el paÃs es visible
la existencia de un flujo de consensos populares hacia posiciones
de integración y menos conflicto, paralelo a lo cual se percibe,
una aceptación creciente de los liderazgos de los partidos de la
derecha, donde si se ha producido la renovación de sus lÃderes.
Pero Jacinto Velázquez va más allá y sentencia que lo prudente de
los partidos del CI deberÃa ser apoyar, en el 96, a un
independiente porque "no creo que tengan fuerza propia para
presentarse con ciertas condiciones de éxito".
El dirigente advierte que esos partidos tienen que ir a "lamer
sus heridas", retirarse a los cuarteles de invierno a prepararse
para el futuro, y no entrar ciegamente a un proceso electoral que
no es de ellos, porque "no es su momento". Y agrega que una
presencia electoral de cada partido serÃa muy peligrosa, por lo
que tendrÃan por lo menos que formar un frente o apoyar una
candidatura independiente. Y cita a Toybbe: "se perece cuando no
se puede responder a los nuevos estÃmulos".
Remozarse
Pero la otra clave par los partidos de la tendencia es renovarse.
En estos coinciden Jacinto Velázquez, Gustavo Larrea y Luis
Verdesoto, aunque este último puntualiza que la remoción deberá
significar reveer ciertos temas básicos como el Estado y la
economÃa, la concepción de la polÃtica social, la reactivación
global del paÃs, la apertura etc., para aproximarse a las
condiciones actuales, con lo que podrÃan intentar volver a
constituirse en la "fuerza nacional que fue".
Pero como no se trata solo de formar mayorÃas, el camino idóneo
serÃa, también lograr consensos para reunificar las fuerzas de la
tendencia en momentos como los presentes, cuando se debate el
tema de la reforma polÃtica en el marco de la reforma
constitucional.
Esa serÃa, además, la lectura que abrÃa que hacer de los
resultados de la consulta popular, pese a la "ambigüedad y
astucia" con que se planteó y a la falta de una posición
contundente de los partidos.
La tarea es, entonces, construir consensos pero cimentada en una
adopción de posiciones, ya que la falta de definiciones, es
considerada un grave error que deberán corregir los partidos. El
diputado Gustavo Larrea, por ejemplo, está seguro que la pérdida
de espacio del CI en el Congreso, obedeció a que "no tuvieron
respuesta a las posiciones neoliberales".
Este criterio, de lo que se sabe, lo comparten los
autodenominados "cuarentones", militantes que estarÃan
"moviéndose" al interior de los partidos del CI, quienes, por
otro lado, defienden la existencia de pactos,
por ser legÃtimos y expresar diversidad, aunque son categóricos
en señalar "que lo corrupto es lo que puede haber tras un pacto".
Un severo cuestionamiento a la falta de "táctica" de sus
dirigentes que los llevó a perder poder en el Congreso, pero
también al acuerdo PSC-PRE.
De todas formas, la tarea de lograr consensos, de cara al proceso
electoral del 96, no será nada fácil. El primer escollo proviene
del APRE que tiene, en el general Frank Vargas, un nombre "fijo"
para el 96. Gustavo Larrea sostiene que el general puede unificar
a inmensos sectores de la sociedad ecuatoriana". En este caso,
bien se puede adelantar que el Ecuador tendrá el 96 por lo menos
cinco candidatos presidenciales: Jaime Nebot, César Verduga o
Jorge Gallardo, Rodrigo Paz, Frank Vargas y Jacinto Velázquez,
que estrenarÃa la opción de los independientes.
ID Y DP, ALIADOS DISTANTES
De cara a un eventual acuerdo del CI es preciso recordar los
"escollo" que se han interpuesto, a lo largo del tiempo, entre
los dos partidos mayores de la tendencia y que deberán ser
superados si se quiere tener éxito.
Algunos ejemplos:
La borrascosa sesión en que la Democracia Popular resolvió
abandonar el co-gobierno con la Izquierda Democrática y que se
constituyó en "triunfo" personal de Osvaldo Hurtado que propició
la deserción por considerar la colaboración un "error histórico".
En diciembre del 91, Hurtado responsabilizó a la ID de que el CI
no tenga candidato único por no haber apoyado a Rodrigo Paz,
(aunque nunca se oficializó esa candidatura). Y el contrataque de
Andrés Vallejo, a la fecha, director nacional de la ID, cuando
señaló que "el sÃndrome del antigobiernismo no permite una
alianza", y su denuncia de la existencia de francotiradores que
quieren evitar la unidad de esa tendencia. El zafarrancho habrÃa
dejado huella y el sabor de que los dos partidos, difÃcilmente
podrÃan aliarse para una elección popular.
Otros hechos:
En mayo de 1992 cuando Osvaldo Hurtado vaticinó que la segunda
vuelta electoral de ese año será entre dos candidatos de la
derecha, (hecho confirmado más tarde), el entonces presidente
Rodrigo Borja lo criticó acremente señalando que "habrÃa que
averiguar si el doctor Hurtado expresó un pronóstico, o su deseo
de que las cosas sean asÃ".
Esta ha sido, a lo largo del tiempo, la tónica de la relación
entre estos dos "aliados naturales" que, no obstante, en los
últimos tiempos y frente al acuerdo PSC-PRE, que los dejó fuera
de posiciones relevantes en el Congreso, cerraron filas, lo que
no significa, precisamente, que asà vayan a continuar y se junten
en las elecciones del 96. La incógnita sobre su futuro en
conjunto está latente. (6A)