Cinco conocidos economistas ecuatorianos han suscrito un mensaje al paÃs, a los partidos polÃticos y a los candidatos que se alistan a participar en una competencia que concitará la atención ciudadana en los próximos meses.
El texto se publica en esta misma edición, en la página de apertura de la sección Dinero. Lo firman Abelardo Pachano, Pablo Lucio Paredes, Mauricio Pozo, Walter Spurrier y César Robalino. Son personajes con experiencia en el sector privado, en el desempeño de actividades investigativas, académicas y editoriales y, por cierto, en el ejercicio de funciones públicas. Esta Diario cree que sus opiniones deben ser valoradas y tomadas muy en cuenta por la ciudadanÃa, pues contienen un conjunto de observaciones y propuestas que rompen con los lÃmites estrechos que ha impuesto la expectativa electoral a casi todas las actividades del paÃs y, en especial, a los grupos dirigentes, sean estos empresariales, laborales, clasistas, profesionales, mediáticos, estudiantiles y, por supuesto, polÃticos.
Es necesario destacar algunos puntos clave de su manifiesto como, por ejemplo, que no todos los resultados negativos que se detectan en el curso que ha tomado la economÃa se derivan de la dolarización y que, en contraposición, este régimen monetario ha logrado algo sumamente importante: la estabilidad.
Además, no ignoremos su llamado de atención en torno a que la economÃa ecuatoriana, aunque ha convalecido -nadie lo puede negar, ni siquiera los más crÃticos- atraviesa una situación vulnerable que fuerza a replantearse objetivos y el diseño o ajuste de lo que llaman âacciones urgentesâ. Según estos expertos, no hay que ceder en el mantenimiento de una estricta austeridad fiscal, en mejorar sustantivamente la calidad del gasto público (âeducación, salud y seguridad deben ser las prioridadesâ), en la reducción gradual de la deuda pública, en la ampliación de la base de contribuyentes, en modernizar los servicios públicos, en ubicar a la banca en estándares internacionales...
Son 13 items que se señalan el documento, que no olvida que continúan distorsionados los ingresos fiscales, está pendiente la modernización del Estado, la competitividad y productividad mantienen niveles inadecuados y el sector externo muestra una preocupante debilidad, pues el déficit comercial podrÃa llegar, en este año, al 5% del PIB. Ha perdido dinamismo el crecimiento económico, persiste la corrupción y es baja la confianza internacional en el manejo de nuestra economÃa.
Si acaso es cierto de que existe un ciclo polÃtico de la economÃa, como sostienen otros economistas, es posible advertir que los polÃticos están tentados a meter a la polÃtica en un ciclo económico y, asÃ, convertir en temas de debate circunstancial, de tarima o pantalla de televisión, con afanes puramente electorales, asuntos que el sentido común ubica en un plano estratégico, en la concepción, diseño o aspiración de un paÃs en el largo plazo.
No se trata de que los candidatos ignoren estos temas. Pedir eso serÃa un absurdo. Pero sà que se los ubique en un plano que, al decir de los personajes que han suscrito este llamado, âdeje de lado la demagogia, de tal forma que el paÃs pueda elegir de manera acertada su futuroâ.