¿CHILE, PARADIGMA DEL BUEN MANEJO ECONOMICO?
Quito. 15.05.91. Entre 1980 y 1989, el PGB creció a una tasa
anual de 2,9 por ciento, con fluctuaciones extremas de -14 por
ciento, en 1982, o picos del orden del 10 por ciento en
1989
Chile es otro de los ejemplos que suelen presentarse como
paradigmas de "buen manejo económico". En efecto, a partir de
la segunda mitad de la década de los setenta, la economÃa
chilena emprendió en un proceso de reformas estructurales, que
apuntaron a liberalizar el mercado interno y abrirse al
comercio exterior.
Las mencionadas reformas estructurales consistieron
fundamentalmente en reducir el tamaño del Estado, delegando la
mayorÃa de la gestión económica en manos de la iniciativa
privada.
Asà mismo, se aplicaron medidas tendientes a flexibilizar la
contratación de mano de obra, reduciendo la capacidad de
acción y de presión de los sindicatos.
Además, se eliminaron una serie de trabas burocráticas que
obstaculizaban el comercio internacional y prácticamente se
concedió toda clase de beneficios a la inversión extranjera en
ese paÃs. A la vuelta de algo más de quince años, la economÃa
chilena muestra unos indicadores económicos renovados y en
auge.
¿A qué costo fueron conseguidos estos resultados? ¿Cómo ha
sido la evolución real de estos indicadores?
Evolución de la economÃa chilena
Uno de los aspectos que suele destacarse en los análisis sobre
el funcionamiento de la economÃa chilena es su elevado
crecimiento económico.
En el contexto latinoamericano, no es frecuente encontrar en
la actualidad tasas de crecimiento del orden del 7 y 10 por
ciento, como las registradas por Chile entre 1988 y 1989,
respectivamente. Sin embargo, si se analizan estas cifras
desde una perspectiva de largo plazo, se constata que el
crecimiento económico chileno ha sido más bien bastante
mediocre.
En efecto, según la publicación especializada "Coyuntura
económica latinoamericana", entre 1980 y 1989, el Producto
Geográfico Bruto (PGB) creció a una tasa promedio promedio
anual de 2,9 por ciento, con fluctuaciones extremas de -14 por
ciento, en 1982, o picos del orden del 10 por ciento en
1989.
Estas cifras se comparan muy desfavorablemente con las tasas
de crecimiento de los años sesenta, cuando el PGB creció a una
tasa promedio anual cercana al 4,6 por ciento. En realidad,
parte del aparentemente fuerte crecimiento del PGB durante la
segunda mitad de la década de los ochenta, se debe a un
fenómeno de recuperación económica que permitió alcanzar y
superar los anteriores niveles.
Reducción de los niveles de bienestar
Durante la década de los ochenta se registró un notable
incremento de las importaciones, acompañado de un
estancamiento del consumo de las familias y un declive del
consumo gubernamental.
Esto significa que las familias vieron reducirse sus
anteriores niveles de bienestar, en vista que ya no pudieron
cubrir la totalidad de sus necesidades.
De otra parte, la reducción del gasto público supuso una caÃda
del nivel de actividad económica en Chile, y, en consecuencia,
un declive del empleo y los ingresos de su población.
Las importaciones fueron a alimentar la industria para la
exportación, que fue la gran beneficiada de las polÃticas
económicas de esos años (y de los actuales). En efecto, según
datos de "Coyuntura económica latinoamericana", el consumo
per cápita del sector privado en 1989 fue apenas un 1,9 por
ciento superior al de 1980 y apenas durante dos años de la
década de los ochenta se logró superar ese nivel. El consumo
total por habitante, hacia finales de la década de los ochenta
es comparable al que existÃa en Chile a comienzos de la década
de los sesenta.
Respecto al consumo del gobierno, a lo largo de la década de
los ochenta fue inferior, en términos absolutos, al registrado
durante 1980. En 1989, por ejemplo, el consumo total por
habitante fue inferior en 7 por ciento al que existÃa en
1980.
En contraste, el sector exportador práticamente dobló en
promedio la tasa de crecimiento del PGB. De alguna manera este
comportamiento de las exportaciones refleja el éxito de la
polÃtica de fomento a esta actividad, que aprovechó, en gran
parte, las inversiones y los esfuerzos realizados dos décadas
atrás, gracias a la participación del Estado.
Al respecto, las cifras son elocuentes: durante 1974, las
ventas externas chilenas aportaron con el 14 por ciento del
PGB; años después, en 1980, las exportaciones contribuyeron en
un 24 por ciento del PGB y en 1989 alcanzaron un 30 por ciento
del PGB.
Indicadores sociales
En materia de vivienda 800 mil familias no disponen de una
solución habitacional digna y 500 mil personas viven en
calidad de allegados. El sistema de seguridad social cada vez
tiene una menor cobertura: en 1970 el 77 por ciento de la
fuerza de trabajo estaba afiliada al sistema de seguridad; en
1988 apenas el 57 por ciento están amparados en este
sistema.
Buena parte de la crisis de los servicios sociales se explica,
por un lado, por la insuficiente generación de empleo con
remuneraciones similares a las históricas y, por otro, por la
polÃtica de restricción de gasto destinada a equilibrar el
presupuesto público.
Para tener en cuenta
Los dragones asiáticos, paÃses cuyo modelo económico trató de
imitar Chile en América Latina, efectuaron profundas reformas
al interior de sus economÃas antes de proceder a la
liberalización de sus mercados con el mundo.
Las prácticas proteccionistas todavÃa no han sido abolidas en
su totalidad. En Corea del Sur, por ejemplo, el debate sobre
hasta cuándo deben mantenerse ciertas limitaciones sobre
ciertas importaciones aún perduran.
La apertura al capital extranjero no es indiscriminada.
Mediante instrumentos sobre remisión de utilidades, algunos
paÃses del sudeste asiático han podido favorecer a aquellas
inversiones que significan aportes de tecnologÃas de punta
sobre aquellas que no contemplan mayor contribución
tecnológica.
El éxito de Hong Kong, otro de los dragones, se fincó
especialmente en la capacidad de ahorro de su población, la
gran flexibilidad de la economÃa para adaptarse a los cambios
del mercado mundial y la proximidad de un gran mercado como el
de la China comunista.
Otra de las estrategias seguidas por Corea del Sur constituyó
el privilegiamiento de ciertas ventas externas a través de
subvenciones estatales, asà como el desarrollo de algunas de
sus industrias a través de excenciones de derechos de
importación sobre materias primas y otros insumos.(A-2).
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Publicado el 15/Mayo/1991 | 00:00