Juan Carlos Cabezas

Quito. 06 de mayo de 1997.- ¿Es posible que miles de hectáreas
de terreno cubiertas de bosques nativos se confundan como tierras
aptas para la agricultura?

Sí . Eso pasa en la provincia de Sucumbíos, una gran zona con las
mismas características de flora y fauna que la reserva
Cayambe-Coca, no ha sido incluida dentro del perímetro de esta
área dedicada a la protección ambiental. Esta exclusión ocasionó
el tráfico de tierras, la explotación indiscriminada de maderas
preciosas en veda y un conflicto al interior del Inefan.

La reserva Cayambe-Coca es una de las 17 áreas naturales del
país, su extensión total es de 402.000 hectáreas, a través de
varios pisos climáticos.

En la Amazonia su límite natural es la población de Lumbaqui;
justamente a 41 kilómetros de esa ciudad, se encuentran las 8.000
hectáreas que no han sido incluidas en la reserva.

Para llegar hay que seguir el lecho del río Cascales, uno de los
tantos sistemas hidrográficos que cruzan la zona. Una carretera
empedrada es la única vía de acceso, por la misma tractores
forestales y vehículos de Petroecuador recorren constantemente.

Al final de un trayecto de 20 minutos se llega a un complejo
petrolero que se explota desde 1981, conocido como "río Bermejo".
13 pozos perforados -algunos ya secos- y dos mecheros de gas de
10 metros de altura rompen la niebla que se asienta entre toda
la vegetación.

En la zona sobresalen las enormes palmeras de palmitos, en medio
de árboles nativos como el chanul, el colorado-manzano, el
chuncho y el canelo. Las 40 familias que viven en el sector
aprovechan la cercanía de la frontera con Colombia (a 35 minutos)
para comerciar los troncos.

La fauna es la característica de todo bosque húmedo montano bajo:
dantas, guatusas, osos hormigueros y papagayos son algunos de sus
habitantes.

El ecosistema existente es prácticamente el mismo que presenta
la reserva Cayambe-Coca. Según un informe emitido por el jefe
distrital de Sucumbíos del Inefan, Galo Tipaz, al Auditor General
de esta institución, esta zona "es un área de interés científico,
ya que en ellas se encontraron especies vegetales desconocidas
en el país".

En el mismo informe, Tipaz denuncia la incursión de tres
asociaciones: Asipa, Andrade Salas y Nueva Sucumbíos. Las dos
primeras estarían conformadas por miembros que no son colonos,
sino por "funcionarios que han prestado y prestan sus servicios
en la administración pública y en el propio Inefan".

Nueva Sucumbíos está conformada por 20 familias residentes en el
sector, quienes se dedican a la agricultura de forma muy
precaria.

Las acusaciones recaen sobre Alba Salvatierra, que está a cargo
de la jefatura del patrimonio forestal desde 1992. Tipaz la acusa
de haber excluido estas tierras para beneficiar a varios
parientes suyos. Pero ella deslinda su responsabilidad. Según la
funcionaria cuando se hizo cargo, el área en litigio ya estaba
excluida de la reserva Cayambe-Coca.

"Una comisión creada mediante Decreto Ejecutivo determinó los
límites de las reservas. En 1985 emitieron un informe técnico
sobre las áreas de patrimonio forestal en Napo y Sucumbíos. Yo
me hice cargo de la jefatura forestal desde 1992, cuando los
límites ya estaban especificados".

Entonces, ¿bajo qué argumento esta comisión interinstitucional
no incluyó las 8.000 hectáreas en cuestión dentro de la reserva?
José Vicente Vallejo, uno de los miembros de dicha comisión, que
hace más de 10 años delimitó el perímetro de las áreas de bosque
protector, dice que la metodología usada para definir las
coordenadas de las áreas protegidas fue la de sobreponer los
distintos mapas obtenidos.

"El área de la denuncia ha sido tradicionalmente de uso agrícola.
La presión de la colonización en ese entonces era fuerte y según
los mapas obtenidos por el programa de regionalización agraria
esta zona no podía ser declarada como de aptitud forestal".

EL COMERCIO comprobó que el área destinada a la agricultura no
sobrepasa las dos hectáreas, existen además sembradíos
diseminados de café. Si existieron superficies mayores para el
agro en la actualidad han desaparecido. La razón puede ser que
la asociaciones invasoras no se asentaron en el área por
rencillas.

Para Edwin Cevallos, perito forestal del Inefan-Sucumbíos, no
existe una razón clara para el origen de todo el problema, sin
embargo cree que "si esta área no fue inventariada fue justamente
para no causarle problemas a Petroproducción y a una de sus
concesionarias que explotan crudo en el área". En la actualidad
la explotación es bastante incipiente en el sector.

Luego de la denuncia se están barajando dos posibilidades: anexar
esta zona a la reserva o declararla como bosque protector.
Cualquiera que sea el mecanismo seleccionado, las soluciones
tomarán algún tiempo. El mecanismo, según el Inefan, es que se
vuelvan a definir los límites de la reserva natural, mediante una
nueva comisión de observación.

Nadie sabe de la veda

Cinco meses después de ser decretada una veda a la explotación
de recursos naturales, en Sucumbíos, los resultados no son
favorables.

La venta de maderas preciosas para el mercado colombiano no ha
disminuido su nivel. Los canales para las ventas ilegales se han
incrementado. Los precios más bajos en el Ecuador es lo que
motiva este comercio.

El Inefan no tiene las herramientas necesarias para controlar
este flujo, en medio de una selva tupida. Las enormes distancias
de terreno por cubrir es uno de los tantos problemas que tiene
el distrito del Inefan Sucumbíos.

El caso del chanul es el más preocupante, este árbol que puede
llegar a los 30 metros de altura se encuentra dentro de las lista
de las especies en peligro de extinción, que están prohibidas de
exportar, según un informe emitido del Inefan hace dos años.

Su madera es una de las más apreciadas, la variedad que existe
en la Amazonia presenta una tronco grueso de un intenso color
café, ideal para la fabricación de muebles, por su enorme
resistencia y durabilidad. Ya no se observa chanul en las
cercanías en los bordes de la vía, a pesar de que hasta hace
cuatro años era de los más abundantes en esa zona.

Según, Roberto Lucio, un miembro de la Asociación Nueva
Sucumbíos, casi nadie se ha enterado de la prohibición de talar
árboles. El mismo se encuentra construyendo una casa con sus
manos, con vigas obtenidas de árboles de chanul. Su resistencia
es una de las razones para la explotación.

"Aquí todo el mundo se dedica a la explotación de la madera, es
la única forma de obtener algo para sobrevivir".

EL DORADO

Una zona ocupada * Las petroleras y la asociaciones piratas se
asentaron.

El agua no falta * 18 ríos forman el sistema hidrográfico del
sector. El bosque lo conforman más de 20 especies naturales.

¿Una zona controlada? * Los 402.000 kilómetros. de reserva
Cayambe-Coca forman parte del mapa nacional de áreas naturales

No fue inventariada * El río Cascales y el poblado de Lumbaqui
limitan la zona que no fue anexada.

Varios microclimas * La zona está 400 metros más arriba que Nueva
Loja. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
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