LOS CLAVOS DE SEPTIEMBRE

Quito. 24. 09. 90. El incremento anual de las matrículas
escolares no es inevitable. Así aseguró a HOY el director
nacional de Educación, Nelson Peñaherreta, maestro, lojano, 46
años, 10 de ellos como funcionario del Ministerio de
Educación.

Sin embargo no puede sino admitir una realidad que contraría
su aseveración, y que convierte al padre de familia en el
Cristo que se crucifica cada septiembre, en las zonas que
mantienen el ciclo escolar de la Sierra, y a él en un
funcionario que lucha inútilmente contra la corriente.

Peñaherreta afirma que la política del Ministerio se opone al
aumento anual del costo de la educación y que los parámetros
para estabilizarla están contenidos en la Ley de Educación y
Cultura y en su reglamento. Que, por ellos, la educación es
obligatoria para la primaria y el ciclo básico, que deben ser
gratuitos, además. El asegura que esto se cumple fielmente en
los planteles fiscales. Pero explica que así como incremento
de la población presiona por vivienda y por transporte,
también lo hace por educación. Una situación agravada por la
crisis económica, "que resta ingresos a los padres de familia
y que, paradójicamente, no genera una política de austeridad
en los establecimientos educativos privados".

De este modo, son ineludibles y hasta legítimas las protestas
anuales de los padres de familia, que se ven obligados a
cubrir crecientes planillas por la educación de sus hijos, que
la educación fiscal no satisface.

A ello se suma una selección social del plantel educativo, que
Peñaherreta considera aberrante. "Se cree que los mejores
colegios son aquellos donde va la mejor gente", dice,
subrayando irónicamente las dos últimas palabras, "aunque
existen escuelas y colegios fiscales superiores a los
particulares".

Valores relativos

Por su lado, la directora de una escuela particular, justificó
los incrementos por el aumento de los costos de los servicios.
La inscripción y matrícula en su escuela cuesta 46 mil sucres
por niño. Esa suma incluye la pensión de octubre, transporte,
material didáctico y colación para los pupilos. Un valor
relativo, en la inmensa diversidad que existe en la educación
particular en Pichincha, que se toca en otra parte de esta
misma página.

Según ella, el Ministerio autoriza el valor de la pensión
luego de estudiar una carpeta donde consta información sobre
el estado económico del plantel, el número de alumnos, la
infraestructura disponible y su organización.

Anota que para aprobar o subir la pensión, previamente los
propietarios o directivos de una escuela o colegio consultan
con el Comité Central de padres de familia. El acuerdo logrado
es puesto a consideración del Ministerio, quien lo
legaliza.

Informa, también, que existen tarifas especiales para aquellos
planteles que se califican de experimentales. Una calificación
que, aparentemente, suele encubrir una realidad rutinaria
donde ni siquiera se evalúa la experiencia ni se desarrollan
nuevos programas educativos. A tal punto que de 103 de estos
planteles existentes en Quito, este año han sido reducidos a
42.

313 planteles privados

El Ministerio de Educación tiene registrados 313
establecimientos particulares de educación, en la provincia de
Pichincha.

Son algunos más, si se considera a aquellos que están
tramitando la aprobación para su funcionamiento.

La pensión mensual promedio más baja, autorizada, está por
encima de los 3 mil sucres. Un ejemplo de ello es el
tradicional Cebollar, de los Hermanos Cristianos, que, según
el Ministerio, cobra 3 mil 456 sucres mensuales, y una
matrícula de 2 mil 160 sucres. La más alta corresponde al
Colegio Sek Ecuador (diversificado), laico. Es de 27 mil 682
sucres. En este establecimiento la matrícula autorizada es de
17 mil 301 sucres.

En la brecha señalada entre estos dos límites, se encuentra
una amplia gama de escuelas y colegios para todos los gustos y
bolsillos. Y la oferta educativa privada que, aparentemente,
se sustenta más en criterios sociales que técnicos.

La directora de una escuela particular, consultada por HOY,
hizo notar que los establecimientos llamados fisco misionales
-como por ejemplo El Cebollar- pueden mantener pensiones
relativamente bajas porque además reciben subsidios del
Estado. Según ella, no existe buena educación si no hay
subvención de alguien, a menos que se cobre pensiones. "Esto
es definitivo", dijo. Los otros serviciosLos costos de la
ecuación particular son determinados por una "Junta reguladora
de los valores de costos", del Ministerio de Educación.

Un organismo que, según el director nacional de Educación,
incluso ha quitado licencias y ha impuesto multas a los
establecimientos que abusan en los cobros.

El organismo determina la pensión en base a una apreciación de
la infraestructura y servicios que brinda la escuela o
colegio. La matrícula no puede ser mayor al 75 de la
pensión.

Otros rubros que en la mayoría de las oportunidades sorprenden
al padre de familia al matricular a sus hijos, usualmente son
acordados entre el establecimiento educativo y los padres de
familia, pese a que de acuerdo a la ley no se deben aplicar ni
a título voluntario. Sin embargo, los padres de familia -según
el director nacional de Educación- sostienen que esa
prohibición es inconstitucional. Y, en la práctica, otros
costos se imponen en todos los planteles privados, en unos con
mayor peso específico que en otros. La autorización para su
aplicación se ajusta a un sencillo principio: el plantel debe
demostrar que los ingresos por esos servicios se transforman
en egresos, durante la operación económica.

De ese modo, en el Colegio "Santa Eufrasia", por ejemplo, la
matrícula es de 5 mil 890 sucres. El carnet del bus cuesta 186
sucres. La pensión de octubre 9 mil 424. Y el transporte por
ese mismo mes, 5 mil. Cuando el padre de familia ya se resignó
a pagar la cuenta de 20 mil 500 sucres, debe añadir 4 mil más
"por concepto de Comité Central de padres de familia".

Y en "La Condamine", un alumno de la secundaria paga 11 mil
600 de matrícula. 15 mil por libros. Un seguro de 5 mil. La
pensión de octubre, que es de 18 mil 560. Nada más, si no usa
el bus del colegio. Sin embargo el desembolso del padre de
familia es de 50 mil 160 sucres.

En el Colegio Americano, los números crecen sin miedo. A nivel
primario, por ejemplo, la matrícula es de 12 mil 750. La
pensión de octubre, 20 mil 400. El alquiler de libros, 60 mil.
Un porcentaje de vacación, 4 mil 80. Un aporte especial, 25
mil. El seguro 2 mil 300. El bus, 7 mil 400. La religión, mil
600. Y, por si fuera poco, también hay una casilla para
"varios", de 2 mil 800. La suma es de 136 mil 430 sucres.

Después de tan tremendo impacto, y para que quede pasmado de
una vez por todas, el Cristo de septiembre también deberá
costear libros, útiles escolares y uniformes de su costoso
hijo.


CUADERNO DE APUNTES

- En el Ecuador la educación es gratuita, en primaria y en el
ciclo básico, según la ley. Pero la realidad la infringe todos
los días.

- Inclusive los establecimientos fiscales cobran un derecho de
inscripción.

- Según la ley, el ciclo diversificado no debe costar más del
4 por ciento del salario básico, por mes.

- La educación privada cubre una demanda insatisfecha por el
Estado. Y es un negocio lucrativo, cuyo secreto es tener un
buen número de alumnos y un personal docente reducido y mal
pagado.

- Las remuneraciones que reciben los profesores en el sector
privado son sensiblemente más bajas que aquellas que entrega
el Estado.

- Un profesor gana en una escuela particular un salario
promedio de 50 mil sucres. Por eso debe hacer otras "chauchas"
por la tarde y aun por la noche. Su trabajo en dos o tres
planteles disminuye su rendimiento pedagógico.

- El uniforme escolar único no ha podido ser impuesto por
inimaginables argumentos en su contra. Uno de ellos sostiene
que los varones no se ven viriles usando un guardapolvo de
dril.

- Y las fábricas de zapatos aseguran que no pueden satisfacer
la demanda de tantos pares de zapatos idénticos.

- Se dice que los uniforme prestigian y diferencian a los
colegios fiscales, y hacen lucir bien a nuestros jóvenes. Pero
que tras el prestigio, también hay razones emparentadas con
los negocios.

- La zonificación escolar, que existe, no es respetada por los
padres de familia que la juzgan inconstitucional, pues ellos
se reservan el derecho de dar a sus hijos la educación que
consideren adecuada.

- Tal zonificación obliga a inscribir a los estudiantes en los
establecimientos del barrio o de la parroquia, y elimina el
gasto del transporte escolar.

- El fenómeno no solo ocurre en las grandes ciudades. En el
sector rural los padres de familia prefieren la escuela
urbana, que está mejor servida. Y no la cercana de la
parroquia, cuyo profesor tiene la mala costumbre de
abandonarla sin previo aviso.

- Usualmente, los supervisores escolares recomiendan a los
planteles privados ampliar el cupo a un mayor número de
alumnos, aunque ello afecte a la pedagogía. En este aspecto,
los supervisores responden a la gran presión demográfica que
por educación existe en el país.

- En el Colegio Americano de Quito, un niño de segundo grado
gasta 60 mil sucres anuales por alquiler de libros, que pagan
sus padres. ¿Acaso lee más que el de otro plantel?

- En el Ecuador, la selección de una institución educativa
para la formación de los niños y jóvenes se hace con criterio
social, y no técnico y pedagógico. De ese modo se reproducen,
y se ahondan, las diferencias socio económicas existentes.

- Según el director nacional de Educación, el ministro Alfredo
Vera "se ha jugado como ninguno por los padres de familia".
(C-5).
EXPLORED
en Ciudad Quito

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