Quito. 16.11.93. Definitivamente no se ha dejado de producir
literatura en nuestro país. En los últimos años han aparecido
nuevos lenguajes, además de obras y autores con propuestas
frescas. En esto han coincidido varios escritores consultados,
que afirman que a pesar de la crisis económica, en el Ecuador la
producción literaria no se ha detenido, sino que, ha crecido como
una forma de contrarrestar un discurso oficial que olvida la
creación del espíritu.

Se podría asegurar que hoy existen más ecuatorianos interesados
en la producción literaria. Por algo este año participan en la
Bienal de Novela 45 obras, a diferencia de las 37 de hace dos
años; y en la Bienal de Cuento 380, es decir 198 obras más que en
la primera convocatoria, que contó con 182 cuentos participantes.

A pesar del interés que demuestran los escritores ecuatorianos en
la creación literaria, ésta se ve frustrada debido a que las
obras de autores jóvenes, e incluso la de aquellos con una
trayectoria más larga, encuentran serios problemas para ser
difundidas.

La satisfacción espiritual

El encarecimiento del costo de los libros y la perdida de interés
por la lectura acompañan a esta hazaña que resulta la edición de
un libro, que si se logra realizar es después de una larga lucha
que exige superar varias dificultades, para finalmente brindarle
al autor una satisfacción exclusivamente espiritual.

Juan Valdano, ensayista, narrador, profesor universitario y hasta
hace poco director de la colección "Letraviva", aseguró hace
algún tiempo en una entrevista con HOY, que para los escritores
jóvenes están casi cerradas las posibilidades de publicación
tanto en editoras privadas como en instituciones que deberían
cumplir esa tarea de difusión, pero no la cumplen. Dijo incluso
que los escritores que tienen ya un nombre y un prestigio se
enfrentan a grandes obstáculos para publicar sus obras.

Por su parte, el recientemente fallecido escritor, Alfredo Pareja
Diezcanseco, en un artículo publicado en marzo de este año en
HOY, relató el caso de una joven escritora que fue premiada en la
primera Bienal de Cuento por una obra de excelente calidad, que
no encontró un editor que la publicara.

El tema no se agota

Y a la falta de apoyo privado se sumó la del Estado, pero ya en
forma oficial, después de que el presidente de la República, el
cinco de octubre del año pasado, dirigió un oficio a los
"organismos del Gobierno Nacional y en lo que fuere pertinente
para el resto de entidades públicas", para disponer que "se
eliminarán los gastos de propaganda y la publicación y auspicio a
la impresión de libros, revistas, folletos, etc.".

Con todos estos antecedentes, y con el propósito de conocer cuál
es la relación que existe entre editoriales y escritores, hemos
consultado a cuatro editoriales nacionales (Librimundi,
Abrapalabra, El Conejo y Eskeletra), que a pesar de las quejas de
los escritores, manifiestan que su trabajo es eficaz y que la
publicación de libros no es tan complicada como parece, aunque no
niegan que existen problemas que frenan la buena difusión del
libro en el país. El tema no se agota aquí, seguramente faltan
muchas opiniones y éste artículo solo busca aportar en el debate
para que la relación escritor-editorial, e incluso entre
editoriales tienda a ser más fluida y fructífera.

¿Jueces del movimiento editorial?

Javier Vásconez, director literario de Ediciones Librimundi
acepta que hay escritores que son mal atendidos en las
editoriales. "A veces hay un descuido por parte de algunas
editores que cogen un libro, lo tienen guardado y no lo leen.

Puede ser por falta de tiempo o de responsabilidad. Me consta que
algunos escritores que han dejado sus libros en determinada
editorial, ha pasado mucho tiempo y nadie les ha respondido
nada".

Por su parte Huilo Ruales, director de la Editorial "Eskeletra"
-creada hace a penas dos años- critica la relación que existe
entre las "editoriales comerciales" y los escritores
especializados en literatura, debido a la indiferencia que se
presta a este tipo de obras que no son consideradas como una
buena inversión.

Sin embargo, dice, el caso de "Eskeletra" es el de una "editorial
alternativa" que no está incorporada al mercado del libro sino
que trabaja por "amor a la camiseta".

"La editorial está formada por un grupo de personas que al contar
con la infraestructura e los insumos necesarios hacen más fácil
la publicación de obras; aunque se trabaja casi a perdida".

Según Huilo Ruales, una obra puede estar publicada en
aproximadamente dos meses. Así de sencillo puede resultar, pues
según el director de "Eskeletra" no existen mayores problemas de
difusión, pero sí un obstáculo que puede complicar el lanzamiento
de una obra: el enfrentamiento al "monopolio de libros", que
vendría a ser un grupo reducido de editoriales -si no es una
sola- que determina el movimiento literario sin promocionar
tendencias nuevas y publicando únicamente a autores
"consagrados".

Frente a la posibilidad de que una editorial se esté convirtiendo
en juez absoluto de la producción literaria, Raúl Pérez, miembro
del consejo editorial de "Abrapalabra", entidad relativamente
nueva (cuatro años) pero conformada por conocidos escritores del
país (Iván Eguez, Marco Antonio Rodríguez, Raúl Pérez y Francisco
Proaño), manifiesta que en todo el mundo las editoriales deben
escoger la producción literaria nacional, pero con el criterio de
lectores reconocidos que aceptan o rechazan una obra, no
subjetivamente o al azar, sino en base a ciertos parámetros
estéticos.

Todas las editoriales consultadas coinciden en que los parámetros
para escoger un libro son técnicos y de calidad, y parten de una
consulta colectiva -generalmente de consejos editoriales- y una
lectura múltiple de la obra.

Entre los parámetros que ha seguido "Abrapalabra", explica Pérez,
está la necesidad de lanzar nuevos lenguajes y autores con
propuestas frescas. Por eso se explica que en este año los seis
libros publicados por la editorial sean de mujeres jóvenes con
una literatura que recién se está destapando.

Y sí, se apoya a los nuevos talentos asegura Raúl Pérez, por eso
"Abrapalabra" ha creado una serie de talleres literarios, de los
que han surgido escritores desconocidos que han sido
promocionados por la editorial.

Entonces el "amiguismo" no existe, al menos en eso han coincidido
las editoriales consultadas, que afirman que los libros aceptados
por una editorial no están sometidos a una corriente ideológica o
artística, y peor aún a cuestiones de amistad.

Comercio y difusión

A pesar de que las editoriales consultadas se califican como
entidades sin fines de lucro, es claro que en estos tiempos nadie
publica un libro para regalarlo, por lo que a la hora de elegir
se tiene que tomar en cuenta lo comercial, por lo menos para
recuperar en algo la inversión económica.

A esta inquietud responde el director literario del Ediciones
Librimundi, quien señala que desgraciadamente también hay que
tomar en cuenta el criterio comercial para editar los libros. "En
Librimundi intentamos combinar: publicamos libros que sabemos
tienen gran acogida en el público (no es que sean de mala
calidad, simplemente son de mayor venta), y eso contribuye a la
posible publicación de otros que se venden poco, como los de
poesía. También hemos utilizado el sistema de las co-ediciones
con editoriales extranjeras, o instituciones como FLACSO que
abarata los costos.

Para Abdón Ubidia, director de la editorial El Conejo, la
alternativa para lograr la difusión de una obra literaria puede
estar al margen de las decisiones comerciales, lo que al mismo
tiempo permite mayor libertad y mejor calidad en las
publicaciones.

Para Ediciones El Conejo el escaso apoyo económico no ha frenado
la edición de nuevos títulos, pero eso sí, ha reducido el número
de ejemplares de cada obra.

"A pesar de todo siempre se encuentran alternativas para
publicar, nosotros hemos logrado difundir 26 cuentos de autores
universales a través de un medio de comunicación".

Otra alternativa que está siendo muy utilizada por las
editoriales es la promoción de las obras en los centros
educativos y su introducción en los planes de estudio, lo que en
cierta forma resulta la única posibilidad de contar con un
mercado seguro para el libro.

Explotados, a pesar de todo

Fácil o no, lenta o en forma más ágil, la publicación de un libro
sigue siendo una tortura para un escritor, que después de por lo
menos cinco años de trabajo -y eso en condiciones precarias-
finalmente logra editar un libro del que recibe el 10% del precio
de venta, y generalmente a penas 10 ejemplares.

"No se retribuye el trabajo del escritor" dice Raúl Pérez, quien
asegura que todavía hoy los escritores siguen siendo explotados
por la editoriales. Entonces "Abrapalabra" ¿también lo hace? "Sí,
explota pero explota menos", dice Pérez.

Será por eso que nadie en el país -ni siquiera los escritores más
conocidos- logran vivir de la producción literaria...

La necesidad de una crítica especializada y profesional

Otro problema a solucionar es la relación
editor-escritor-crítica. A veces hay libros muy buenos que no
tienen difusión y otros no tan buenos que logran espacio en la
prensa. "El libro es un objeto como cualquier otro -Dice
Vásconez- y necesita ser difundido para que llegue. No estamos en
la época que el público se acercaba a la librería en busca de
cualquier libro.

La difusión cuesta dinero porque ciertos medio de comunicación,
como la TV, no suelen ayudar demasiado. Algunos periodistas con
su generosidad consiguen en algún momento hablar del libro, pero
no hay segmentos culturales dedicados. En la prensa es un poco
distinto pero ha sido una batalla de conversaciones y
telefoneadas".

Hasta qué punto no hace falta una crítica profesionalizada. Hasta
qué punto los escritores no están acostumbrados a sólo recibir
halagos. "Sin hacer generalizaciones, a veces los escritores
estamos acostumbrados a que el terreno esté bien preparado
-enfatiza Vásconez-. Nos falta la capacidad de riesgo y
autocrítica, quizás porque también mucha de la crítica que se lee
en los periódicos no es exigente".

Nuevas tendencias

En medio de esta odisea que resulta la difusión de un libro,
nuevas obras aparecen y los escritores se multiplican
regularmente. Así es como en nuestro país van asomando diversas
tendencias literarias.

Según el escritor Abdón Ubidia, de las obras presentadas en la
editorial El Conejo se puede notar tres posturas: la primera es
el relato urbano, ese que tiene como personajes centrales a
héroes neurotizados por la soledad de la ciudad.

La segunda tendencia es la del relato histórico (Juan Valdano,
Eliécer Cárdenas) que representa una suerte de huida al pasado.
La tercera es la literatura fantástica y más universal, que
tiende a buscar respuestas en el futuro, llegando incluso a la
creación de ciencia ficción.

Para el escritor Raúl Pérez, de las propuestas que recibe
Abrapalabra se nota un regreso a la filosofía existencialista,
con obras donde es clara la angustia y el vacío, debido
seguramente a la soledad contemporánea y la caída de los
referentes históricos.

Otra línea que esta siendo muy trabajada, dice Pérez, es la de la
literatura erótica, escrita sobre todo por mujeres jóvenes que
empiezan a introducirse en las letras en una forma más suelta y
muchas veces con mayor autenticidad. (8A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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