Quito, 11. 05. 90. (Opinión). Desde que terminó la Segunda
Guerra Mundial se ha observado un proceso de integración. A
pesar de que existió la época de la guerra frÃa, entre los paÃses
democráticos y los comunistas, ha ocurrido una globalización de
la economÃa, de las telecomunicaciones y del turismo, en donde el
comercio, la tecnologÃa, inversiones y finanzas, traspasan las
fronteras y comienzan a producir interdependencias que impulsan
una tendencia hacia las relaciones internacionales globalizadas.
Otra tendencia clara y evidentemente visible es que la economÃa
mundial se consolida como una economÃa de mercado. Incluso los
paÃses socialistas comienzan a comprender y son muchos sus
intentos por participar en esta economÃa global.
Los acontecimientos que hemos presenciado en la China y la Unión
Soviética, demuestran el proceso dramático y traumático, en
muchos casos, que deben superar sociedades socialistas cerradas
que cuando toman una decisión de abrir espacios de libertad
económica, a su vez, precipitan un proceso que exige cada vez
mayor libertad individual.
Es impactante el éxito de los paÃses asiáticos en contraste al
fracaso del esquema de sustitución de importaciones que ha
prevalecido en América Latina. La polÃtica de estos paÃses
asiáticos, al igual que Tailandia, Indonesia y Malasia,
demuestran que las naciones en desarrollo necesitan realizar
esfuerzos intensos para corregir las imperfecciones de sus
propios mercados y eliminar las rigideces sociales y económicas
si pretenden vincularse exitosamente con la economÃa
multilateral. (A-5)