Quito. 15.09.93. De la mano con los niños de la calle. De la
mano también con quienes, por fortuna, todavía sueñan con un
Ecuador sin estos dolores, que de tan cotidianos, se nos han
vuelto indiferentes.

De la mano con los padres salesianos y con quienes, sin serlo,
colaboran tanto con el sueño de esta congregación.

De la mano, que significa a su lado, caminando juntos. Porque
esa es la idea del proyecto que nació y tomó forma con el
padre Antonio Amador (fallecido hace poco) y que, hoy sigue
adelante con el esfuerzo de un puñado de valientes.

El proyecto "De la mano con..." es un programa que busca
motivar la solidaridad, el compromiso, que va bastante más
allá de la caridad. Y, por eso, es un proyecto difícil. Pero,
por eso mismo, es un proyecto digno del apoyo de todos.

Diversos mecanismos

Y es así como está pensado. La ayuda podrá ser canalizada a
través de una serie de mecanismos, de manera que todo aquel
que quiera apoyarlo tenga una función específica y pueda ver
los frutos de su esfuerzo.

Habrán desde conciertos, hasta tarjetas para "socios de los
niños de la calle", pasando por la realización de un programa
de TV, la construcción de un nuevo albergue, la creación de
granjas de trabajo, el desarrollo de programas que involucren
a familias y profesionales interesadas en colaborar, la
elaboración de planes de prevención con la ayuda de
organizaciones barriales y rurales y el compromiso de
instituciones públicas y privadas para obtener el apoyo
económico necesario.

Según mentalizadores, el proyecto nació como una respuesta de
la comunidad que, ante la indiferencia de los sectores
oficiales por los problemas de los grupos desprotegidos (que
constituyen una mayoría en nuestro país), tomó la posta, para
contribuir, de alguna manera, a la urgente solución de los
mismos.

Por la casualidad

Hernando Rojas es el coordinador del proyecto "De la mano
con...", y se involucró en él casi por casualidad.

Después de la realización de un programa de TV que abordaba el
tema de los niños de la calle conoció, de alguna manera, los
dramas diarios de ese pequeño submundo. Y luego de conocerlo
ya no pudo ser indiferente.

Así que empezó a trabajar por los niños con una serie de ideas
y de proyectos que le bullían a borbotones de la cabeza y que
hoy están sistematizados y comenzando a tomar forma.

"El programa Chicos de la Calle, impulsado por los salesianos,
comenzó hace aproximadamente 13 años", aclaró Hernando, en una
conversación mantenida con HOY.

"Es un programa por el que han pasado una cantidad de niños y
en este momento están cubiertos, en sus tres etapas (el
Sótano, la Caleta y San Patricio), aproximadamente 240 niños
que eran de la calle", contó.

Pero no todos los niños se quedan en el programa, hay un 20
por ciento aproximadamente, que son reiterados en sus hogares
en cualquiera de estas tres etapas. "Normalmente desde la
primera etapa se intenta que el muchacho vuelva a su casa si
hay condiciones de reinserción", explicó Hernando.

En la primera etapa, (el Sótano), el muchacho tiene el primer
acercamiento al programa. "Aquí no tiene muchas obligaciones,
lo único que se le exige es que no consuma droga y que no
maneje armas", comentó el coordinador.

El niño no tiene muchos compromisos y recibe alimentación,
posada, atención médica y servicio social. "Pero todo esto es
muy incipiente todavía. El sitio es sumamente pobre, poco
adecuado para esa labor".

De ese grupo de niños se selecciona, normalmente cada mes o
dos meses", un grupo de 10 a 15 niños que pasan a la segunda
etapa, que se desarrolla en la Caleta.

"Este es un sitio más presentable, donde el niño ya adquiere
algunos compromisos, como es permanecer todas las noches ahí.
tienen un lugar más digno, la alimentación completa, servicio
médico y una escuela primaria, practican deportes y hay un
control más personalizado", dijo Hernando.

En esta etapa, los niños trabajan desde las siete de la mañana
hasta las doce del día. El trabajo más común es el de
lustrabotas, además es el preferido por los niños por ser
bastante productivo y prestarse a sus capacidades.

"No es fácil sacarlos de este trabajo porque, además, hay más
callejeo, más aproximación con lo que ha sido siempre su vida,
pero no es lo más aceptable desde el punto de vista de su
dignidad pues están en el suelo, en contacto con el mugre todo
el tiempo y frente a personas que debieran lustrar sus
zapatos", enfatizó.

"La idea es que cada vez adquieran actividades laborales más
productivas y más dignas", explicó Hernando.

Y por fin, la tercera etapa es San Patricio (en Cumbayá), un
edificio muy bien construido, pero quizá sin una arquitectura
apropiada para este tipo de actividades. "Es una arquitectura
más bien para un convento que para un hogar de niños", comentó
bromeando.

Allí el niño ya permanece todo el tiempo dentro de la
institución. "Ya no va a la calle, pero sigue trabajando. Hay
talleres de mecánica, carpintería, electricidad, etc.", contó
Hernando.

"La idea es que el muchacho termine su educación y aprenda una
profesión que le sirva posteriormente".

Como se ve, es un programa completo, a pesar de las falencias.
Al contrario de lo que se pudiera pensar, el paso por las
diferentes etapas no depende de la edad de los muchachos.

"La edad es muy variable, más bien depende de la aceptación
del niño, de su interés por ir saliendo de la calle", contó el
coordinador del proyecto. Esta etapa busca una información más
integral de los chicos. "Allí hay un compromiso mayor, más
disciplina, más formación y el muchacho sale de allí
aprendiendo a trabajar".

Atraerlos de la calle

Lo más complicado, piensa una, debe ser la forma de atraer a
los albergues a muchachos que están acostumbrados a la vida de
la calle, a pesar de todas las carencias y problemas que
presenta este mundo.

"Hay un plan de abordamiento, hay educadores que trabajan
permanentemente en la calle y conocen perfectamente a toda la
gente de la calle. Hay una relación muy directa, los niños
confían en ellos", contó Hernando Rojas.

Este es un trabajo que se viene realizando desde hace tiempo,
y el cual se sumará el nuevo proyecto. "Son varias las
instituciones que trabajan con los niños, aparte de los
salesianos. Están el PMT (Programa del Muchacho Trabajador),
el INNFA, entre otros", manifestó.

Sin embargo, el problema no ha sido eliminado y los niños
siguen en las calles. Y si no se resuelve el problema de una
manera radical, se puede llegar a hechos como los que han
sucedido en Colombia, Brasil y otros países en que los niños
de la calle son asesinados, porque los "desechables" afean el
paisaje.

Hace cuatro meses

Fue así, con estos antescedentes y reflexiones, como hace
cuatro meses se inició el proyecto "De la mano con..." Nació
solo con la idea de ser un programa de TV. La propuesta es,
ahora, que no haya más niños de la calle en Quito". Y hay 12
objetivos, que constituyen "todo un proyecto social para
resolver esta problemática", explicó el coordinador.

El objetivo básico es resolver el problema antes de que se
vuelva "inmanejable" y derive en un caos de violencia y
descomposición social. Invertir esfuerzos en un programa de
prevención, que elimine el problema desde sus raíces, y evitar
posteriores políticas de represión de jóvenes convertidos en
delincuentes.

"Ecuador sin niños de la calle", es la primera campaña que
lleva a cabo el proyecto "De la mano con". Pero no es el
único, se piensa en programas ecológicos, cívicos, etc. El
programa se inició en Quito, pero sus autores son ambiciosos y
piensan extenderlo a todo el país, y luego ¿por qué no a
varios países de América. (10B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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