Guayaquil. 30 nov 97. En su carrera, María Isabel Crespo de
Lebed ha tenido que reportar acontecimientos históricos para
el país como la reinstauración de la democracia, la muerte del
ex presidente Jaime Roldós y el secuestro de León
Febres-Cordero en Taura. Lo ha vivido todo de cerca e
intensamente, pero una condición la separa de mucha gente de
noticias, ella lo ha tomado con calma.

Esta entereza la ha llevado a consolidar una de las
trayectorias más prósperas dentro del periodismo televisivo
del país. María Isabel es conocida no solo por su labor
periodística, sino también por su interés en la meditación y
la autorrealización espiritual. Hoy ha llegado a un punto en
su vida en que puede sentirse satisfecha por lo que ha
logrado, personal y profesionalmente.

Hace tres años y medio decidió hacer un alto en la actividad
periodística. "Había trabajado sin parar durante casi catorce
años, y en noticias, que es una actividad particularmente
estresante, muy intensa, que me gusta muchísimo pero también
agobia. Llegó un momento en que decidí detenerme y pensar en
otras alternativas, Dios quiso que una de ellas sea la
maternidad".

Su hijo Nicolás, de 2 años, fruto de su matrimonio con Danny
Lebed, la mantuvo ocupada mientras estuvo fuera de la
pantalla, María Isabel no puede evitar sonreír cada vez que lo
menciona. "Pienso que he ayudado a crecer a un niño lindo,
especial, maravilloso. Al comienzo no tuve tiempo de extrañar
nada de los asuntos profesionales, pero llega un momento
también en que uno se organiza y puede crecer más como
persona".

Hace poco se reintegró al equipo de noticias de Ecuavisa, el
canal donde se inició. Asegura que ha encontrado sorpresas
satisfactorias, en el plano profesional y humano. "Hemos
pasado de la edad de piedra en televisión a una era
tecnológica realmente sorprendente, en la que todo apunta a lo
digital. La televisión como medio de comunicación está lista
para desempeñar esa misión social que también le corresponde,
sin dejar de pensar que toda empresa televisiva es al mismo
tiempo un negocio".

Ella puede dar una justa apreciación crítica en ese sentido,
después de todo, ha pasado la mayor parte de su vida inmersa
en el noticiario. "Yo comencé a los 18 años, ahora tengo 37,
el otro día me asusté pensando todo el tiempo que tengo en
televisión", comentó sonriente.

Sus inicios

Ingresó a Televistazo del mediodía como reportera y
presentadora en el año 80, luego de una prueba que hiciera por
sugerencia de la doctora Nila Velázquez, entonces gerente de
Producción de Ecuavisa. María Isabel cursaba el segundo nivel
de comunicación social en la universidad de Guayaquil. "Tenía
vocación, siempre me gustó el periodismo, pero me imaginé
trabajando en prensa, no en televisión. Cuando entré era la
mascota del equipo, estaban: Alberto Borges, Alfonso Espinoza
de los Monteros, Gloria de Carbo, en fin, tuve que lanzarme".

En su profesión ha pasado por momentos críticos y recuerda
mucho un evento que marcó su experiencia periodística. "Yo
recién había ingresado al canal cuando murió el presidente
Roldós. Fue un domingo a las 15h00, no descansamos ni de día
ni de noche durante 72 horas. Fue algo duro y triste para
todos".
Cuencana de nacimiento, María Isabel llegó a Guayaquil con su
familia a los 10 años de edad. Dice no ser amante de las
fiestas ni de las reuniones sociales. "Yo tengo una vida super
sencilla, me molesta mucho el humo y el bullicio de una
discoteca, prefiero pasar un día tranquilo en la playa".

Otra vez al mando

"Realmente siento que de alguna forma, he vuelto a mi casa",
dice María Isabel, quien como Jefe de Redacción es responsable
de la correcta utilización del idioma y del lenguaje
televisivo. Además debe realzar los reportajes con comentarios
o enfoques críticos y supervisar la selección de temas para el
horario del mediodía.

Su primer objetivo es el de "humanizar" el informativo y
transmitir una imagen más natural y asequible para el público.
"Estamos dándoles una dosis de humanización a los noticiarios
que generalmente se catalogan como fríos e indiferentes.
Cuando en realidad están llamados a tocar los temas que
afectan la vida de las personas".

La seguridad con que da las noticias, y la confianza que
inspira a los miles de espectadores, no son elementos que se
encuentran en el común de los presentadores. Si hay algo que
hace exitoso a un medio informativo es que transmita
credibilidad, y en un noticiario de televisión, esto puede
depender del conductor. "Si es que transmito credibilidad,
tiene que ser el resultado de una trayectoria en la que he
tratado de mostrarme tal cual soy, no he incursionado nunca en
política ni lo haré, nunca he hecho un comercial publicitario,
nunca he aceptado regalos ni invitaciones pagadas. Yo diría
que me he sujetado siempre a un código de ética muy personal y
eso me ha dado buenos resultados".

Un informativo presenta, diariamente, un gran número de
noticias con corte negativo. María Isabel admite que le
afectan en cierto grado, pero también que ha aprendido a
mantener la distancia necesaria para tratar cada tema con
objetividad y no con pasión. "Hoy mismo han matado a turistas
inocentes en Egipto, y eso no deja de dolerle a cualquier ser
humano que tenga una carga de sensibilidad y conciencia. Pero
así como un médico, tenemos que tratar al enfermo sin
involucrarnos sicológicamente o mentalmente, pero sí
humanitariamente".

No a la violencia

Sin embargo, son precisamente las noticias violentas y
sangrientas las que, utilizadas con un grado de
sensacionalismo, ganan audiencia y ante lo cual María Isabel
tiene una opinión clara y tajante. "El periodismo
sensacionalista me molesta mucho y trato de no verlo, leerlo o
escucharlo. Me parece que es nocivo para la salud mental, y
que es una irresponsabilidad social de los medios promover ese
tipo de tratamiento a la información. El comunicador social
tiene una misión más elevada que cumplir, y quien no lo esté
haciendo así se convierte en un mercader de la noticia".

Comenta que su deseo sería crear un código de normas que
regulen las imágenes que cada noticiario presenta, evitando
así que la violencia sea sinónimo de violencia. "Si por
respeto, no se pasó la imagen del cadáver de la princesa
Diana, ¿por qué seguimos pasando escenas de otras víctimas de
muchísimas tragedias?, ¿cuál es la diferencia? Me parece una
decisión hipócrita".

María Isabel asegura que muchos de sus deseos se han cumplido,
como el haber viajado a ciudades en las que no estaría
interesado cualquier turista. "Conozco países como Japón,
Tailandia, Egipto, e Israel. Son experiencias increíbles
porque ese otro lado del mundo tiene más presente la parte
espiritual. Es admirable ver cómo países que se han levantado
después de la II Guerra Mundial, hoy son potencias. Estos son
modelos para imitar".

Alma de educadora

Aunque es una persona muy espiritual, tiene los pies bien
puestos sobre la tierra. No se aleja del mundanal ruido, por
el contrario, lo ve como su herramienta de aprendizaje.
Inmersa en un trabajo en el que la tensión es constante,
perder la calma es casi imposible de evitar. "Uno puede
eventualmente perder el control o la armonía. Pero tiene que
intentar autodominar las pasiones negativas".

Al pedirle que vea su carrera en retrospectiva y analice qué
le falta, ella responde riendo: "Todo lo que me falta es
tiempo'. María Isabel piensa que de no haber incursionado en
el periodismo, le habría gustado ser educadora.

"Me gusta muchísimo la enseñanza, pienso que a través de la
educación es también como el país puede salir adelante. Tengo
alma de profesora" (ríe).

Al preguntarle cómo se proyecta de aquí a 20 años más, ella
aplica su filosofía de vida que le ha dado muy buen resultado:
vivir un día a la vez. "Me parece un desgaste proyectarse
tanto, uno nunca sabe lo que va a pasar. Yo me trazo metas más
a corto plazo y por el momento estoy concentrada en lo que
estoy haciendo en este instante. Lo que sé es que el mundo va
tan rápido que uno nunca deja de aprender. Mi proyecto
personal es seguir aprendiendo en el campo del periodismo y
también desarrollarme más como persona. Tratando de llevar una
vida normal y equilibrada".


Su paz espiritual mediante el yoga

La imagen casi cinematográfica que la gente tiene de un
periodista, siempre a la caza de la noticia, estresado,
fumando y bebiendo demasiado café, parece casi imposible de
evitar en la práctica. María Isabel lo ha logrado "haciendo
todo con una visión de espiritualidad".

Se siente halagada de que la gente la identifique no solo por
su trabajo, sino por el interés que siempre ha mostrado por el
lado metafísico de las cosas. "Todo lo que uno hace solamente
refleja la condición espiritual de una persona,
independientemente del oficio, profesión o actividad humana a
la que se dedique en esta vida". Es por esto que al pedirle
que se defina, no usa un título, ni una profesión. "Soy como
todos, un espíritu en aprendizaje. Si uno se define primero
como un espíritu, como una persona que es esencia misma de
Dios, ahí es donde se vivifica al hombre y donde cobra sentido
la existencia humana".

Lo que la ha llevado a alcanzar la templanza que irradia y que
ella define como "paz interior", es la práctica constante del
yoga, a la cual dedica una hora y media al día. "El yoga es
una ciencia que configura un sistema de vida integral, desde
cómo alimentarse y cómo respirar a cómo concentrarse y
resolver mejor todas las actividades, finalmente a cómo
entablar una relación más personal con Dios, por medio de la
meditación".

Fue precisamente cuando aprendía yoga que conoció a su esposo,
Danny Lebed, con quien lleva catorce años de casada. Contrario
a lo que muchos pensarían, no fue el estrés del trabajo lo que
la llevó a encontrar este sistema de meditación oriental.
"Cuando yo llegué al canal ya estaba enamorada de mi actual
esposo, y ya hacía yoga, las dos cosas se complementaron con
mi carrera periodística. El Yoga me interesó desde joven, me
parecía que llenaba un vacío espiritual que la religión
tradicional no me lo había dado".

Para María Isabel el yoga ha sido de gran beneficio para la
estabilidad de su matrimonio. "Yo diría que cuando uno tiene a
Dios como eje de la vida, tanto el esposo como la esposa son
dos ruedas que van a los extremos del tren y nos permite ir en
la misma dirección". (Texto tomado de El Universo)
EXPLORED
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