Quito. 19.09.93. En los últimos tres años nueve cines han
cerrado sus puertas en Quito. El Rex, Puerta del Sol, México,
Alameda, Gemelos, América, San Gabriel y Fenix ya no existen,
y el cine Capitol, Politécnico y República funcionan a medias.

Los negocios que todavía quedan no han corrido mejor suerte,
porque entre 1980 y 1992 el ingreso de público al cine se ha
reducido en un 57%. Hoy existen, entonces, 3 millones 174 mil
696 personas menos en las butacas de las salas de cine; y eso,
a pesar de que, a diferencia de años anteriores, las películas
extranjeras del año llegan mas rápido al país. Sobre este
problema, consultamos a José Vicente Mantilla, presidente de
la Asociación de Exhibidores de Cine, que nos habla de la
crisis por la que está atravesando el negocio de los cines,
sus causas y posibles soluciones.

¿ Cuál es el panorama actual del negocio de los cines?

El negocio hasta unos tres años era bueno. Si hablamos de los
años 70 era muy buen negocio, y si hablamos de los años 50 ó
60 era la gallina de los huevos de oro. Ahora el cine no solo
está en crisis. Al paso que va se cerrará. eso es lo que yo
auguro a futuro en la ciudad de Quito.

¿ Cuáles son las causas que han llevado a esta crisis?

En primer lugar el marco jurídico, y luego la aparición de
sistemas alternativos de distracción, como el video y la
televisión.

Sobre el primer punto puedo decir que el problema del cine se
debe ante todo a la falta de una ley que regule los
espectáculos a nivel nacional. Hoy lo que existen son
diferentes ordenanzas en cada uno de los diferentes consejos
cantonales del país. Esto quiere decir que cada espectáculo
está ordenado por 144 leyes. Lo que es permitido en Quito, por
ejemplo, puedo estar prohibido en Sangolquí o en San Rafael.
Aquí empieza el problema.

- Sin embargo existe una ordenanza común

Si, los cines por estar dentro del sistema legal tienen una
ordenanza que establece control de precios y control de
censura. esta es la ley que tiene maniatados a los cines:
nosotros no podemos cobrar más de 1.800 sucres por entrada.

De este precio debemos pagar el 30% al Municipio, y de lo que
nos queda el 50% es para el dueño de la película. Además,
debemos someternos a una censura (en cuanto a la calidad y
moral) que es totalmente subjetiva, y que no se la aplica a
los 544 video clubes que existen en Quito, ni tampoco a la
televisión. Nuestro problema, entonces, es que estamos
sometidos a una competencia desleal.

-¿Cuál es la responsabilidad que tienen los empresarios en
esta crisis?

Si tenemos responsabilidad. Pudimos haber mejorado
paulatinamente el material cinematográfico, así hubiéramos
educado al público para que vea mejor cine. Debimos haber sido
conscientes de que poniendo cine de mala calidad a la larga
nos hacíamos daño a nosotros mismos. Hemos sido miopes, no
hemos visto a futuro.

Sin embargo, esta es una responsabilidad parcial, porque
aunque hemos querido traer buenas películas hemos tenido el
freno de los precios que debemos cobrar. Además, ¿sabe usted
que las películas buenas son mucho más baratas que las malas?
Una película de la India María tiene mucho más valor comercial
que una buena película europea, pero mucho más, estoy hablando
de una proporción de dos mil a 25 mil dólares. Esa es la
diferencia.

Por este lado nuestra responsabilidad no es total. El problema
está dentro de todo, es un círculo vicioso: no tenemos un
precio accesible que nos cubra los costos; no podemos mejorar
la calidad física de los cines ni de las películas; bajamos la
calidad del material que traemos y por tanto ahuyentamos al
público o lo acostumbramos a ver un tipo de cien. Hoy ya no
podemos traer las otras películas, las buenas, porque no hay
un mercado.

La crisis parte, entonces, de la ordenanza que establece un
control de precios. Nos fuerzan a que mejoremos el cine, pero
los equipos cuestan sobre los 100.000 dólares. Con eso no hay
como mejorar. Mas bien estamos haciendo milagros para mantener
algunos cines funcionando.

- Entonces, ¿cómo combinar la calidad del cine y las ganancias
del negocio?

La solución está primero en cambiar la ley para que se creen
sistemas de educación de imagen, porque de nada sirve que se
controle el cine si es que en horarios familiares se pasa
películas que deforman a la gente. ¿De qué sirve un sistema
cultural, de que sirve la censura si es que por televisión se
pasa de todo?

Otra de las alternativas es crear leyes fomentadoras y no
punitivas. Por ejemplo, desde hace poco tiempo se ha logrado
que las buenas películas cuesten 3.000 sucres. esto funciona
porque el público está dispuesto a pagar mucho más, siempre y
cuando le den una buena película, en una buena sala de cine y
rápido.

Lo que se tiene que hacer, entonces, es abrir el mercado. Que
haya libertad de precios y libre oferta y demanda. Ahí
comenzará a haber competencia, los cines mejoran la calidad y
las películas llegan más rápido.

¿ No crearía esto una anarquía? ¿Cómo se lograría controlar
las películas que se exhiben?

Primero se debería crear una ley única para todo el país.
Luego, para controlar las películas que se exhiben se debería
eliminar la censura e implantar la autocensura. Para que esto
funcione sin que exista anarquía, un organismo (formado por un
miembro del Municipio, uno de los medios de comunicación...)
supervisaría la autoregulación que harían los empresarios. Así
no estaríamos sometidos a la censura, subjetiva, de una
persona; ni a las leyes que fomentan la competencia desleal
frente a los videos y la televisión que no tienen control de
ningún tipo. (7C)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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