Quito. 29 mar 97. No habían pasado dos meses desde que el
fotógrafo argentino José Luis Cabezas apareció muerto en el
balneario bonaerense de Pinamar cuando, la semana pasada,
otros dos periodistas fueron asesinados en Colombia: el
reportero gráfico Freddy Elles -que trabajaba para varios
periódicos colombianos- fue asesinado en la madrugada del 18
de marzo en Cartagena y, dos días más tarde, Gerardo Bedoya,
director de las páginas de opinión del diario "El País", de
Cali, era abaleado por un sicario.

Los tres casos presentan las características de
"ajusticiamientos" y, al parecer, pretenden enviar a otros
periodistas el mensaje, claro y conciso, de que guarden
silencio.

No se trata de hechos inusuales. Según estadísticas de la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), durante los últimos
ocho años, en el continente se han registrado un total de 171
crímenes contra periodistas, la mayor parte de ellos sin
resolver. Tan solo durante los últimos seis meses, cinco
periodistas fueron asesinados en Colombia, uno en Guatemala y
uno en Argentina.

La muerte de Elles se produjo precisamente cuando la SIP
culminaba su reunión de medio año en Panamá, un encuentro en
el que el tema de los crímenes contra periodistas se había
convertido en uno de los más destacados durante las
deliberaciones. "Estas muertes dejan en claro el hecho de que
muchos países no están en capacidad de garantizar la libertad
de prensa y de expresión", recalcó el organismo en su informe
sobre libertad de prensa.

Un caso particularmente difícil es el de Colombia, donde
durante los últimos años fueron asesinados 67 de los 171
periodistas que contabiliza la SIP. En un clima de violencia
atizado por narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares de
derecha, los dirigentes gremiales llaman a los periodistas a
"no bajar los brazos" y "no dejarse amedrentar por quienes
tratan de que el periodismo se llame a silencio".

De paso, les aconsejan también ser más celosos con su
seguridad personal. Pero, para frenar los asesinatos no bastan
los consejos, como no bastó el ofrecimiento de la Fiscalía de
Colombia -que en enero pasado se comprometió a destinar
fiscales especiales para la investigación de crímenes contra
periodistas- para evitar los dos últimos asesinatos.

Es que, según la SIP, "en la mayoría de los casos de
periodistas asesinados en las Américas, las fuerzas policiales
y los sistemas de justicia siguen siendo incapaces de
investigar los crímenes y de llevar a la justicia a los
responsables". Amenazas y sobornos a magistrados, asesinato de
jueces e investigadores, negligencia e impericia judicial
suelen cruzarse en el camino de quienes buscan esclarecer los
casos.

DENUNCIAS

- Hace dos años, la SIP inició el proyecto "Crímenes sin
castigo contra periodistas", por el cual investigó asesinatos
cometidos en Colombia, Guatemala y México. El proyecto, que
cuenta con el apoyo financiero de la Fundación John S. y James
L. Knight, busca impulsar a los gobiernos de América a
esclarecer los crímenes contra periodistas.

- Como resultado del proyecto, en febrero pasado, la SIP
presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) denuncias formales sobre los casos de Guillermo Cano
Isaza, periodista asesinado en 1986, y del periodista
guatemalteco Jorge Carpio, abatido en 1993. Otros cuatro casos
están por ser presentados.

-"Es indignante ver cómo se apilan los crímenes contra
periodistas mientras sus responsables permanecen inaccesibles
a la justicia", dijo entonces Luis Gabriel Cano, presidente de
la SIP y hermano de una de las víctimas.

-Guillermo Cano, director de "El Espectador", fue asesinado
por dos sicarios el 17 de diciembre de 1986, en el centro de
Bogotá, cuando conducía su automóvil a la salida del diario.

- Jorge Carpio, director de "El Gráfico", de ciudad de
Guatemala, fue baleado el 3 de julio de 1991, en una emboscada
perpetrada por más de 30 hombres encapuchados, en un camino
del interior del país.

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS

JOSE LUIS CABEZAS

El reportero gráfico del semanario "Noticias" fue ejecutado el
sábado 25 de enero de madrugada, en Pinamar, balneario de moda
entre políticos, empresarios, sindicalistas y actores. Su
cuerpo, esposado, fue quemado dentro de su automóvil. Tenía,
además, un orificio de bala en la cabeza.

Pese a la presión que ha ejercido la prensa argentina, el
crimen aún no se esclarece. Entre los sospechosos está la
propia Policía, a la que se acusa de haber actuado con inusual
tardanza en este caso. Se sospecha también del empresario
telepostal Alfredo Yabrán, a quien el ex ministro de Economía,
Domingo Cavallo, denunció como uno de los jefes "de las mafias
enquistadas en el poder". Cabezas había logrado el año pasado
una fotografía del enigmático millonario, cuyo rostro
verdadero y actual no se conocía. "Sacarme una foto es como
pegarme un tiro en la frente", habría dicho entonces Yabrán,
según la revista "Noticias".

Hace un mes, cinco sospechosos fueron capturados como
presuntos autores del crimen, pero lo que todos se preguntan
en Argentina es quién fue el autor intelectual del asesinato y
cuáles fueron sus móviles.

GERARDO BEDOYA BORRERO

El director de las páginas de opinión de "El País", de Cali,
fue baleado el 20 de marzo pasado, a las 20h05, por un sicario
que le disparó cinco veces a quemarropa, cuando salía de un
conjunto habitacional de su ciudad.

El director de la Policía colombiana, general Rosso José
Serrano, atribuyó su asesinato a las mafias de la droga. Es
que Gerardo Bedoya (55 años) era un severo crítico de las
actividades delictivas de los capos de la droga y, en los días
que precedieron a su muerte, se había pronunciado abiertamente
en favor de la ley de extradición para narcotraficantes, una
posibilidad que actualmente estudia el Gobierno de Colombia.
(DIARIO HOY) (P. 10-A)
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