TEMAS PENDIENTES

Ciudad del Vaticano. 31.03.93. El Vaticano reconoció finalmente
lo propugnado por Galileo Galilei en cuanto a la ubicación de la
Tierra en el Universo, aunque con 359 años de retraso, pero si
bien la Iglesia Católica se dedica a reparar las brechas con la
ciencia aún quedan pendientes diversas cuestiones, como el
control de la natalidad.

Desde que en octubre se rehabilitó formalmente al astrónomo
italiano, a quien la Inquisición condenó en 1633 por afirmar que
el Sol era el centro del Universo, hasta el uso de la palabra
'estima' por parte del papa Juan Pablo II en enero refiriéndose
a la tarea de los siquiatras, el Vaticano parece dedicado estos
días a reconciliar a la religión con la ciencia, en aquellos
casos que resulte posible.

El papa tiene gran respeto por las ciencias. En tal sentido, ha
designado a 12 de 25 ganadores del Premio Nobel a la Academia
Pontificia de Ciencias, y el Vaticano invita periódicamente a
expertos a brindar conferencias sobre temas como ingeniería
genética, ecología o guerra nuclear.

Pero también advierte sobre aquellos descubrimientos científicos
que están en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia sobre
moralidad, como cuestiones relativas a la sexualidad y a la
ingeniería genética.

'El mal uso de la ciencia es lo que tenemos que temer, y
consideramos a la contracepción como uno de los más terribles
(abusos) de la ciencia de este siglo', dijo un funcionario del
Vaticano, consultado sobre la intensa promoción por parte de la
Iglesia sobre la 'planificación familiar natural', para
contrarrestar el uso de medios para el control de la natalidad.

Si bien rechaza la píldora contraceptiva y los medios mecánicos
para evitar embarazos, como los condones, el Vaticano cuenta con
la ciencia que hay detrás de la Planificación Familiar Natural
(PFN) para persuadir a los católicos de que utilicen la versión
más actualizada de la abstinencia sexual.

En amplios círculos se espera que la prohibición al control de la
natalidad, establecida por el papa Pablo VI en 1968, será
consolidada este año en una aguardada encíclica de Juan Pablo II
sobre moralidad.

Una reformulación más firme de tal prohibición podría ahuyentar
aún más a numerosos católicos, ya perturbados por las enseñanzas
de la Iglesia sobre sexualidad, incluyendo la prohibición del
aborto.

El aludido funcionario vaticano requirió mantener el anonimato
debido a una diferencia diplomática con Holanda por el tema de la
eutanasia, otra cuestión que figura a horcajadas de la ética y la
ciencia.

En diciembre pasado el Vaticano invitó a 45 ginecólogos y otros
expertos en medicina para tratar de establecer un orden en los
descubrimientos sobre fertilidad. La PFN incluye renunciar a la
actividad sexual durante los días en que una mujer tiene mayores
probabilidades de concebir.

'Es importante publicitar el hecho de que los métodos que la
Iglesia halla morales y aceptables están recibiendo hoy el apoyo
de nuevos fundamentos científicos', dijo el papa durante la
aludida conferencia.

Para el Vaticano la 'planificación familiar natural' no es el
control de la natalidad, sino una forma de 'postergar' tener
hijos.

En Estados Unidos, una encuesta de la compañía Gallup halló en
1992 que un 87 por ciento de los católicos norteamericanos no
prestan atención a las enseñanzas de la Iglesia sobre control de
natalidad.

Para muchos católicos norteamericanos 'en alguna forma la
Iglesia institucional se ha vuelto irrelevante para la formación
de la conciencia sexual y moral', expresó Frances Kissling, que
encabeza la organización Católicos para una Selección Libre.

Esta es una época de 'enormes cambios en cuanto a la ciencia...
y esencialmente la Iglesia se ha visto fuera del cuadro', dijo
Kissling en una entrevista desde Washington.

Mientras dignatarios eclesiásticos rechazan con vehemencia la
idea de que usen a la ciencia cuando les resulta conveniente, el
Vaticano pasa por alto otros frutos de la investigación
científica, como la píldora anticonceptiva.

Por ejemplo, folletos distribuidos por el Consejo Pontificio para
la Familia advierten que los que usan la píldora durante largo
tiempo pueden quedar estériles, algo que ginecólogos dicen que es
exagerado, y que se omite mencionar beneficios, como los vínculos
con menores riesgos de sufrir ciertos tipos de cáncer.

Para los católicos y otros que se preguntan si la Iglesia ha de
cambiar de parecer sobre la cuestión de anticonceptivos, como lo
hizo con Galileo, autoridades en el Vaticano no ofrecen ningún
aliento.

'Se verán decepcionados', dijo Lucienne Salle, una integrante
del Consejo del Vaticano para el Laicismo. Aludiendo al aborto y
el control de natalidad, agregó que 'están esperando que la
Iglesia cambie de posición y acepte su error'.

La controversia sobre Galileo 'fue un punto astronómico... No
era una profunda cuestión ética', dijo el funcionario vaticano
que pidió no ser identificado.

Hay otros que consideran que el dilema ético llevará
eventualmente al Vaticano a cambiar de actitud sobre los
anticoncepción.

'La población mundial está aumentando tan rápidamente que todo
va a desaparecer, incluso la Iglesia', dijo Christian Anfinsen,
ganador de un Premio Nobel y miembro de la Academia Pontificia de
Ciencias que trabaja en la Universidad Johns Hopkins, en Estados
Unidos.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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