INSTANTANEA DE UNA MUESTRA FOTROGRAFICA
Quito. 02. 09. 90. Un observador agudo señaló en la
inauguración de Expofoto -Art Forum de Libri Mundi- que la
muestra permitía concluir que los fotógrafos ecuatorianos
hacían una lectura más profunda de nuestra realidad, que los
pintores contemporáneos.
Estemos o no de acuerdo con esa tesis, la frase resume lo que
es Expofoto: un breve diagnóstico del estado actual de la
fotografía ecuatoriana, de sus preocupaciones mayores, de su
aproximación a nuestra sociedad, de su desarrollo técnico y
temático.
Este el primer mérito de la muestra: a los cuatro años, luego
del Encuentro de Fotografía de 1986, nos aproximamos a una
visión de conjunto.
Allí están expresados los más variados estilos y las
preocupaciones dominantes: desde el simple retrato de corte
tradicional, hasta la fotografía industrial.
En cuanto a las tendencias expuestas, podemos subrayar
algunas: en las imágenes de color, ciertos trabajos,
particularmente los de Enrique Grosse; una imagen del Antisana
realizada por Jorge Anhalser, una de las fotografías
presentadas por Pablo Corral, permiten avisorar la superación
del paisajismo. La conversión de aquella conjunción de paisaje
y luz en una nueva propuesta plástica, abstractos insinuados
más allá de la naturaleza tomada de modo fragmentario,
creaciones personales, imaginativas. Si bien puede señalarse
en más de un trabajo, algunas dificultades para alcanzar
óptimos revelados en color.
En blanco y negro, las propuestas de la exposición son
enormemente variadas. Puede destacarse el reportaje gráfico de
Carlos Mantilla -reportaje gráfico que aparece también en el
color con las imágenes captadas por Pablo Cuvi. Los intentos
por recuperar elementos estéticos puros, ya sea a través del
paisaje en Maruska Bonilla o de la foto de modelos en las
brillantes imágenes de Eduardo Quintana y los desnudos de
Diego Ledesma. En cuanto a estos últimos, merece subrayarse el
intento por hacer nuevas -aunque un poco tímidas propuestas
dentro de la fotografía ecuatoriana. Por otro lado, puede
subrayarse en la fotografía de Roberto Rubiano la existencia
palpitante de un relato fragmentado, de un relato recogido en
el papel, narrado a través de los elementos y la composición;
igualmente, el drama que se resume en las fotografías de Lucía
Chiriboga y Sara Roitman; en el primer caso, en el marco de
superar la visión miserabilista de la realidad rural, para
rescatar el lenguaje del rito a través del ritmo y la
composición. Finalmente, dentro de la fotografía publicitaria,
cómo no destacar esa articulación de objeto publicitario y
composición surrealista presente en Jaime Guerra, las armonías
creadas por Kira Tolkmitt y las grandes perspectivas urbanas
captadas con profundidad por Marcela García.
Lo positivo:
1. Presentar un diagnóstico de la fotografía ecuatoriana.
2. Constituirse muy posiblemente en un dinamizador de las
muestras fotográficas entre nosotros, pues a partir de ésta,
vuelve a animarse este tipo de encuentros.
3. Haber convertido la muestra en un espacio de debate y de
información a través de un programa completo de conferencias
y discusiones sobre fotografía.
Entre las limitaciones, parece la mayor la que se revela en
la presentación de la muestra: muy elemental, sin mucho
cuidado.
Pero Expofoto motiva también a plantear algunos
interrogantes:
1.¿Puede exigírsele a la fotografía ecuatoriana una identidad,
en medio de la diversidad, así como puede hablarse de una
fotografía mexicana o norteamericana?
Todavía no hay una propuesta plenamente original y propia. Se
está superando un tipo de fotografía rural, pero no existe
claridad en cuanto a una fotografía urbana. El paisaje sigue
siendo un elemento poderoso: se explica por la riqueza de
nuestro paísaje y las particularidades de la luz, de la luz
que es tan fundamental en fotografía. Se está tanteando el
terreno, en un país en el que la fotografía artística se dio
con natural retraso.
2. Evidentemente que hay ausencias: la más clara, Hugo
Cifuentes, verdadero maestro de la fotografía ecuatoriana.
3. Todavía existe un desentendimiento entre el esfuerzo y los
costos de producción fotográfica y su apreciación y
valorización entre el público. Se considera todavía a la
fotografía como una expresión menor, como un elemento
informativo complementario.
4. A nivel de la propuesta: falta experimentación, falta
búsqueda, falta audacia. La fotografía es la feliz conjunción
de varios elementos en un solo instante que no se volverá a
repetir jamás. Pero a pesar de ello, existe un gran campo de
acción del fotógrafo, que tiene mucho que decir en el modo de
preparar esa conjunción, de intervenir imaginativamente en
ella, incluso de provocarla, trastocarla, inventarla. Desde
ese punto de vista es muy destacado el trabajo de Ramiro
Jarrín, que propone tres desoladoras imágenes de la
descomposición de una sociedad urbana, utilizando para el
efecto la pintura y los colorantes de otro arte, de la
plástica, sobre la foto en negro. Una reinterpretación de una
vieja práctica de colorear las fotos antes de que existiera la
fotografía en color.
En fotógrafo ecuatoriano sigue tentado por el reportaje y
sigue subyugado por el paisaje. Estas son las mayores
limitaciones de la fotografía en el Ecuador. Por ellas,
parecen más difíciles los caminos de la experiementación. Como
si el necesario peso del realismo que lleva una fotografía
ligada al paisaje y al reportaje, pusieran barreras a
descubrimientos más audaces, creación de nuevas formas,
encuentro con mundos recién creados,la imaginación y el mito,
es decir, con los caminos por donde transita la fotografía
contemporánea en otras parecelas del mundo. (C-3).