Quito. 07.04.93. Durante la reunión que celebró recientemente
INECEL con las misiones del Banco Mundial y del BID, se
analizó exhuastivamente el tema. Estuvieron también presentes
el secretario de Planificación del Consejo Nacional de
Desarrollo (CONADE), Pablo Lucio Paredes, y el director del
Consejo de Modernización del Estado (CONAM), Germán
Peñaherrera.
Pero mientras los delegados internacionales se pronunciaron
porque el sector eléctrico es autofinanciable y puede ser
eficiente con esquemas de modernización administrativo,
utilización de personal y la aplicación de una buena polÃtica
del manejo del área y en la toma de decisiones, Lucio Paredes
y Peñaherrera discreparon al respecto.
Los propios trabajadores del Instituto Ecuatoriano de
Electrificación (INECEL), respaldan la posición de la banca,
aunque admiten que hacen falta algunas modificaciones para
volver al sector más ágil y eficiente, como por ejemplo un
marcaus del sector eléctrico, sus dificultades
administrativas, tarifarias,financieras y las perspectivas de
privatización en que se halla empeñado el gobierno de Sixto
Durán Ballén.
En la reunión estuvieron e insistieron en la modernización y
por tanto, la privatización de algunas de las áreas. Los
trabajadores de INECELaron banca, aunque admiten que
haceintroducir a través de una reestructuración del sector
para que sea más ágil, dinámico y eficiente.
En ese sentido, la propia banca multilateral admite que "la
ProcuradurÃa y la ContralorÃa de la República ejercen un
control sobre las compras y contrataciones de INECEL, según
criterios burocráticos que alargan enormemente los plazos de
aprobación, reduciendo la eficiencia de la gestión. La
aprobación de las compras demora meses, muchas veces por la
falta de cumplimiento de trámites administrativos que nada
aportan a la eficiencia de la gestión".
Advierte la ausencia de un órgano independiente que regule el
sector en materia de planificación, tarifas y calidad de
servicio. El directorio de INECEL es el encargado de fijar las
tarifas eléctricas de sus empresas de distribución, "donde la
decisión ha sido tomada sobre bases polÃticas, más que
económicas o financieras. La tarifa de EMELEC es establecida
por el Ministerio de EnergÃa. Los problemas derivados con el
término de la concesión de EMELEC en 1985, demuestra
claramente la falta de un órgano regulador".
La banca critica la tentitud en que actúa el directorio, el
cual transmite el análisis de las decisiones "a comités que
demoran meses en la entrega de sus recomendaciones; de esa
forma no ha estado orientado hacia sus funciones de
planificación estratégica y de guÃa o consejero hacia los
aspectos gerenciales y técnicos".
Asimismo "no ha existido coordinación entre las direcciones:
asà por ejemplo, el departamento de Planificación prepara sus
estudios con poca participación de finanzas y de tarifas".
INECEL en Quito está repartido en 18 oficinas, lo que produce
"la duplicación de personal administrativo y financiero y
demora la gestión".
Del mismo modo, las empresas de distribución no están sujetas
al control del Etado y su gestión operativa se ha deteriorado.
"El control ejercido por INECEL ha sido débil e ineficiente,
debido a que los miembros del directorio de esas empresas,
elegidos por las organizaciones regionales, los sindicatos y
municipalidades, ejercen un peso desproporcionado en la toma
de decisiones, introduciendo alguvas veces consideraciones
polÃticas".
El abastecimiento al consumidor final se centraliza en dos
grandes empresas de distribución: EMELEC, privada con un 38
por ciento del mercado nacional, y la Empresa Eléctrica Quito
con un 26 por ciento; el 36 por ciento restante está repartido
entre 13 empresas, factor que reduce la economÃa de escala y
encarece el servicio.
En cuanto a personal, la banca opina que el sector tiene una
dotación excesiva de personal. En 1991, el Ãndice de
productividad de personal, medido como la relación entre
clientes y empleados, fue de 141. Aún cuando durante la década
dicho Ãndice ha mejorado de 92 en 1980 a 141 en 1991, todavÃa
está muy por debajo de las empresas más eficientes en América
Latina (sobre 200). Otro Ãndice de productividad es el de
ventas por empleados, el que en 1991 fue de 518
megawatios-hora, también se encuentra muy por debajo de la
media para la región (906 megawatios-hora).
El sector tiene alrededor de de 10.200 empleados, de los
cuales 7.500 corresponden a las empresas de distribución. La
composición de personal de INECEL muestra una fuerte
distorsión en la relación administrativo versus personal
técnico, la cual es de 2 a uno.
El sistema administrativo de personal se regula virtualmente
por el Córdigo del Trabajo y el reglamento de escalafón y "no
permite incentivar la labor de los trabajadores del sector,
creando las bases para el retiro de empledaos altamente
calificados que buscan mejores condiciones de trabajo y de
desarrollo". Por otra parte, los programas de entrenamiento de
personal "han estado más dirigidos hacia el cumplimiento de
las necesidades técnicas que al desarrollo de la capacidad
gerencial de INECEL y de sus subsidiarias".
Otra área de deterioro -conforme lo ve el Banco Mundial- es la
pérdida de energÃa que alcanzaba al 13 por ciento en 191, lo
que representa menores ingresos estimados en 200 millones de
dólares durante la última década.
Estima que el 19 por ciento corresponde a pérdidas de nivel de
distribución. La mayorúa corresponde a pérdidas no técnicas,
resultante de consumos ilegales, deficientes mecanismos de
medición, e inadecuados métodos comerciales.
Según el Banco, pese a que INECEL obtuvo un préstamo para
financiar parcialmente un proyecto de reducción de pérdidas,
su resultado solo podrá ser efectivo si se tomaran medidas
correctivas de inmediato para evitar el aumento progresivo de
las pérdidas. "La falta de una polÃtica comercial y el
deterioro de la gestión gerencial han sido una de las causas
de las pérdidas no técnicas y de los ineficientes sistemas de
facturación y de cobranza", añade el Banco
Mundial.
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Publicado el 07/Abril/1993 | 00:00